El secretario general de la OEA, Luis Almagro, considera que en Bolivia «el llamado a elecciones es necesario».
Eso le dijo el diplomático uruguayo este domingo a BBC Mundo después de que el presidente Evo Morales renunciara a la presidencia de Bolivia.
Y la cuestión no es menor pues Morales presentó su dimisión horas después de que la OEA informara que su auditoría había detectado diversas irregularidades en el escrutinio de las elecciones del pasado 20 de octubre.
La OEA hizo en su reporte «recomienda otro proceso electoral» y una segunda vuelta, extremo que lamentó el propio Morales al anunciar su renuncia.
Y es que el núcleo de la disputa era si el presidente había conseguido o no la diferencia de 10 puntos porcentuales necesaria para evitar una segunda vuelta.
Tras el reporte de la OEA, Morales anunció la convocatoria de nuevas elecciones, como le pedía la auditoría, pero eso no contentó a los opositores, que siguieron insistiendo en su renuncia.
La idea de nuevas elecciones con Morales en el gobierno tampoco le pareció buena a los militares, que también el domingo «sugirieron» al mandatario que se hiciera a un lado.
Eso, junto al «motín» de la policía, con numerosas unidades declaradas en rebeldía, había dejado al presidente en una situación muy delicada.
El polémico recuento
La profunda crisis política que llevó a Morales a dimitir tuvo su detonante en el escrutinio de las elecciones, el 20 de octubre.
Esa noche, el Tribunal Supremo Electoral (TSE) suspendió por sorpresa el conteo rápido con el 83% escrutado.
Lo hizo cuando la tendencia apuntaba a que iba a haber segunda vuelta entre el mandatario boliviano y el candidato opositor, el expresidente Carlos Mesa.
Entonces comenzaron las denuncias de fraude de parte de Mesa y los sectores críticos con Morales.
Además, al día siguiente, ese conteo rápido denominado Transmisión Rápida de Resultados Preliminares (TREP) se reactivó con un 95% de avance.
Para entonces, ya Morales aparecía ganando en primera vuelta por un estrecho margen.
El oficialismo justificó el salto por la llegada del voto rural, abrumadoramente favorable al presidente campesino.
Pero la acción era vista como sospechosa. Incluso las misiones de observación de la Organización de Estados Americanos (OEA) y la Unión Europea pidieron que hubiera segunda vuelta.
La oposición llamó a movilizaciones mientras Morales insistía en que él había ganado las elecciones.
El presidente sí aceptó que la OEA hiciera una auditoría del recuento. Y esta resultó devastadora.
Los autores del informe denunciaron «irregularidades» como al existencia de un servidor externo que no había sido reportado.
Además, los autores del informe dijeron que era estadísticamente improbable que Morales hubiese ganado por el margen de 10% que necesitaba para evitar una segunda ronda electoral.
La OEA asegura también que encontró actas físicas con alteraciones y firmas falsificadas.
En el informe de 13 páginas se señala que en muchos casos no se respetó la cadena de custodia de las actas y que hubo manipulación de datos.
Morales respondió llamando a elecciones pero ya parecía demasiado tarde. Pero unas horas después, y con la presión de las Fuerzas Armadas en su contra, decidió dimitir.
*Con reportería de Gerardo Lissardy.