Tareck Zaidan El Aissami Maddah, el nuevo Vicepresidente ejecutivo de Venezuela, que llega en sustitución de Aristóbulo Istúriz, es un siniestro personaje con conexiones familiares y personales con el grupo terrorista Hezbolá y con cárteles del narcotráfico. Su llegada levanta muchas dudas acerca del futuro del país.
En un movimiento que muchos consideran una forma de reafirmar su poder y evitar que la oposición llegue a la silla presidencial, el día de ayer Nicolás Maduro nombró a Tareck El Aissami, hasta ayer gobernador de la provincia de Aragua, como vicepresidente, un puesto que lo coloca, con apenas 42 años, a las puertas de la presidencia.
El Aissami es una de las fichas clave y más polémicas del chavismo. Según el diario The Wall Street Journal, El Aissami ha estado bajo investigación de Estados Unidos por sus actividades relacionadas con el narcotráfico desde 2015. Rafael Isea, quien lo precedió como gobernador de Aragua, declaró que El Aissami recibió sobornos del capo de la droga Walid Makled para dejar entrar cargamentos de droga a Venezuela.
Sus conexiones con Cuba e Irán han sido reportadas por The Wall Street Journal y por el Centro para una Sociedad Libre y Segura (SFS, por sus siglas en inglés). El reporte de SFS declara que “desarrolló una sofisticada red financiera de múltiples niveles que funcionaba como un canal criminal terrorista para llevar militantes islámicos a Venezuela y los países circundantes, además de enviar fondos de procedencia ilícita de Latinoamérica a Medio Oriente”. Esta red consiste en 40 empresas fantasma con cuentas de banco en Venezuela, Panamá, Curacao, St. Lucia, Miami y Líbano.
Pero las conexiones de El Aissami también son de tipo familiar, su padre, Zaidan El Amin El Aissami, también conocido como Carlos Zaidan, es un ardiente promotor de la yijad islámica y una persona cercana a Izzat Ibrahim al-Douri, un ex colaborador militar de Saddam Hussein que encabeza la insurgencia en Irak y es uno de los hombres más buscados del mundo.
Dr acuerdo con el Fiscal de Distrito de Nueva York, Robert M. Morgenthau, mientras El Aissami estaba a la cabeza de Onidex, la agencia de pasaportes y naturalización de Venezuela, fue el responsable de proporcionar pasaportes a Hamas y a miembros de Hezbolá. El mismo funcionario declaró que era posible que El Aissami estuviera reclutando jóvenes venezolanos de ascendencia árabe para ser entrenados por Hezbolá en el sur de Líbano.
Un estudio realizado por el SFS revela que se detectó al menos a 173 ciudadanos de Medio Oriente portando documentos de identidad venezolana. Según el informe, Venezuela se convirtió en un “trampolín” para estas personas que buscan ingresar a los Estados Unidos. “Los individuos eran de Irán, Irak, Siria, Jordania y el Líbano. Pero la mayoría eran de Irán, el Líbano y Siria. El setenta por ciento provenían de esos países y tenían algún tipo de vinculación con Hezbolá”, explicó Joseph Humire, director ejecutivo del SFS.
Uno de los principales destinos de estos ciudadanos era Canadá. Según consigna el informe, la mayoría de los iraníes que intentó ingresar indebidamente a ese país lo hizo pasando primero por Caracas.
“La mayoría [de los 173 individuos] contaban con pasaportes venezolanos, pero no todos. Otros tenían cédulas de identidad, y otros tenías visas venezolanas. En algunos casos, estos individuos tenían certificados de nacimiento”, agregó Humire.
El estudio elaborado por el SFS también destaca lo que ya fue denunciado por varios gobiernos: los vínculos del chavismo con el fundamentalismo islámico.
El Aissami, quien también fue ex ministro de Relaciones Interiores, “ha usado su prominencia política para establecer canales de inteligencia y de finanzas con los países islámicos, particularmente con Siria, Líbano, Jordania, Irak e Irán”, indica el reporte.
El escándalo que marcó a fuego su gestión fue la captura del narcotraficante venezolano Walid Makled, capturado en Colombia y extraditado después de varios meses a Venezuela. En el intervalo ofreció entrevistas a funcionarios de la DEA y fue entrevistado por periodistas interesados en la trama del cartel de los Soles, que hasta entonces era poco más que una leyenda urbana. Makled abundó en cambio en otra revelación: que él le pagaba al ministro El Aissami para enviar cargamentos a través de Venezuela. Aunque el gobierno de Venezuela insiste en que estas acusaciones carecen de fundamento, estas concuerdan con otras fuentes que han señalado que El Aissami entregó a Makled dinero porque mantenía una deuda derivada del negocio de la droga.
Otro nombre que sale a relucir en las investigaciones, es el de Ghazi Nasr al-Dine, (también escrito como Nassereddine), quien es señalado los Estados Unidos como uno de los principales representantes de Hezbolá en Venezuela. El Buró Federal de Investigaciones (FBI) de Estados Unidos tiene en su lista de posibles terroristas buscados a este libanés-venezolano que al parecer ha colaborado en el tráfico de droga con el cartel de los Soles, y su contacto sería el mismo Tareck.
En la página del FBI se da cuenta de los encuentros de Nasr al-Dine «con oficiales de Hezbolá en el Líbano para discutir asuntos operacionales» e indica que recaudó fondos para ese grupo y coordinó la apertura de un centro comunitario y una oficina en Venezuela patrocinados por Hezbolá. Además, Oday Nasr al-Dine, hermano de Ghazi, ha dirigido un campo de entrenamiento de Hezbolá en el estado Yaracuy.
Una investigación federal estadounidense apuntó a la colaboración en materia de pasaportes con Al Aissami. De hecho, el propio Nasr al-Dine usó personalmente diversos pasaportes.
En 2009, cuatrocientos kilos de cocaína fueron enviados al Líbano, transportados en el estratégico vuelo de Conviasa, la línea de bandera venezolana que cubría la ruta Caracas-Damasco-Teherán. Desde Damasco la carga fue llevada por tierra hasta la frontera libanesa, donde dos ciudadanos venezolanos y dos libaneses fueron detenidos.
La relación de Nasr al-Dine con el cartel de los Soles se ha mantenido a través de El Aissami, quien es uno de sus destacados miembros, de acuerdo con las revelaciones del jefe de seguridad de Diosdado Cabello. En una reunión celebrada en primavera de 2013 en Puerto Ordaz y que reunió a los principales agentes del narcotráfico venezolano, Al Aissami llegó con Nasr al-Dine y otro miembro de Hezbolá. Al encuentro también acudieron dos dirigentes de las FARC.
Hay información que apunta a un grupo de activistas iraquíes pertenecientes a al-Qaeda actualmente en Caracas, Mohammed Adnan Yasin, Falah Amin Taha y Muhi Alwan Mohammed Al Qaisi; todos ellos llegaron al país con visas temporales firmadas por Aissami.
En 2009, El Aissami participó en un evento en apoyo de Palestina en la mezquita Sheikh Ibrahim en Caracas. En esa ocasión, el entonces ministro declaró que, más allá de sus funciones gubernamentales, él se consideraba “hijo de árabes, palestino, iraquí, […] Nuestra revolución también es una revolución que lucha por una Palestina libre. Tienen que saber que, de ser necesario, estamos listos para dar nuestras vidas […] Viva Palestina, Viva Hugo Chávez, ¡Viva la Revolución!”
El Aissami era hasta ayer gobernador de Aragua, uno de los seis estados más poblados de Venezuela. Su designación como vicepresidente es un jugada importante en momentos en que la oposición venezolana propone el referéndum revocatorio contra Maduro como salida a la peor crisis económica que ha enfrentado el país. Si se realiza el plebiscito -que las autoridades electorales y judiciales mantienen frenado- y Maduro pierde, El Aissami sería el encargado de culminar el actual período presidencial que termina en 2019.
Con información de Memri, Gatestone Institute, The Wall Street Journal, ABC.es, El País, SFS, La Nación.ar