La pandemia del coronavirus ha desencadenado una crisis económica que crece como una avalancha.
Con Europa convertido en el epicentro de la pandemia y Estados Unidos en emergencia nacional, los gobiernos están apretando el acelerador para limitar el devastador impacto económico de la propagación del coronavirus en las familias, los trabajadores y las empresas.
Mientras cada día que pasa más países cierran sus fronteras y declaran la cuarentena para evitar la propagación del virus, la actividad económica se hunde, las empresas de los sectores más golpeados como aerolíneas, hoteles y restaurantes alertan que pueden quebrar. Muchos trabajadores están perdiendo sus empleos y las bolsas siguen en caída libre.
Los gobiernos están aplicando restricciones de libre circulación por las calles no vistas desde la Segunda Guerra Mundial y aunque el epicentro de la crisis sanitaria está en Europa, Estados Unidos ya ha declarado el estado de emergencia y en América Latina los países con más personas contagiadas están siguiendo el mismo camino.
Como no se sabe por cuánto tiempo se puede extender la pandemia, es difícil para las autoridades calcular cuánto dinero pueden inyectar en las economías y qué medidas de emergencia pueden poner en práctica para mitigar los efectos más inmediatos en los ingresos de las personas.
¿Qué va a pasar con los desempleados, los trabajadores independientes, los informales, las pequeñas empresas?
¿Cómo pagarán las familias la renta y el supermercado?
¿Y qué pasará con las gigantescas multinacionales que mueven las cadenas de producción internacionales y ahora han comenzado a paralizar sus fábricas?
Asistencia financiera
Los líderes europeos han dicho que están dispuestos a invertir «lo que sea necesario» para salvar a las economías de una catástrofe mayor.
«Creo que lo más crucial es que los gobiernos no dejen que las firmas solventes cierren y despidan trabajadores», le dice a BBC Mundo Vicky Redwood, analista sénior de la consultora británica Capital Economics.
«Los programas de garantías de préstamos son un buen comienzo, pero los gobiernos deben asegurar que todos los negocios puedan acceder a la asistencia financiera».
Sin embargo, la gran duda apunta hacia dónde está el límite; es decir, qué tanto pueden resistir los presupuestos fiscales si la pandemia no cede en las próximas semanas y se extiende por meses.
Y eso aún sigue siendo un misterio.
Maurice Obstfeld, profesor de economía de la Universidad de Berkeley e investigador del Peterson Institute for International Economics, dice que en el caso de EE.UU., que está planeado un gigantesco plan de emergencia con fondos fiscales, hay que tener cuidado.
«Está el peligro de que el dinero llegue a los lugares equivocados», explica, citando como ejemplo, la idea de la Casa Blanca de suspender el pago de impuestos de los trabajadores, dado que tendrá muy poco efecto en las personas con menores ingresos.
«Hay que fortalecer las redes de protección social, mantener los negocios a flote y dar incentivos para que las empresas no despidan trabajadores», apunta el académico.
Obstfeld sostiene que la reacción del gobierno alemán va en la dirección correcta, aunque los gobiernos tengan tengan que aumentar sus déficit fiscales.
«Este no es el momento para preocuparse de eso».
Estas son algunas de las medidas de emergencia que se están aplicando (o en espera de aprobación parlamentaria) en EE.UU., los países más afectados de Europa y las mayores economías de América Latina:
Estados Unidos
- El presidente Donald Trump invocó el miércoles una ley de 1950 que permite la intervención de empresas. El objetivo es movilizar la producción privada para luchar contra el coronavirus y podría, por ejemplo, obligar a la industria a producir suministros médicos esenciales.
- El gobierno suspendió las ejecuciones hipotecarias y los desahucios, al menos, hasta finales de abril.
- Estas nuevas iniciativas de emergencia se suman al plan propuesto por la Casa Blanca de más de US$1 billón de dólares, que se está negociando en el Congreso. El programa incluye el envío directo de cheques de US$1.000 a los ciudadanos más vulnerables para impulsar el consumo.
- La Reserva Federal (equivalente al banco central de EE.UU.) además de bajar las tasas de interés a casi 0 e inyectar liquidez por valor de US$700.000 millones en el mercado con la compra de bonos del Tesoro y valores hipotecarios, anunció que reanudará su programa de compra de deuda corporativa, aplicado por primera vez durante la Gran Recesión de 2008.
Europa
Reino Unido anunció que garantizará US$400.000 millones en préstamos respaldados por el gobierno a empresas afectadas por la pandemia. La medida representa en torno al 15% del PIB del país. También suspenderá el pago de hipotecas por tres meses para quienes tienen dificultades financieras e inyectará miles de millones en ayudas directas y subvenciones a empresas pequeñas, además de exenciones tributarias por un año.
España anunció la movilización de casi un 20% del PIB para combatir los efectos económicos del virus, con aportes públicos y privados. El Estado abrirá una línea de avales a disposición de las empresas más golpeadas.
Para ayudar a las personas, el gobierno español estableció una moratoria en el pago de hipotecas, ayuda financiera para trabajadores independientes y empresas con pérdidas severas, exoneración de los pagos a la Seguridad Social, suspensión del corte de agua y el servicio de internet para los que no pueden pagar y ayudas directas a las familias con menos recursos financieros.
En Francia el plan económico de emergencia incluye la entrega inmediata de recursos a trabajadores y empresas, la implementación de garantías fiscales para préstamos y medidas específicas para proteger a las empresas amenazadas, incluyendo la nacionalización en caso que sea necesario.
El gobierno entregará beneficios a los trabajadores autónomos y pagará por dos meses la remuneración de los asalariados que se encuentren en paro parcial por el coronavirus. El plan también incluye un «fondo de solidaridad» para pequeñas empresas cuyos ingresos hayan caído sustancialmente. También se aplazarán las cargas fiscales y cotizaciones para las empresas, con la posibilidad de que se anulen en los casos más extremos.
El gobierno italiano también anunció la suspensión del pago de hipotecas, ayuda financiera a empresas afectadas, entrega de dinero para los trabajadores autónomos afectados, subsidios a los desempleados, suspensión temporal de las obligaciones fiscales de empresas y ciudadanos, prohibición de despidos por dos meses, extensión de permisos parentales y entrega de un bono para que los padres que deben trabajar paguen por el cuidado de sus hijos.
Además dijo que estudia un proyecto para nacionalizar la aerolínea Alitalia.
Alemania sorprendió al tomar distancia del dogma de la disciplina presupuestaria, anunciando medidas excepcionales. Se trata de un plan que contempla la concesión de crédito «ilimitado» a las empresas, mediante garantías de la banca pública a los empresarios para evitar las quiebras. Los empresarios cuentan además con financiación pública para recortar el número de horas que trabajan sus empleados debido a la caída de la producción.
El gobierno explicó que todas las empresas, pequeñas, medianas y corporaciones, podrán acceder a las ayudas. El plan también contempla el aplazamiento del pago de impuestos.
América Latina
En Argentina el gobierno anunció esta semana aumentos en los subsidios a la pobreza, los jubilados, los desocupados y las embarazadas en situación vulnerable y dispuso una inversión de US$1.500 millones para obras públicas, vivienda y turismo, en un intento de afrontar las consecuencias económicas de la pandemia.
Las medidas también incluyen la entrega de asistencia financiera y créditos a pequeñas y medianas empresas, además del aplazamiento del pago de créditos de consumo contraídos con el Estado por dos meses.
México descartó el cierre de aeropuertos para frenar la pandemia de coronavirus, argumentando que intenta evitar un cierre completo de la economía que perjudique a los pobres. Para enfrentar la crisis, el país ajustará el presupuesto del gobierno y ampliará los programas de gasto social, como por ejemplo, los subsidios a las personas mayores de edad.
México está en una compleja situación ante la recesión económica que puede afectar a EE.UU., su principal socio comercial, la drástica caída de ingresos de su petrolera estatal Pemex y la baja del turismo.
En Brasil el gobierno solicitó al Congreso que apruebe declarar al país en «estado de calamidad pública», una medida que le permitirá mayor libertad en el manejo del presupuesto para enfrentar la pandemia. Si los legisladores aprueban la iniciativa, el gobierno no tendrá que cumplir con la meta fiscal prevista para este año.
Además, el Ministerio de Economía brasileño anunció esta semana un plan de choque que incluye una inyección de unos US$29.000 millones a la economía. Cerca de la mitad del dinero será destinado a la población más pobre del país, a través del ingreso anticipado de diversas ayudas sociales.
En paralelo, el gobierno suspendió por tres meses algunos de los impuestos aplicados a las empresas.
Se perderán millones de empleos
Por su parte, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) advirtió el miércoles que la pandemia puede llegar a destruir hasta 24,7 millones de empleos en todo el mundo, superando así la factura laboral de la crisis financiera de 2008, que desencadenó la eliminación de 22 millones de puestos de trabajo.
«Ya no se trata solamente de una crisis sanitaria global, sino que supone una grave crisis económica y laboral que está teniendo un fuerte impacto en las personas», dijo Guy Ryder, director general de la OIT.
Pero si los gobiernos están jugando la mayor parte de sus cartas para darle oxígeno a la crisis económica, ¿qué más se puede hacer?
Según Maurice Obstfeld, la clave está en una acción fiscal coordinada y oportuna.
«La confianza de los consumidores y el mercado aumentaría si hay más cooperación entre los gobiernos», apunta.
Y no solo se trata de cooperación económica, advierte, sino también en los planes de salud pública como el desarrollo de vacunas y de las pruebas internacionales para el control de la pandemia.
«Pero si los países caen en recriminaciones y enfoques egoístas, arriesgamos una mayor fragmentación de la economía mundial que podría persistir mucho más allá de la crisis», dice Obstfeld.
fuente:bbcmundo