Nikki Haley, exgobernadora de Carolina del Sur y exembajadora en la ONU, anunció su candidatura a la presidencia de EE. UU., convirtiéndose en la primera gran contendiente de Donald Trump 2024.
El anuncio, en video, marca un cambio radical en Haley, quien dijo hace dos años que no desafiaría a Trump en 2024.
Pero cambió de opinión en los últimos meses, citando, entre otras cosas, los problemas económicos del país y la necesidad de un “cambio generacional”, un guiño a la edad de Trump, de 76 años.
Haley, de 51 años, es la primera de una larga lista de republicanos que se espera que lancen campañas para 2024 en los próximos meses.
Entre ellos se encuentran el gobernador de Florida, Ron DeSantis, el exvicepresidente Mike Pence, el exsecretario de Estado Mike Pompeo y el senador Tim Scott de Carolina del Sur.
El presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, ha dicho que tiene la intención de buscar la reelección en 2024, lo que detiene cualquier pugna por la nominación demócrata.
Haley se ha jactado regularmente de su historial de desafiar las expectativas políticas, diciendo: “Nunca he perdido una elección y no voy a empezar ahora”.
Si es elegida, Haley sería la primera mujer presidenta de la nación y la primera presidenta estadounidense de ascendencia india.
Hija de inmigrantes indios, Haley creció soportando burlas racistas en un pequeño pueblo de Carolina del Sur y durante mucho tiempo ha mencionado ese impacto en su arco personal y político.
Era contadora cuando lanzó su primera candidatura para un cargo público, derrotando al miembro con más años de servicio en la Cámara de Representantes de Carolina del Sur en 2004. Tres mandatos más tarde y con poco reconocimiento en todo el estado, Haley montó una campaña improbable para gobernadora contra políticos experimentados.
Con su victoria en 2010, Haley se convirtió en la primera gobernadora mujer y perteneciente a una minoría de Carolina del Sur, y la más joven del país con 38 años.
Haley también es muy popular en Israel y entre los judíos republicanos estadounidenses.
Haley hizo de la lucha contra la política anti-israelí la pieza central de su cargo en la ONU, sacando a EE. UU. del Consejo de Derechos Humanos de la ONU.
También tomó la iniciativa en la decisión de EE. UU. de recortar los fondos para UNRWA, el organismo afiliado a la ONU que ayuda a los refugiados palestinos y que, según los republicanos, está perpetuando el conflicto palestino israelí.
Su defensa pro-Israel de primera línea la ha hecho extremadamente popular en la conferencia anual de AIPAC, donde siempre obtuvo los más fuertes aplausos: la mera mención de su nombre por parte de otro orador garantizaba el aplauso.
Ella acuñó de manera memorable la frase que definió su actuación en la ONU en la conferencia AIPAC de 2017: “Llevo tacones altos. No es por una declaración de moda, es porque si veo algo mal, lo patearé cada vez”.
Tiene una relación muy cálida con los grupos republicanos judíos, incluida la Coalición Judía Republicana.
Muchos republicanos judíos están desilusionados con Trump después de los disturbios del 6 de enero, que atrajeron muestras explícitas de antisemitismo y su reunión posterior con los destacados antisemitas Kanye West y Nick Fuentes.