Imitar a Donald Trump parece simple.
«Sus ojos nunca están del todo abiertos y su boca nunca está del todo cerrada», dice el comediante Greg Shapiro en un video titulado «Cómo imitar a Trump cuando tienes manos grandes».
Luego, explica Shapiro, hay que sumar justamente la gesticulación de las manos, así como la entonación y estructura «sorpresa» de las frases: «La forma en que Trump responde a una pregunta es muy entretenida, porque nunca sabes cómo va a terminar la oración».
Sin embargo, una cosa es poder imitar al presidente de Estados Unidos y otra muy diferente es hacer sátira política de actualidad que se convierta en noticia nacional.
Eso es lo que varios programas de televisión humorísticos están logrando hoy en día en Estados Unidos.
De hecho, la comedia se ha convertido en la oposición más feroz al gobierno de Trump.
«La comedia le afecta», dijo el cineasta Michael Moore ante una multitud de manifestantes en la noche previa a la toma de posesión del mandatario el 20 de enero pasado.
«Si se burlan de él, si lo ridiculizan o simplemente muestran que no es popular (…), va a implosionar», agregó. «Formemos un ejército de comediantes y lo derribaremos».
Ese «ejército» tiene como voces relevantes a programas televisivos como The late show con Stephen Colbert (CBS), Last week tonight con John Oliver (HBO), Full frontal con Samantha Bee (TBS), Late night con Seth Meyers (NBC) y The daily show con Trevor Noah (Comedy Central).
Pero quizás el programa humorístico que más notoriedad ha cobrado en la era Trump ha sido Saturday Night Live.
Los sketch del veterano espacio de la cadena NBC imitando al presidente estadounidense y a su equipo de gobierno se ríen del poder haciendo algo distinto a los talk shows: repitiendo sus acciones, a veces palabra por palabra.
«Señor Guacamole»
En octubre, con motivo del primer debate presidencial entre los entonces candidatos Hillary Clinton y Donald Trump, el actor Alec Baldwin estrenó su imitación del líder republicano en Saturday Night Live.
Junto con Kate McKinnon en el papel de Clinton, parodiaron cada uno de los tres debates mezclando fragmentos literales de la realidad con su usual humor satírico.
Por ejemplo, al responder por qué sus políticas de inmigración son mejores que las de Clinton, el personaje de Baldwin responde: «Porque ella quiere fronteras abiertas y eso es una locura. La gente está entrando a nuestro país desde México y algunos sonbadhombres«.
Palabras más, palabras menos, Trump dijo eso mismo en uno de los debates.
Pero luego Baldwin agrega: «Tengo una fantástica relación con México. Me reuní en persona con el presidente. Olvidé su nombre, creo que era algo como Míster Guacamole. Perdón, Señor Guacamole. También conocí a su hermosa esposa, Taquito, y sus hijos gemelos, Chips y Salsa».
Baldwin, quien no forma parte del equipo estable de humoristas de Saturday Night Live, lleva ya 10 apariciones en el programa como el magnate neoyorquino. Y es probable que hayan muchas más.
Esta semana la cadena NBC informó que la temporada actual del programa es la más vista en 22 años, con un promedio de 10,6 millones de espectadores.
Para Trump, en cambio, este programa de humor emblemático de la televisión estadounidense, con 42 años al aire, es «aburrido», «terrible» y «lo peor de NBC», según ha tuiteado en distintas oportunidades.
«Recién intenté ver Saturday Night Live: ¡es imposible de mirar! Totalmente sesgado, nada gracioso y la interpretación de Baldwin no podría ser peor. Triste», escribió el entonces presidente electo en su cuenta de Twitter luego de un capítulo en donde justamente se burlaban de sus hábitos en la red social.
Trump africano
«En los regímenes políticos autoritarios, la comedia y la sátira en particular son una forma más efectiva que los ataques explícitos al poder político», dice a BBC Mundo Geoffrey Baym, director y docente del Departamento de Medios y Producción de la Universidad de Temple, en Filadelfia, EE.UU.
«Mientras que los oponentes políticos pueden ser disminuidos, atacados y hasta arrestados, las figuras del entretenimiento y los comediantes son más inmunes a la crítica«.
Baym aclara que si bien en EE.UU. sigue existiendo la libertad de expresión y de prensa, «dada la naturaleza de la política estadounidense, Trump está actuando de forma bastante autoritaria».
«Ataca a sus enemigos, usualmente de forma personal, en la primera conferencia de prensa no aceptó preguntas… Está claro que esta es una administración presidencial que está intentando mantener un gran control de qué puede decir y hacer la prensa, que no acepta con ligereza la crítica y que está intentando intervenir e interferir en el diálogo público».
En este sentido, en octubre pasado, el comediante sudafricano Trevor Noah dedicó un segmento de The daily show a comparar algunas propuestas y afirmaciones de Trump con distintos presidentes de África.
«Donald Trump es presidenciable. Lo que pasa es que es candidato a la presidencia en el continente equivocado», explica Noah en el video que se ubica entre los cinco más vistos del canal de Youtube del programa.
Por ejemplo, compara «el grado de autoestima» de Trump con el del expresidente de Uganda Idi Amin, quien oficialmente se hacía llamar por el título: «Su excelencia el presidente vitalicio, mariscal de campo Al Hadji doctor Idi Amin, VC, DSO, MC, CBE, señor de todas las bestias en la Tierra y los peces en el océano y conquistador del imperio británico en África en general y en Uganda en particular».
A continuación, en el video se despliega la imagen de una torre dorada con este extenso nombre escrito en su fachada y Noah acota: «Por suerte Idi Amin no era dueño de ningún casino».
Los chistes se escriben solos
Uno de los grandes temas de la campaña presidencial de EE.UU. y ahora del gobierno de Trump es la verdad.
El mejor ejemplo es quizá el disenso sobre el tamaño de la multitud en el día de la toma de posesión de Donald Trump en comparación con la de Barack Obama en 2009.
Según el secretario de prensa de la Casa Blanca, Sean Spicer, la ceremonia de asunción de Trump fue «la que ha tenido mayor cantidad de público en la historia de los juramentos presidenciales».
«Los medios están malinterpretando las imágenes y utilizando datos pocos claros para minimizar el enorme respaldo que recibió el presidente el día de su toma de posesión», agregó.
Este y otros enfrentamientos de Spicer con la prensa fueron parodiados este sábado en un sketch de Saturday Night Live, en donde el secretario de prensa fue interpretado por la actriz Melissa McCarthy.
«Quiero empezar por ofrecer una disculpa en su nombre hacia mí por cómo me han tratado en las últimas dos semanas», dice en tono combativo el personaje de McCarthy a los periodistas en rueda de prensa. «Y no acepto las disculpas».
El sketch tuvo tal repercusión que el jueves el periódico The Washington Post tituló: «Sean Spicer fue un completo Melissa McCarthy hoy».
En palabras de Evan Smith, profesor de medios en la Universidad de Syracuse, en el estado de Nueva York, «los chistes casi que se escriben solos».
«Uno podría pensar que estaríamos llegando a un punto de saturación porque tuvimos tantos meses de todos estos chistes políticos»
Sin embargo, agrega, el gobierno estadounidense «está siendo tan activo que todos los días aborda nuevos temas» a la agenda.
De hecho, muchos medios han incorporado el análisis de estos programas de humor dentro de su cobertura. Desde esta semana, por ejemplo, el resumen matutino de noticias del diario The New York Times incluye un video humorístico recomendado.
Viajeros del futuro
«Hoy en día los estudios muestran que muchos adultos jóvenes obtienen la información no de los diarios o de los informativos centrales, sino de comediantes como Trevor Noah, John Oliver, Samantha Bee o incluso Saturday Night Live«, dice Smith.
John Oliver, por ejemplo, ha negado en varias oportunidades que su programa, Last week tonight, haga periodismo. Lo suyo, sostiene, es humor basado en la realidad.
Sin embargo, muchos de los segmentos de su programa son citadas como fuente informativa por los medios como, por ejemplo, su análisis de la factibilidad del muro propuesto por Trump en la frontera sur con México.
En el video más visto en el canal de Youtube de Last week tonight, el comediante británico examina la candidatura de Trump y dice: «No tenemos manera de saber cuál de sus inconsistentes puntos de vista llevará a cabo cuando gobierne. Pero cuando sea juramentado como presidente, el 20 de enero de 2017, ese día sus opiniones van a importar«.
«Y tú vas a recordar esa fecha, porque ese día van a llegar viajeros del futuro parar intentar frenar todo esto para que nunca suceda».
Cruzar fronteras
Según Baym, la sátira política en Estados Unidos comenzó a cobrar importancia tras los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 y la posterior invasión militar a Irak.
«El periodismo no estaba funcionando como una crítica formal al gobierno de George W. Bush. Fue entonces cuando Jon Stewart y Stephen Colbert se convirtieron en voces importantes del escenario político estadounidense», afirma.
En su opinión, en este momento el problema con el periodismo es otro: «Tenemos tantas fuentes de información y desinformación, que ya no hay medios masivos que hablen a todos en la nación. La gente elige la información que quiere escuchar y las noticias que explican su visión del mundo».
«La comedia tiene la capacidad de cruzar fronteras y apelar a una audiencia más grande y variada que muchos medios de información».
El fenómeno del humor unido a Trump hasta ha cruzado fronteras literalmente.
En los últimos días han surgido decenas de videos donde distintos países del mundo, especialmente de Europa, le presentan su nación al nuevo presidente de EE.UU.
La consigna es siempre la misma: si EE.UU. va a ser prioridad y estar «primero», como promete Trump, entonces el país del video quiere ser el «segundo».
Esta tendencia viral comenzó con Holanda, con un video en donde el narrador, imitando la voz de Trump, le explica varias características del pueblo holandés y muestra atracciones turísticas, como Afsluitdijk: «Es un gran gran muro que construimos para protegernos de toda el agua de México. De hecho, construimos un océano entero entre nosotros y México».
El narrador es el antes mencionado Greg Shapiro, quien está radicado en Holanda desde los años 90.
La verdad detrás del chiste
Según explica el escritor Lee Siegel a BBC Mundo, el humor político es «terapéutico», pero presenta sus riesgos.
En su opinión, Stewart y Colbert son en parte responsables de lo que él llama «la atmosfera de las noticias falsas».
«Su desprecio por cada aspecto del proceso político democrático fue la versión liberal del cinismo y el nihilismo que ayudaron a proyectar a Trump a la Casa Blanca», escribió Siegel en una columna publicada en la revista Columbia Journalism Review de la Universidad de Columbia, en Nueva York.
De todos modos, Siegel dice «El entretenimiento siempre suaviza la verdad incluso cuando la expone. No conozco ningún comediante que diga nada tan duro y consecuente» como el buen periodismo.
Y agrega: «Trump responde a los comediantes porque quiere distraer a la gente de lo que se está informando sobre él en las noticias».
fuente:bbcmundo