En un panel organizado por la revista Americas Quarterly, Kimberly Breier pidió a la región ser precavida con la vinculación con el gigante asiático, que trae prácticas peligrosas a la región.
A raíz del creciente involucramiento de China en la región latinoamericana y lo que el gobierno estadounidense considera una “influencia perniciosa” en los últimos quince años, la revista especializada en asuntos regionales, Americas Quarterly (AQ) sostuvo esta mañana un panel para evaluar la relación de la potencia asiática con el hemisferio occidental.
Su invitada principal, la subsecretaria de Estado para asuntos del hemisferio occidental, Kimberly Breier, previno que la región tiene como reto eliminar la corrupción en el sector público y debería luchar por combatir también la que viene desde fuera. Esto a raíz de las prácticas poco transparentes de inversión que vienen de este país asiático, además del riesgo tecnológico que supone su involucramiento.
“China ha expandido su poder a expensas de la soberanía de otros países, por medio de utilización de la tecnología para vigilar a la ciudadanía u otros métodos, como el bloqueo a los países con los que comercia de acceso a su mercado. Además, exigen información a las compañías que ingresan a su país y hay casos de robo de propiedad intelectual a proveedores que invierten ahí”, denunció la representante del gobierno estadounidense.
A su juicio, Estados Unidos simplemente pide que se exija a China jugar bajo las reglas democráticas y de transparencia. “No hacerlo es como asistir a un juego y ver, sin quejarse, que el árbitro solo afecte a un equipo”, manifestó.
Amenaza tecnológica
Según Breier, una de las principales amenazas de China en la región es el uso de la tecnología para recabar datos sobre los ciudadanos, particularmente los enemigos políticos de regímenes con pobres credenciales democráticas.
“Es una amenaza existencial a la libertad de esta región que China logre abrirse paso acá para pretender obtener ilícitamente datos por medio de sus compañías”, expresó la alta funcionaria, quien expresó preocupación por la vinculación de servicios de inteligencia del gobierno chino con empresas privadas que tienen inversiones en la región.
Un caso claro donde esta influencia ha sido negativa, expresó la subsecretaria de Estado, es Venezuela, donde China ha apoyado los esfuerzos de recoger información del régimen de Nicolás Maduro. En particular, denuncia, la empresa ZTE ha apoyado iniciativas de
levantar una base de datos de ciudadanos, la cual permite monitorearlos y tener acceso a su información. Esto, previno, puede usarse como herramienta de persecución política.
“Hipócritamente, China ha apoyado la persecución política en Venezuela. Cuando la gente pide cambio, ellos apoyan a Nicolás Maduro y su pandilla de criminales”, expresó Kim Breier, quien contrastó que su país y las grandes democracias del mundo están expresando su apoyo a Juan Guaidó, presidente interino del país.
La funcionaria también denunció que el gobierno chino sigue dando créditos a este país sudamericano a pesar del fracaso de las políticas de Maduro y esto le ha ganado acceso a recursos petroleros. “Esto ha contribuido al colapso de esta industria en Venezuela”, expresó.
Influencia creciente
De acuerdo al editor en jefe de la revista, Brian Winter, este conservatorio con Breier y otros expertos es necesario y oportuno a raíz del significativo aumento de la influencia china y la evolución de su carácter.
De hecho, según un informe de esta publicación en marzo pasado, para 2005 la inversión directa china a la región era particularmente nula. Para el final de 2018, el consolidado de inversión china en la región asciende a $110,000 millones.
Al inicio, esta inversión se enfocaba en industrias extractivas, afirma el reporte encabezado por el académico Otaviano Canuto, experto en la región. Este sostiene que en un inicio China se abrió paso en áreas como el petróleo, el gas o el cobre, mientras que en la actualidad se está abriendo al sector de servicios, como el transporte, las finanzas o la generación de energía eléctrica.
Asimismo, la publicación explica que desde 2005 la región ha recibido $140 millares de dólares, principalmente a Brasil, Argentina, Ecuador y Venezuela. El Banco de Desarrollo Chino y Eximbank, también de este país, han otorgado a la región más créditos que el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF) combinados.
En este marco, Breier no considera que China deba irse de la región. Esta potencia debe respetar las reglas democráticas y será bienvenida, expresó la funcionaria del aparato diplomático estadounidense. Como contraste, dijo, las empresas estadounidenses no vienen a la región con “sacos de dinero u ofreciendo jugosos préstamos. Estas compañías están vigiladas por el gobierno y la sociedad civil”.
A las palabras de Breier se sumó Christopher Walker, vicepresidente de estudios y análisis del National Endowment for Democracy (NED), con base en Washington DC. Este afirmó que cada sociedad abierta en el mundo está luchando para entender cómo será su relación con China y los principios que ese gobierno promueve. Estos son “que el poder del estado
es privilegiado y que actores no gubernamentales son secundarios. Esto incluye a la prensa independiente y la oposición”, advirtió el académico del NED.
Por su parte, el vicepresidente del Consejo de las Américas Eric Fansworth coincidió en el análisis hecho pero recordó que la única forma en que la influencia china decline en la región es que Estados Unidos sea visto como un aliado presente y dispuesto a apoyar a la Latinoamérica.
por:edh