Si tienes un automóvil es muy probable que la mayor parte de ese vehículo haya sido fabricada por un robot. Y lo mismo puede decirse de tu teléfono celular, tu televisor, tu lavarropas o cualquier producto de plástico que forma parte de tu vida cotidiana.
Lo que antes parecía de ciencia ficción ya es una realidad: los autómatas han «invadido» una serie de industrias y han desplazado a trabajadores de carne y hueso de muchas fábricas.
Las cifras así lo demuestran.
Según datos proporcionados por la Federación Internacional de Robótica (IFR, por sus siglas en inglés), actualmente hay un ejército de 1,63 millones de robots funcionando en todo el planeta.
Y si uno mira el mapamundi, los países con más penetración de autómatas en la industria son Corea del Sur, Singapur yJapón, y en América Latina México, Argentina y Brasil (ver la lista completa más abajo).
Hablamos de máquinas inteligentes y multiformes (no necesariamente con rasgos humanos) que, con la ayuda de brazos, herramientas y otros adminículos, realizan tareas repetitivas y de precisión más rápido y con menos errores que las personas.
Y todo en pos de la productividad.
El uso de robots no sólo crea empleos calificados; también baja el costo de los productos»
La IFR afirma que estamos en el comienzo de una revolución: la demanda de robots se ha acelerado considerablemente desde 2010, con un incremento del 15% anual, debido a los grandes avances tecnológicos y a la creciente tendencia a automatizar plantas.
Así, para 2019 se espera que la cantidad de robots se incremente a 2,6 millones a nivel mundial.
Se trata de un mercado que en ese momento superará los US$150.000 millones, según estimaciones de Bank of America Merrill Lynch.
«Entre los sectores de la economía, el automotriz ha sido la punta de lanza«, le explica a BBC Mundo Carsten Heer, representante de la IFR, que tiene sede en Alemania.
«Es pionero en el uso de robots; es el que más unidades emplea y el que más invierte en esta tecnología», completa.
Las otras industrias donde los autómatas están ampliando su dominio son la electrónica, la metalúrgica, la química, la del plástico y la de la goma.
Y cada vez se ven más en el comercio, los almacenes, la logística y los servicios.
¿Quiénes tienen más robots?
Pero, más a allá de los sectores de la economía y las ventas, ¿cuáles son los países con más robots en sus fábricas?
Los expertos coinciden en que la mejor manera de medirlo es contando lasunidades por cada 10.000 empleados activos. Esto ofrece un panorama más realista de la situación y permite analizar mejor el impacto del avance de la robótica en el empleo.
El ranking de los 10 países con mayor densidad de robots lo encabezan nacionesasiáticas altamente industrializadas.
Según los últimos datos disponibles de la IFR (de 2015), Corea del Sur ocupa el primer lugar con 531 unidades cada 10.000 trabajadores.
En la lista le siguen Singapur (398), Japón (305), Alemania (301), Suecia (212), Taiwán (190), Dinamarca (188), Estados Unidos (176), Bélgica (169) e Italia(160).
Los países latinoamericanos más robotizados figuran muy por debajo en la lista, lejos del promedio global de 69 autómatas por cada 10.000 empleados.
México ocupa el puesto 30 con 33 robots por cada 10.000 trabajadores, Argentinael 36 con 16 unidades y Brasil el 38 con 11.
«Lo que muestran estas cifras es que, al contrario de lo que muchos creen, la penetración de los robots en la industria sigue siendo relativamente baja«.
«A la vez, esos mismos números ponen de relieve el enorme potencial que tiene la robótica para seguir creciendo dentro de las economías».
La «pesadilla» de ser sustituidos
Cuando el año pasado Foxconn, la compañía china que fabrica dispositivos para Apple y Samsung, anunció que reemplazaría 60.000 trabajadores con robots, los peores temores desde el advenimiento de la inteligencia artificial parecieron confirmarse.
Quienes pensaban que algún día todos los puestos de trabajo serían sustituidos por robots vieron reforzada su creencia.
Un año antes la Changying Precision Technology Company, un fabricante de componentes de teléfonos celulares también de China, había causado aún más espanto, al instalar una fábrica operada casi en su totalidad por robots.
Según el diario oficial People’s Daily, gracias a los autómatas esta planta hoy produce tres veces más piezas que cuando las fabricaban obreros.
Por supuesto, son casos extremos y no tan frecuentes por el momento.
¿Destructores o creadores?
Aun así, ¿se justifican las visiones apocalípticas que imaginan una economía dominada por robots, en la que los seres humanos son condenados a una existencia indigna de desempleo y marginación?
Aquí las opiniones de los expertos y la interpretación de los datos son divergentes.
Hay quienes sostienen que, si bien los robots han destruido empleos en la industria, esta pérdida tiende a compensarse con la creación de puestos de trabajo en áreas relacionadas con la automatización.
Según el Foro Económico Mundial, para 2020 desaparecerán 5 millones de puestos de trabajo en las 15 economías más desarrolladas del mundo por causa de innovaciones como la robótica y la inteligencia artificial.
Pero cálculos optimistas, como los de la consultora tecnológica Metra Martech, señalan que los robots actualmente en operaciones han sido responsables de la creación de al menos 8 millones de empleos, a los que se sumarán un millón más en los próximos años.
Se trata de puestos relacionados directamente con el desarrollo y la operación de autómatas, pero también de trabajos indirectos en las áreas de productos y servicios.
De modo que, según estas estimaciones, el déficit no sólo se cubrirá sino que incluso se convertirá en superávit.
Para Carsten Heer, de la Federación Internacional de Robótica, este efecto de cascada en toda la economía se explica con una fórmula sencilla.
«El uso de robots no sólo crea empleos calificados; también baja el costo de los productos, lo que a su vez despierta más interés de los consumidores y, como consecuencia, genera más ventas. Y más ventas siempre significan más puestos de trabajo»
La «gran escisión»
Sin embargo, hay quienes cuestionan esta visión y hasta la califican de ingenua.
Uno de ellos es el profesor Erik Brynjolfsson, académico del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y coautor del best seller «La segunda era de la máquina«.
Tras muchos años de investigación, Brynjolfsson ha concluido que en países tecnológicamente avanzados como EE.UU. el implacable avance de la inteligencia artificial ha destruido más puestos de trabajo que los que ha creado.
Y sospecha que esto mismo está ocurriendo en otras naciones avanzadas.
«Normalmente se asume que al generar más valor, como lo hace la tecnología, la economía se vuelve más pujante y se crean más empleos»
Sin embargo, al analizar datos oficiales de EE.UU., Brynjolfsson detectó que a partir de 2000 las variables de expansión económica y de creación de puestos de trabajo, que hasta ese momento iban de la mano, comenzaron a separarse.
La tecnología avanza tan rápidamente que las organizaciones no pueden adaptarse y muchos trabajadores no consiguen actualizar sus destrezas»
«Si uno analiza las estadísticas, observa que la productividad está en niveles récord y la innovación es más rápida que nunca. Pero al mismo tiempo el crecimiento del empleo empezó a estancarse», precisa.
Esta discrepancia es lo que Brynjolfsson denomina «la gran escisión«.
Y la explica así: «La gente se está quedando atrás porque la tecnología avanza tan rápidamente que las organizaciones no pueden adaptarse al cambio y muchos trabajadores no consiguen actualizar sus destrezas«.
Datos del gobierno de estadounidense muestran que el número de empleos en las fábricas ha caído un 16% en la última década.
Asimismo, un estudio de la Universidad de Oxford estima que cerca de la mitad de los oficios están en riesgo de desaparecer en ese país como consecuencia de la automatización.
Brynjolfsson añade que más 80% de los empleos por los que se paga menos de US$20 la hora podrían ser reemplazados por la inteligencia artificial en EE.UU.
La realidad es, pues, más compleja de lo que parece y los riesgos de la robótica para los trabajadores no deben ser subestimados, advierte e investigador del MIT.
Por eso no sorprende que hasta el mismísimo Bill Gates, fundador de Microsoft y gran figura del mundo tecnológico, propusiera cobrar un impuesto a los robotspara compensar la pérdida de empleos por causa de la inteligencia artificial.
El futuro robótico que anticiparon la ciencia ficción y los innovadores está cada vez más presente. Y ello con brillo, pero también con cortocircuitos.
fuente.bbcmundo