WIKILEAKS ENTRA EN CAMPAÑA

Assange amenaza con publicar revelaciones que pueden acabar con la candidatura de Hillary Clinton a la Presidencia de EE.UU.

La del lunes a martes fue una noche de insomnio para muchos seguidores de Donald Trump. Se la pasaron en vela, colgados de Internet, viendo la rueda de prensa de Julian Assange, el fundador de WikiLeaks, en su refugio de la embajada de Ecuador en Londres. Y todo por un ‘tuit’: “El miércoles, se acabó HillaryClinton #Wikileaks”.

El autor del mensaje es Roger Stone, el hombre al que el ‘New York Times’ definió en 1999 como “el ego detrás del ego” de Donald Trump, para el que lleva trabajando como ‘lobbyista’ de sus empresas desde hace más de dos décadas. La estrategia de Stone es, “por encima de todo, atacar, atacar, atacar; nunca defender”, según escribió en 2007 el semanario conservador ‘The Weekly Standard’. Es algo de lo que ha dejado constancia en su carrera como asesor electoral de Richard Nixon, Ronald Reagan, George Bush ‘padre’ y Bob Dole. Este último le cesó por poner anuncios del candidato en revistas pornográficas y destinadas a ‘swingers’, o sea, personas que hacen intercambio de parejas. Y es que, en la sede de su oficina, en Florida, hay tres tipos de fotos: de Richard Nixon, de actrices pornográficas, y de ‘strippers’.
Así que el mensaje de Stone a sus 89,900 seguidores en Twitter tuvo impacto. Claro que nadie sabe si es cierto o si va a estar al mismo nivel del que ayer era su último ‘tuit’: un vídeo de un joven afroamericano diciendo que “soy el hijo ilegítimo de Bill Clinton”. O al de sus best-seller de ‘investigación’, en los que ha declarado que Richard Nixon fue traficante de marihuana y Jeb Bush jefe de un cártel colombiano de coca.

Pero Assange dejó a sus seguidores agotados y a la campaña de Clinton simplemente centrada en el debate de esta madrugada entre los candidatos a la vicepresidencia, el demócrata Tim Kaine y el republicano Mike Pence. Un debate que se preveía aburrido. Tan aburrido como la rueda de prensa de Assange, que irrumpió a las 3 de la madrugada -hora en la que Donald Trump puede estar despierto, pero, en tal caso, tuiteando acerca de la ex miss Universo Alicia Machado- recalcando que su propósito “no es destrozar a Hillary Clinton”. En la videoconferencia celebrada desde la embajada ecuatoriana en Londres, ante decenas de seguidores en Berlín, Assange prometió difundir “información muy relevante sobre las elecciones norteamericanas, la vigilancia masiva, las guerras de Oriente Medio y Google”. Y ahí se quedó todo.

Una pregunta comprometida

La teleconferencia de Assange coincidió con la acusación al Gobierno de EE.UU de planear “acciones legales y no legales” contra él, poniendo en boca de Hillary Clinton, a la sazón secretaria de Estado, una comprometida pregunta: “Can we dron this guy?” (¿Podemos enviarle un dron a este tipo?).

Assange tenía prevista una intervención desde el balcón de la embajada donde lleva encerrado más de cuatro años y desde ocasionalmente saluda a sus simpatizantes. El fundador de WikiLeaks decidió a última hora cancelar su aparición tras haber recibido amenazas de muerte e “información comprometedora sobre su seguridad”.

Al final decidió intervenir por videoconferencia en Berlín en plena madrugada, con una camiseta negra en la que llevaba estampada la palabra “verdad”, en conmemoración de los diez años vividos peligrosamente por WikiLeaks. Assange decidió posponer la supuesta “revelación bomba” contra Hillary y anunció a cambio un goteo de informaciones semanal hasta el 8 de noviembre.

“Ha habido muchas citas incorrectas sobre lo que he dicho”, matizó Assange, en referencia a su supuesto deseo de “destrozar” a Hillary o de “causar daño” a sus ambiciones presidenciales frente a Trump. Assange advirtió que no pretende “personalizar” la nueva cascada de filtraciones de WikiLeaks y que dejará que sean los americanos quienes juzguen por sí mismos.

Fuente:elmundo.es

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