Su vocación lo llevó a ser el referente de la medicina en este municipio donde se granjeó la confianza de muchas generaciones
Literalmente el doctor Ricardo Adán Martínez Guzmán fue el médico del pueblo. “Anda que te revise el doctor Martínez” fue el consejo que siempre surgió espontáneo entre los residentes de Mejicanos cuando alguien caía enfermo.
Hoy por la tarde, luego de que el Colegio Médico de El Salvador (Colmedes) informara de su fallecimiento en redes sociales, muchos habitantes se conmovieron y lamentaron su partida.
El doctor Milton Brizuela, presidente del Colmedes, confirmó que Martínez permaneció ingresado en el área de COVID del Hospital San Rafael.
“El doctor fue profesor en el área de Medicina Interna del Hospital Rosales, profesor de la UES. Un gran profesor y una gran persona”, citó Brizuela.
Muchos en este populoso municipio del Área Metropolitana de San Salvador, recordarán al doctor Martínez como al profesional que en aquella antigua casa en donde funcionaba su consultorio siempre los recibió, les dio un alivio e incluso consuelo ante más de algún problema.
“Qué sentida pérdida, gran maestro y ejemplo de humildad. Un excelente médico, muy considerado con sus pacientes y buena persona”, fueron parte de los comentarios dejados por varios usuarios en Facebook.
El galeno se ganó a pulso la fama y el cariño entre la población. Y es que más de uno siempre dio fe de que sus acertados y oportunos diagnósticos le sanaron o incluso salvaron la vida, algo que también le granjeó una confianza que pasó de generación en generación, incluso trascendió el municipio.
Así la clínica del profesional siempre estaba llena por las mañanas y en ella no faltaron pacientes que venían desde municipios vecinos como Soyapango y Apopa, entre otros.
Quienes le conocieron y sobre todo sus pacientes afirman que aquel hombre de la eterna guayabera y de hablar pausado siempre se mostró humilde, nunca pretensioso, tanto que aquellos $5.00 que costaba su consulta resultaban simbólicos para estos tiempos y fueron un alivio económico para los residentes de escasos recursos.
Era tan del pueblo que, en su tiempo libre, no era extraño verle caminar y hacer las compras del día en el mercado.