Pero este no es un tema nuevo. Durante los ochos años de gobierno de Barack Obama se deportaron a más de 2,2 millones de personas: los críticos lo llamaban «deportador en jefe».
Y tuvo que enfrentarse durante esos años, como lo hace ahora la presidencia de Trump y su anunciada política migratoria, a un dilema: qué hacer con los que son de países que se niegan a recibirlos.
«Recalcitrantes»
El Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) señala a 23 países de ser «recalcitrantes», es decir, «se rehúsan o son no-cooperativos» a la hora de aceptar el regreso de nacionales deportados desde EE.UU.
Entre ellos destacan China, India, Cuba, Haití y Afganistán,cuyos nacionales representan casi un cuarto del millón de personas que tienen orden de deportación.
En EE.UU. se estima que hay cerca de 11 millones de migrantes en situación irregular.
«Pero en el caso de China e India, que tendrían recursos, creo que no podemos especular diciendo que no quieren a estas personas de vuelta por ser criminales», dijo el especialista en temas de migración David Leopold, expresidente de la Asociación de Abogados de Inmigración estadounidense.
«Creo que tiene que ver más con el papeleo que se tiene que realizar. Deportar a una persona de EE.UU. es un tema muy serio y delicado que necesita un complejo proceso», explicó.
Sin embargo, David Bier, del Instituto Cato de Washington y experto en temas de migración cree que es una excusa.
«Países como China e India quieren evitar recibir en sus países a personas que han sido procesadas como criminales y deportadas por Estados Unidos, por eso se han demorado en diligenciar estos casos».
Los indocumentados
Y es que la principal razón que esgrimen los países «no-cooperantes» con la política de deportación de EE.UU. es la falta de documentos que prueben de manera conclusiva la nacionalidad de la persona que deportan.
Zhu Haiquan, vocera de la embajada de China en Estados Unidos, le dijo a The New York Times que su gobierno está trabajando con EE.UU. para agilizar el proceso de deportación de los connacionales afectados, pero que debe primero certificar que el deportado es un ciudadano chino.
«Nos adherimos al derecho de primero verificar y recién después repatriar», señaló la vocera.
«Es una justificación. No ves al gobierno chino rechazando a científicos o a personas con un doctorado. Pero creo que con la agresividad que este gobierno está afrontando este tema, van a terminar siendo aceptadas en sus países de origen», señaló Bier.
El mismo argumento ha sido sostenido por otros gobiernos. Por ejemplo, en 2012 Haití se negó a recibir a Jean Jacques, un inmigrante de ese país que acababa de cumplir una condena por el intento de asesinato de un ciudadano estadounidense.
La razón que dio Haití para negarle el acceso al país fue en esa línea: el gobierno de EE.UU. nunca pudo probar la nacionalidad haitiana de Jacques.
Jacques quedó en libertad en 2012, debido a resolución de la Corte Suprema de 2001 que señala que no se puede retener a una persona indocumentada por más de 180 días si su país de origen no lo recibe.
«Estas personas quedan en un limbo legal: aunque pueden circular por EE.UU., no reciben ningún estatus, ni mucho menos la ciudadanía«, explicó Bier.
En 2015, Jacques fue condenado de nuevo a 60 años de cárcel, en esta ocasión por la muerte de una mujer de 25 años.
Sin embargo, a pesar de que durante años tanto el gobierno de China como el de India han rechazado recibir a sus nacionales, en los últimos meses han aceptado iniciar un proceso para normalizar este asunto.
Uno de esos casos es el del gobierno indio que aceptó recibir en 2016 dos vuelos desde EE.UU. con personas indocumentadas.
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PAÍSES «RECALCITRANTES» PARA EL ICE
1. Afganistán | 2. Argelia | 3. Burundi | 4. Cabo Verde |
5. China | 6. Cuba | 7. Eritrea | 8. Gambia |
9. Ghana | 10. Guinea | 11. India | 12. Irán |
13. Irak | 14. Costa de Marfil | 15 Liberia | 16. Libia |
17. Malí | 18. Mauritania | 19. Marruecos | 20. Sierra Leona |
21. Somalia | 22. Sudán del Sur | 23. Zimbabue |
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Cuba, el «más recalcitrante»
El ICE señala a Cuba como «el más recalcitrante» para acoger de regreso a sus nacionales.
En su informe de julio de 2016, el ICE anotó que una de las principales causas era la política de «pies mojados, pies secos» que permitía a los cubanos que llegaban a suelo estadounidense obtener la residencia permanente.
Pero esta política fue derogada por Barack Obama en enero de 2017. Entonces, un comunicado conjunto de ambos gobiernos abrió la puerta a que Cuba considere «caso por caso» la devolución de ciudadanos de ese país.
Sin embargo, eso no se ha concretado y, con la llegada de Trump a la Casa Blanca, parece complicarse su puesta en práctica.
La autoridad estadounidense cuenta 28.400 cubanos con orden de deportación que la isla hasta hora se ha negado a recibir. La Habana sólo acepta a quienes llama los «excluibles», una lista de 2.700 que salieron del puerto de Mariel en 1980.
Represalias
Donald Trump se refirió a la disputa por los deportados que sus países rechazan en declaraciones del pasado septiembre, antes de ganar la elección.
«Hay por los menos 23 países que se niegan a recibir de nuevo a sus nacionales que son expulsados de EE.UU. Muchos de ellos son criminales. Y nosotros decimos: ‘Ok, nosotros los mantenemos'», afirmó Trump.
Y agregó: «Eso no va a pasar conmigo. No va a pasar conmigo«.
El debate que genera esta traba a la deportación efectiva de inmigrantes con historial criminal precede a Trump y ha enfurecido a quienes proponen leyes de control de la migración más estrictas.
Por eso, casos como el de haitiano Jacques y de otros criminales sin papeles han sido utilizados por varios congresistas para presionar al gobierno para que sanciones a los países que se nieguen a colaborar.
Pero hasta ahora, a pesar de que el gobierno de Estados Unidos puede cancelar las visas de los países que se rehúsen a recibir nacionales deportados, sólo Guyana ha sido efectivamente sancionado.
Para el analista John Feere, del Centro de Estudios de Inmigración, es un tema de seguridad pública que debe ser resuelto a la brevedad.
«Parece que la seguridad nacional y pública hubiera sido enviada al asiento trasero para evitar molestar países extranjeros. Los gobiernos extranjeros no deben estar a cargo de nuestras políticas de inmigración», le dijo al diario The New York Times.
Pero por su parte, Bier señaló que hay otro aire en la administración: «Creo que Donald Trump está dispuesto a sancionar a los países que se nieguen a recibir a sus nacionales. Ya lo ha dejado claro en las órdenes ejecutivas que ha firmado», dijo el experto del Instituto Cato.
Y en eso está de acuerdo Leopold: «Creo que los problemas de Donald Trump van a llegar por otras vías, no por las relaciones con China e India en este tema. Creo que su política migratoria es la de separar familias y causar dolor y eso es bastante claro».
fuente.bbcmundo