Dato surge en la última encuesta nacional de consumo de sustancias psicoactivas en alumnos de básica y bachillerato. Médicos advierten que este tiene más repercusión a nivel de salud mental y cardiovascular del joven.
El uso del cigarrillo electrónico se ha incrementado en los últimos años en la población escolar pública y privada del país, sobre todo entre los que estudian séptimo, noveno y segundo año de bachillerato.
La Cuarta Encuesta Nacional sobre el Consumo de Sustancias Psicoactivas en Población Escolar de El Salvador 2018 arrojó que tres de cada diez estudiantes está expuesto al cigarrillo electrónico (30.1 %).
Ese porcentaje implica, según este último estudio, que 8,770 de los jóvenes encuestados confesaron haber inhalado ese tipo de cigarro.
Comparado con el consumo de cigarrillo convencional (que no muestra incremento en relación con dos años antes), el electrónico lo ha superado en un 20 por ciento en El Salvador, reflejó la investigación. “El cigarrillo electrónico está sustituyendo al tradicional y tiene más repercusiones a nivel cardiovascular, salud mental, más problemas que el convencional”, advirtió Ernesto Pleités, subdirector del Instituto Nacional de Salud (INS), participante en la encuesta.
Esa comparación no quiere decir que los cigarrillos que se venden en cualquier establecimiento son buenos, sino que también son dañinos para la salud humana y generan alta adicción, dijeron los especialistas.
Según la revista de la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos (MedlinePlus), los cigarrillos electrónicos son dispositivos que funcionan con batería para fumar. Su uso se conoce como “vapear”.
Con este dispositivo, explica la revista, “el usuario inhala desde la boquilla del dispositivo a través de un vaporizador caliente del líquido dentro del cartucho que contiene nicotina líquida, aromas y otros productos químicos”.
El artefacto surgió como una terapia para combatir la adicción a los cigarrillos convencionales pero a la larga resultó más nocivo porque contiene la misma droga y “otras sustancias químicas potencialmente dañinas que pueden causar envenenamiento por ingerir, olor y palpar la nicotina”, indica la publicación de MedlinePlus.
“Existe una relación entre el uso del cigarrillo electrónico y el consumo de cigarrillos de tabaco en adolescentes”, dice el Instituto Nacional sobre el Abuso de las Drogas (NIH).
En El Salvador ese dispositivo es conocido por los estudiantes desde 2014, pero no es hasta 2018 que su uso se incrementa, según indicaron algunos estudiantes consultados.
El aparato, que funciona a base de una pila y que se recarga de sustancia cada vez que se agota, todavía no es muy accesible entre los jóvenes por su costo y pocos son los lugares donde se comercializa.
¿Cómo lo adquieren?
El dispositivo se vende sin ninguna restricción, contrario a los cigarrillos convencionales y las bebidas embriagantes cuya venta es prohibida a menores de 18 años. Esa es también parte de la preocupación de las autoridades de Salud , Educación y antidrogas porque es un producto que no está regulado por la legislación nacional.
El cigarrillo electrónico no está disponible en cualquier tienda de la colonia u otro establecimiento, sino en lugares específicos en los centros comerciales. Su valor en El Salvador oscila entre $5 y $40. Estos son los más baratos, pues hay otros más sofisticados que valen entre $80 y $130.
Según algunos “vapeadores”, como se les conoce, el producto ha bajado de precio en la medida que se incrementó la demanda.
Algunos jóvenes consultados en la encuesta han reconocido que el cigarrillo electrónico es dañino igual que el convencional, pero aducen que es parte de la moda y su aparente sofisticación lo vuelve atractivo para ellos.
El comisionado Andrés Alexander Ramírez Medrano, director de la Comisión Nacional Antidrogas (CNA), manifestó que hay serios problemas en el sistema escolar, a lo que él considera que “hay que prestarle mucha atención y darle la importancia a la prevención porque es nuestra niñez que está en riesgo, el futuro del país”.
Ramírez Medrano explicó que los estudios de la CNA tienen como propósito mostrar la realidad del país en el campo de la droga, pues “las encuestas son herramientas e insumos necesarios para que las instituciones del ramo puedan tomar las decisiones más adecuadas”.
¿Qué hacer en este caso?
El ministro de Educación, Carlos Canjura, dijo que este es un fenómeno social donde intervienen varios factores. Agregó que el problema demanda “un esfuerzo por formar al personal en diferentes temas para construir una juventud sana, responsable y bien construida”.
“Esto pasa porque los maestros desarrollen ciertas capacidades, debemos fortalecer la capacidad directiva de los centros escolares para que directores y subdirectores tomen medidas que impidan que esto ocurra en la escuela. Urge formar maestros en estos temas”, añadió.
El Ministro también pidió a la familia a involucrarse en esta lucha. “La familia juega un papel fundamental. El consumo de sustancias psicoactivas se triplica en estudiantes que no viven con ambos padres”, afirmó Susana Zelaya, investigadora.
“A medida que los padres se involucran en el cuidado de sus hijos, los monitorean, el consumo disminuye drásticamente de un 40 por ciento a un 4 por ciento en el caso de alcohol”, expresó a modo de ejemplo la especialista Zelaya.
En esa dirección también se expresó el comisionado Ramírez Medrano al sugerir que en el control de los escolares se “necesita mayor control de los centros educativos, más involucramiento de las familias con sus hijos, porque a mayor comunicación y acercamiento con los hijos de parte de la familia, los índices de consumo de estas sustancias disminuyen notablemente según estudio realizado”.
por:edh