Israel recibió las dos primeras unidades de sus nuevos cazabombarderos furtivos F-35, de un paquete de 50 que tendrá hasta 2022, en una ceremonia descolorida debido a un retraso de horas a causa de las malas condiciones meteorológicas en Italia.
Los aparatos debían haber llegado a primera hora de la tarde y ser recibidos en un acto al que habían sido invitados más de mil personas, entre ellos el presidente, Reuvén Rivlin; el primer ministro, Biniamín Netanyahu; el secretario de Estado de EEUU, Ashton Carter, y otras altas autoridades.
Pero la “niebla y el mal tiempo en la base italiana”, según dijo un oficial de la Fuerza Aérea, motivaron el retraso.
“No vamos a poner en peligro a los pilotos estadounidenses, esto no es una misión operativa”, explicó el general de brigada Tal Kelman, segundo al mando de la Fuerza Aérea.
El anuncio vació inmediatamente de invitados toda la explanada junto a una de las pistas de aterrizaje de la base aérea de Nevatim, en el corazón del desierto del Négev.
Con mucho menos público que el inicial, la ceremonia pudo finalmente celebrarse pasadas las 19.30 horas, en medio de una cerrada oscuridad sólo rota por la luna llena y los improvisados focos que los organizadores alcanzaron a situar en la pista.
“Quiero agradecerle, secretario Carter, haber venido aquí con su esposa para conmemorar este hito con nosotros (…). Es una muestra de su compromiso personal con la seguridad de Israel en muchos frentes”, declaró en el acto Netanyahu, que extendió sus agradecimientos al presidente de EEUU, Barack Obama.
En un discurso transmitido en directo por televisión, agregó que el país es el “mejor y más fiable aliado” de Estados Unidos en Oriente Medio y “más allá”.
El primer ministro impulsó la costosa compra de más y más de estos aparatos a EEUU desde que llegó al poder en 2009, porque los considera vitales para los retos de seguridad que, a su juicio, afrontará Israel en las próximas dos décadas.
Por su parte, Carter aseguró que EEUU “está más comprometido que nunca con la seguridad de Israel” y recordó que el Estado judío es el único aliado en la región en recibir estos aviones.
Los aparatos llegaron a Israel tripulados por pilotos de prueba estadounidenses de la empresa Lockheed Martin, que recibió una fuerte bofetada del presidente electo, Donald Trump.
En un mensaje de Twitter que tuvo eco inmediato en Israel, Trump manifestó su desencanto con el programa de los F-35 y consideró que “se ha perdido el control” de gasto sobre el mismo, a la vez que advertía: “Después del 20 de enero ahorraremos miles de millones en las compras militares”.
Desde la pista de la base aérea, el director del programa F-35 y vicepresidente de Lockheed, Jeff Babione, dijo entender las críticas y previó que en el futuro el precio del aparato podría descender a 85 millones de dólares.
“El que tenga este avión tendrá las Fuerza Aérea más avanzada del mundo”, dijo el ejecutivo a los medios para justificar los altos costes, objeto de constantes críticas en su país.
Con la excepción de Estados Unidos, Israel es el primer país del mundo que recibe el F-35, y los ha comprado a un precio astronómico de 120 millones de dólares la unidad, más al menos otros veinte millones por servicios suplementarios.
Las primeras 33 unidades deben llegar al país de forma gradual hasta 2021 y, en conjunto, costarán al erario público cerca de 4.750 millones de dólares, incluidos simuladores, aviones de entrenamiento y mantenimiento.
Más barato le han salido las 17 unidades del segundo contrato, ya aprobado por el Gobierno de Jerusalén, y que aterrizarán hasta 2022.
Con ellos, Israel habilitará dos escuadras completas, pero Netanyahu ya tiene prevista la adquisición de más unidades en el futuro.
Su objetivo es sustituir las versiones más antiguas de F-15 y F-16, algunos ya con más de cuarenta años, y garantizar la tradicional supremacía aérea israelí en Oriente Medio.
En ese sentido, el F-35 concede por primera vez a Israel la capacidad furtiva que siempre ha buscado en una era de radares y satélites en la que es prácticamente imposible adentrarse en territorio enemigo sin ser detectado.
Un alto oficial de la Fuerza Aérea explicó que, pese a esas limitaciones, el nuevo avión supone “un salto cualitativo tanto en capacidad defensiva como ofensiva”, y su carácter polivalente le permitirá participar en misiones varias, entre ellas las de recolección de información de inteligencia y espionaje. EFE y Aurora