La agricultura, ganadería, minería y proyectos de infraestructura han tenido un impacto negativo en la selva. Tampoco ha ayudado el gobierno de Jair Bolsonaro, quien ha relajado el cumplimiento de las leyes ambientales.
La deforestación ha arrasado con el 8% de la selva amazónica en solo 18 años, según un estudio publicado el martes. La franja de tierra destruida entre el 2000 y 2018 es del tamaño de España, según un estudio realizado por la Red de Información Socioambiental Geo-referenciada del Amazonas (RAISG, por sus siglas en portugués).
«El Amazonas está más amenazado de lo que lo estaba hace ocho años”, señaló la RAISG en una declaración escrita.
El ultimo mapa de la organización monitoreando el deterioro de la selva fue publicado en el 2012.
El mapa actual, una colaboración de 10 organizaciones, muestra 513.016 kilómetros cuadrados de selva que se han perdido desde el 2000.
Según el reporte, la información más reciente muestra un giro hacia lo peor. Mientras las tasas de deforestación se redujeron entre 2003 y 2010, la tala de árboles, la agricultura, la ganadería, la minería y proyectos de infraestructura en la década pasada han afectado negativamente al Amazonas.
El presidente brasileño Jair Bolsonaro ha promovido la explotación económica de la selva del Amazonas y ha relajado el cumplimiento de las leyes ambientales.
«Sólo en 2018, 31.269 kilómetros cuadrados de selva fueron destruidas en la región amazónica, la peor deforestación anual desde 2003”, apunta el estudio de la RAISG.
La destrucción de selvas tropicales maduras es un golpe masivo a la biodiversidad y el responsable de un 8% de las emisiones de dióxido de carbono, según el Instituto de Recursos Mundiales, un grupo de investigación que supervisa el Observatorio Forestal Global.
Debido a que los bosques son masivas esponjas de dióxido de carbono, revertir su pérdida jugaría un enorme rol en el combate al cambio climático.
El estudio de la RAISG fue publicado días antes del quinto aniversario del Acuerdo de París, en que 195 países se comprometieron a adoptar medidas que limitarían la producción mundial de monóxido de carbono. En una decisión controvertida, el presidente Donald Trump, retiró a Estados Unidos del acuerdo en 2017.