
Hace un año Michael Brown murió en manos de un policía en Ferguson, Missouri. Su padre, también llamado Michael Brown, se convirtió en uno más de los muchos padres e hijos que deben llorar a un ser querido fallecido violentamente y cuyo duelo se debe llevar a cabo públicamente.
Poco después de la medianoche del 9 de agosto de 2015 -el aniversario de la muerte de Michael Brown hijo- Michael Brown padre se encontraba en el Bar Knockouts con su esposa y sus amigos.
Era una «Noche de Vikingos», una reunión periódica de los exalumnos de la Escuela Secundaria Normandy, donde tanto Brown padre como Brown hijo habían asistido.
El padre se graduó en 1997, el hijo en 2014, sólo ocho días antes de que el policía Darren Wilson le disparara y lo matara.
Dentro del concurrido club, Brown padre caminó sólo unos pasos cuando alguien lo detuvo.
«Siento mucho lo que ocurrió a su hijo», le dijo una mujer gritando sobre la música estruendosa. Casi todos querían una fotografía con él.
«Está cansado de que lo detengan para tomarse fotos» dice su esposa Calvina, la madrastra de Michael hijo. «Ni siquiera podemos ir a la tienda de comestibles».

La muerte de Brown -y la respuesta de la policía a quienes protestaron por el asesinato- desataron un diálogo nacional sobre raza, uso de la fuerza y responsabilidad en Estados Unidos.
Wilson, que dejó la policía, no fue acusado de ningún crimen y el informe del Departamento de Justicia no encontró «ninguna evidencia» de que que le hubiera disparado a Brown cuando el adolescente estaba escapando o tratando de rendirse.
Año de violencia
Para la familia Brown ha sido un año de violencia. Han recibido amenazas de muerte, igual que casi todas las figuras públicas involucradas en el caso de Michael Brown.
La última vez que estuvieron en Knockouts para mirar una pelea de boxeo en noviembre de 2014, un portero murió a tiros por un cliente enojado que había sido expulsado del bar esa noche.
Calvina recuerda que se tiró al suelo cuando se escucharon los tiros y como ella y Michael tuvieron que pasar por encima del cuerpo del portero para poder salir.
«Nunca en mi vida había sentido tanto miedo» dice.

Ni siquiera el fin de semana de conmemoración fue pacífico. Hubo tres tiroteos separados, dos de ellos en el aniversario de la muerte de Brown.
En uno de los altercados, la policía de St Louis le disparó a un joven de 18 años, Tyrone Harris.
La policía dice que persiguió a Harris, quien volteó y abrió fuego contra los oficiales.
Harris -quien está en estado crítico en un hospital local- fue acusado de atacar a un oficial de policía, entre otros cargos.
Debate nacional
Desde la muerte de Brown hijo, el país ha estado planteándose preguntas sobre cuándo es necesario que la policía lleve a cabo una detención, qué papel juega la raza en la forma como se aplica la ley y si el acceso a la vivienda, educación y otro apoyo comunitario contribuyen a la tensión entre la aplicación de la ley y los estadounidenses negros.
Desde el año pasado, Brown padre también se ha estado planteando preguntas, tratando de entender la muerte de su hijo y encontrar la forma de seguir adelante.
Días antes del aniversario todos le preguntaban qué había cambiado en los últimos 12 meses y la respuesta más sencilla es: él.
Ha pasado de ser un padre mudo de dolor, incapaz de hablar cuando se le imponían cámaras frente a la cara, a un activista, tratando de utilizar su nueva visibilidad para continuar el trabajo del movimiento que surgió el pasado verano.
Es el rostro de la organización sin ánimo de lucro Chosen for Change (Elegido para el Cambio), que intenta comprometer a los jóvenes en actos de caridad.
Y el primer Fin de Semana de Conmemoracion de Michael Brown hijo, un evento anual, expuso al público su nuevo papel.

El 6 de agosto, Brown estuvo ayudando en un refugio para indigentes en el centro de St. Louis. El 7 de agosto fue anfitrión de un concierto benéfico.
También se ha convertido en miembro de un grupo que está creciendo en número y visibilidad cada semana, formado por quienes han perdido a un ser querido en incidentes de alto perfil que involucran a la policía.
La familia de Eric Garner y Oscar Grant estuvieron el fin de semana en Ferguson.
Activismo
Brown está tratando de llegarle a cualquier persona que ha perdido a un familiar por asesinato.
El 8 de agosto se reunió con activistas y otras familias que han sufrido la pérdida de un ser querido. Desafortudanamente, no es difícil encontrar a esas familias en una ciudad como St. Louis donde la tasa de homicidios se ha disparado.
Se reúnen en el lugar donde Michael murió y en cuanto llega una multitud con cámaras rodean a Michael padre.
Un publicista recién contratado intenta mantener el orden. Pero Michael se muestra confiado y seguro, y responde a las mismas preguntas en una entrevista tras otra.
«Mike Brown desea cambiar al mundo y ayudar a otras personas, con cámaras corporales para la policía» le dice a un equipo de reporteros. «Pero a pesar de todo, perdí a mi hijo«.

Esa noche en Knockouts, acepta que está exhausto pero satisfecho.
«Siento que era algo que necesitaba hacer, algo que Mike hubiera querido que hiciera», asegura.
«Reuní a todas las familias para compartir ese día con nosotros».
Varias horas más tarde, la actitud positiva se desvanece. Dentro de pocas horas se cumplirá el momento exacto en que el oficial de policía le disparó 10 tiros a su hijo.
«No habla mucho, de cualquier forma, pero esta mañana ha hablado mucho menos» dice Calvina. «Puedes ver que está tratando de no llorar».
Otras víctimas
Los Brown están reunidos con sus hijos, el más pequeño tiene dos años, y otros miembros de su familia inmediata.
Pero en su casa también están los familiares de otras víctimas, como Oscar Grant y Andrew Joseph III, un adolescente de 14 años que murió tras ser arrestado en en la Feria Estatal de Florida y después dejado a un lado de la carretera donde lo golpeó y mató un auto poco después.
Su madre, padre y hermana están desayundando con los Brown.
«Hemos aprendido mucho» dice Deanna Joseph en el aniversario de la muerte de su propio hijo.
«Piensas en cómo era la vida en el comienzo. En cómo vas a vivir sin ellos. Nunca logras ningún alivio. A veces juegas ese juego mental en el que dices que ellos están ahora en un mejor lugar. Pero ese mejor lugar es a nuestro lado», afirma.

Michael padre también parece pensar lo mismo. Duerme poco y sufre pesadillas. La más común es una en la que está tratando de salvar a Michael hijo para «detener el sufrimiento y el dolor que mi hijo tuvo que soportar ese día».
Se despierta con un viejo sentimiento, el de los primeros días de este año que pasó.
«En realidad estoy enojado, muy enojado» dice. «Tengo que revivir todo ese momento una vez más».
A veces tiene buenos sueños, en los que logra hablar con su hijo fallecido. Pero no quiere hablar en detalle de sus conversaciones.
«Una cosa que puedo decir es que me ha dicho que está bien», dice.
Calvina y Michael reúnen a todos sus ocho hijos, los suben a su camioneta y se dirigen al frente de una caravana de vehículos desde la iglesia hacia Ferguson.

Cuando llegan a Canfield Drive, donde murió Michael hijo, ya hay cientos de personas en el lugar.
Es difícil decir si han aumentado las muertes en manos de la policía porque no hay registros confiables.
Pero el mundo está ahora mucho más consciente de estos tiroteos ahora que las cámaras de teléfonos móviles han dado poder a los civiles.
Frente unido
Las familias de los que murieron también se están volviendo un frente cada vez más unido.
Su dolor ha puesto un rostro humano al asunto, y con creciente frecuencia aparecen juntos en eventos como el aniversario del fin de semana.

Hay una larga lista de oradores en el evento en Canfield Drive. Entre ellos está Erica Garner, la hija de Eric Garner, y Cornel West.
Guardan cuatro minutos y medio de silencio, que simbolizan las cuatro horas y media que Michael hijo quedó en el suelo sin que nadie lo atendiera.
Michael padre toma el micrófono y sus declaraciones son cortas. Tiene la misma expresión fruncida que aparece en las fotografías de hace un año. Pero termina en una nota positiva.
«Todos ustedes son mi mundo» dice a sus seguidores. «Todos ustedes nos están ayudando«.
«Nadie sabe lo que ha estado atravesando día tras día» expresa Calvina. «Algunos pueden tener un duelo en privado. Una familia normal puede tenerlo. Pero él tiene que lamentar y llorar esta muerte en frente del mundo».