El primer ministro de Reino Unido todavía es David Cameron, pero los líderes de la Unión Europea ya saben que no es con él con quien deben negociar la salida británica de la Unión Europea (UE).
Cameron, quien anunció su renuncia el viernes pasado, le está dejando todas las decisiones sobre el tema a su sucesor.
Pero cada vez se hace más difícil pronosticar la identidad del primer primer ministro del Brexit, lo que se traduce en una fuerte sensación de vacío de poder en un momento clave de la historia británica.
«Estos son tiempos que exigen principios, sentido de propósito y claridad; en otras palabras, liderazgo», advirtió el martes la ministra principal de Escocia, Nicola Sturgeon.
«El vacío que se ha desarrollado en Westminster (la sede del parlamento británico) es inaceptable«, agregó durante una intervención ante el Parlamento escocés en la ciudad de Edimburgo.
Incertidumbre y silencio
Sturgeon es la única política británica que ha salido de la situación con su credibilidad intacta y hasta fortalecida, pues ha actuado rápida y decisivamente para defender los intereses escoceses, planteando incluso la posibilidad de un segundo referendo para decidir sobre una posible independencia.
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Su mandato, sin embargo, se limita a los asuntos de una de las cuatro naciones que actualmente integran el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte.
Y las monumentales decisiones que le darán forma al país que quedará luego de la salida británica de la UE se tomarán a 666 kilómetros de la capital escocesa, en un Londres por el momento marcado por la incertidumbre y hasta el silencio.
Aunque Cameron y su número dos, el minsitro de Finanzas George Osborne, han dicho que harán todo lo que puedan por estabilizar el barco, han sido claros en que los términos del Brexit son un asunto para el próximo primer ministro.
Y el principal favorito al cargo, el exalcalde conservador de Londres Boris Johnson, se ha mantenido fundamentalmente callado y lejos de las cámaras, limitando su intervención en el debate a su tradicional columna semanal en el diario The Daily Telegraph.
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En el ínterin, a Johnson le han salido varios competidores a lo interno del Partido Conservador, lo que hace que su triunfo no esté, ni mucho menos, garantizado.
Mientras que el líder de la principal fuerza de oposición -Jeremy Corbyn, del Partido Laborista- también ha visto su continuidad amenazada con una moción de desconfianza.
A Corbyn se lo acusa de no haber hecho lo suficiente por evitar la victoria del Brexit, sobre todo en lugares como Gales, uno de los tradicionales bastiones de su partido.
Y eso ayudó a que perdiera por un amplio margen un voto de confianza de su bancada, lo que muchos han interpretado como el campanazo de salida de elecciones internas anticipadas.
Opciones inciertas
En esas y otras disputas futuras por el liderazgo -de los partidos políticos, pero también del país- el tema de la futura relación entre Reino Unido y la UE será determinante.
Y a la sensación de vacío también contribuye el hecho de que no hay certezas ni claridad sobre los términos del nuevo vínculo, y por ende de sus consecuencias, ni tampoco planes claros para ejecutar la decisión del pueblo británico.
De hecho, no falta incluso quien argumente que el referendo del 23 de junio no se debería acatar, pues el mismo no es legalmente vinculante y el Parlamento británico es soberano.
Y las razones esgrimidas son, en muchos casos, las mismas que explican por qué la elección de Boris Johnson no está garantizada: la creciente sensación de que mucha gente optó a favor de la opción «Salir» debido a promesas que resultaron falsas.
Versiones contradictorias
En su columna del Telegraph -por la que le pagan más de US$330.000 al año- Johnson prometió un sistema de visas para limitar la migración desde la UE pero dijo también que Reino Unido iba a seguir teniendo acceso al mercado único.
«El único cambio -y no se va a producir rápidamente- es que Reino Unido se va a liberar del inusual y opaco sistema legal de la UE», escribió el alcalde de Londres, quien también ha insistido en la necesidad de «pláticas informales» con Bruselas antes de iniciar las negociaciones formales.
Pero ambas ideas fueron brutalmente desestimadas por diplomáticos de la UE como «castillos en el aire».
«Aquellos que quieren dejar esta familia no pueden esperar deshacerse de todas sus responsabilidades y mantener sus privilegios«, dijo el martes la canciller alemana Angela Merkel.
«Aquellos, por ejemplo, que quieran acceso al mercado único, tienen que respetar a cambio los derechos y libertades europeas básicas», agregó la mandataria, quien recordó que esas incluyen la libertad de movimiento de personas, bienes, servicios y capitales.
Y Johnson seguramente tampoco le ayudó que su afirmación de que la libra estaba estable fuera seguida por su caída a su nivel más bajo de los últimos 31 años, (aunque luego sí se estabilizó).
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Qué tanto afectará eso sus posibilidades de ser electo líder del Partido Conservador es algo que se sabrá a más tardar el próximo 2 de septiembre.
Y si eso le bastará para convertirse en primer ministro se sabrá todavía más tarde.
Lo que significa que las decisiones más importantes en la historia reciente de Reino Unido están esperando.
Y nadie sabe quiénes serán los encargados de tomarlas y ejecutarlas.
Fuente:bbcmundo