Los Voluntario del refugio de animales encuentran una pitbull perdida, viajan kilómetros para devolverla y su dueño la rechaza

Esta semana la mascota encontró una nueva familia

Los voluntarios del refugio de animales “Humane Society” del condado de Midland, Texas, Estados Unidos, recogieron una pequeña pitbull que encontraron temblando y desorientada en la calle y para su sorpresa cuando intentaron devolverla a su hogar, a miles de kilómetros, el dueño les dijo que no la quería más y no se podía ocupar de ella.

De acuerdo a medios locales, la mascota, de menos de un año, tenía implantado un microchip, por medio del cual descubrieron su nombre, Blue, y que el dueño vivía en el estado de Florida, ya con esa información una de las voluntarias de la organización aprovechó sus vacaciones laborales para llevar de vuelta a la perrita hasta su hogar.

Fueron 2,250 kilómetros los que recorrió la voluntaria con la pitbull rumbo a Lehigh Acres, Florida, donde habitaba su dueño. La sorpresa fue grande cuando, al llegar al lugar, su dueño le dijo que ya no la quería, y que no había forma de que pudiese continuar ocupándose de su cuidado. “Me rompió el corazón, Blue estaba sumamente emocionada por haber vuelto a su casa”, aseguró, y, sin nada más que hacer allí, regresó a Midland decidida a hacer algo al respecto.

De nuevo en el refugio, la voluntaria se embarcó en la tarea de conseguirle a Blue un nuevo hogar donde realmente fuese querida, y comenzó a publicar la historia en distintos foros, blogs y redes sociales. Afortunadamente, en sólo cuestión de días sus posteos alcanzaron una enorme difusión y decenas de personas empezaron a contactarse con ella con el deseo de adoptar a la perrita. “Fue algo impresionante. Cada vez que respondía el teléfono era alguien que llamaba para preguntarme por Blue”, aseguró.

Finalmente, el refugio anunció esta semana a través de su cuenta de Facebook que “la pequeña pitbull ya tiene nuevo papá”.

Logan Smith, técnica en cuidados animales de la organización, aseguró: “Intentamos ser justos y se la entregamos a la primera persona que llenó el formulario de adopción”. Con el deber cumplido, reflexionó: “Fue una historia triste con final feliz”.

por.edh