La directora de la Organización Panamericana de Salud, Carissa Etienne, destacó el incremento de casos que se ha registrado en la región latinoamericana en las últimas semanas.
MIAMI, EE.UU. – La pandemia del coronavirus sigue acechando el continente americano, donde ya se han registrado más de 18 millones de casos de COVID-19, según confirmó este miércoles fuentes de la Organización Panamericana de Salud (OPS).
La directora de este organismo, Carissa Etienne, advirtió que en las últimas semanas se “ha visto un alto número de casos” en la región latinoamericana, especialmente en el Caribe, Guatemala y Bolivia.
“Desde el principio de la pandemia hemos sabido que tenemos que transformar nuestra respuesta de salud pública para impedir el contagio”, manifestó Etienne durante su intervención vía telemática, al tiempo que instaba a una colaboración de todos los países para lograr “una mejora” de la situación.
Ante este escenario, en el que muchas naciones se están enfrentando a una segunda ola de contagios, Etienne defendió la necesidad de impulsar una campaña de “test rápidos y confiables” que permitan tener resultados “precisos, certeros y en poco tiempo”.
“Estos textos precisos permitirán que el virus no infecte a otros”, expuso. A pesar de que “ha habido una multitud de test rápidos que han invadido el mercado”, la responsable de la OPS lamentó que “pocos han tenido un resultado positivo”.
“Estos test tienen que ser precisos y realizados en laboratorios, que sean muy confiables”, subrayó al respecto.
La grave situación sanitaria que se vive en esta región tendrá consecuencias muy negativas a nivel económico, según reconocen varios organismos internacionales como la Comisión Económica de América Latina y el Caribe (Cepal) que señaló que “se trata de la mayor crisis en un siglo para la región”.
Por eso, Etienne defendió la puesta en marcha de “unos test de diagnóstico fiables” en colaboración con la Organización Mundial de la Salud (OMS) que, de alguna manera, permitan un cribado de una forma eficiente, lo que evitaría, en la medida de lo posible, efectos negativos en las industrias y otros negocios.
Según ella, podrían hacerse “en cualquier lugar y con resultados rápidos, de manera que los empleados pueden empezar inmediatamente con el tratamiento” si se detecta que han sido contagiados.
Sin embargo, Étienne aclaró que la puesta en el mercado de este nuevo sistema de detección de la COVID-19 “no tiene que sustituir a los PCR”, que requieren recursos mucho más sofisticados, sino que tiene que servir para aquellas comunidades que viven alejadas de los centros urbanos y que no pueden someterse a las pruebas médicas convencionales.