Las posiciones de Trump han causado alarma entre los líderes de la OTAN, que dicen querer sentarse con Trump y conversarlas tan pronto como sea posible.
Estados Unidos bajo las administraciones Obama y Bush pidieron a los países de la OTAN aumentar sus contribuciones y no dejar todo lo más pesado a EE.UU.
Donald Trump, sin embargo, es el primero en sugerir que la alianza no debería defender automáticamente a sus miembros en contra de Rusia si no han pagado su membresía.
La posición ha causado alarma entre los líderes de la OTAN, que dicen querer sentarse con Trump y conversarla tan pronto como sea posible.
El presidente electo no ha dicho explícitamente que quiera que Estados Unidos abandone la más grande alianza de tiempos de paz, pero durante la campaña dijo que la alianza es “obsoleta” y más preparada para pelear guerras convencionales que para defender de las amenazas modernas del terrorismo.
En un evento político Trump dijo: “Quizás la OTAN se va a disolver y eso está bien; no es lo peor que pudiera suceder”.
Su insinuación de que Estados Unidos puede no salir en auxilio de las naciones bálticas ante las agresiones rusas son suficiente para crear dudas sobre la continuidad del compromiso estadounidense con la alianza y sobre su propia existencia.
Estados Unidos es, por mucho, el mayor contribuyente a la OTAN, aportando el 22% de su presupuesto.
En cuestión de Defensa, los miembros de la OTAN están obligados a contribuir un mínimo de 2% de sus presupuestos nacionales. Estados Unidos contribuye el 3,6% —más que cualquier otro miembro— mientras que otras naciones como Francia, Alemania e Italia caen por debajo del mínimo, contribuyendo con menos del 2%.
“Si no se van a hacer devoluciones razonables por el tremendo costo de proteger estas grandes naciones con tremendas fortunas… pues sí, yo estaría absolutamente preparado para decir a estos países, ‘Felicidades, ustedes se van a defender solos’ “, dijo Trump al New York Times en una entrevista durante la campaña.
Letonia y Lituania, dos países bálticos que están bajo la amenaza de agresión rusa, también contribuyen menos del mínimo.
El Congreso tiene que aprobar el financiamiento o la suspensión de fondos en materia de defensa, y los analistas creen que Trump hallaría resistencia en algunos de esos temas.
“El Congreso está en manos republicanas, y hay elementos de esta agenda —las guerras comerciales y el abandono de la OTAN—que están definitivamente en contra del consenso republicano”, dijo Dana Allin, academica de la organización Política Exterior Estadounidense y Asuntos Transatlánticos del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos de Londres.
Lo que los funcionarios de la OTAN esperan mientras se preparan para tratar con Trump y planear el futuro de la organización es claridad en sus intenciones.
“Si hay una característica en las ideas de Trump sobre política exterior que podemos definir en este momento, creo que sería la impredecibilidad”, dijo Matthew Harris, un analista. “No necesariamente sabemos cuál de sus posiciones en política exterior fueron exageradas al calor de la campaña y cuáles son puntos de honor”.
El jefe de la OTAN, Jens Stoltenberg, dice que espera ansioso trabajar con el nuevo líder y reunirse con él “pronto”.
fuente.voanoticias