Rusia ha decidido no participar más en la Corte Penal Internacional porque “no cumplió las expectativas” y “no es independiente”, según informó el Kremlin en un comunicado.
El presidente ruso, Vladímir Putin, ha firmado este miércoles una orden que pone fin a la participación de Rusia en el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional, lo que supone el abandono de este tribunal.
El Ministerio ruso de Exteriores justificó su decisión por la decepción que el funcionamiento del órgano internacional causa en el país. “La Corte Penal Internacional no cumplió con las expectativas y no pudo convertirse en un órgano de Justicia verdaderamente independiente y prestigioso”, según un comunicado del Ministerio.
El comunicado resalta la “ineficacia” y la “unilateralidad” del CPI, que en sus 14 años de funcionamiento dictó solo cuatro fallos y gastó más de 1,000 millones de dólares, llamó la atención en varias ocasiones, incluso de la Asamblea General el Consejo de Seguridad de la ONU.
En Rusia causó especial preocupación la posición del CPI respecto a los hechos acaecidos en agosto de 2008, cuando Georgia atacó Tsjinvali, capital de la república de Osetia del Sur, en un intento de anexionarla.
Rusia firmó el Estatuto de Roma en el año 2000, pero nunca lo ratificó, como sí hicieron otros 123 Estados, con las notables excepciones de Estados Unidos, China o Israel. Con su decisión de revocar su firma del documento, ningún ciudadano ruso podrá ser juzgado en La Haya por crímenes de guerra o genocidio a menos que haya una resolución al respecto del Consejo de Seguridad de la ONU, en el que Rusia tiene derecho a veto.