El Parlamento Europeo concedió el Premio Sajarov a la Libertad de Conciencia a Nadia Murad y Lamiya Aji Bashar, dos supervivientes y portavoces de las mujeres víctimas de la violencia sexual del grupo terrorista.
Las activistas yazidíes Nadia Murad y Lamiya Aji Bashar, distinguidas con el Premio Sajarov a la Libertad de Conciencia que cada año concede el Parlamento Europeo, solicitaron el apoyo de la comunidad internacional para llevar al Estado Islámico ante el Tribunal Penal Internacional (TPI) por el genocidio del pueblo yazidí y para establecer una zona de protección para las minorías en Irak.
“Esperamos del Parlamento Europeo y del mundo que lleve el genocidio de los yazidíes hasta el Tribunal Penal Internacional para hacer justicia y que rinda cuentas el autodenominado Estado Islámico para evitar que en el futuro no se comentan estas atrocidades”, clamó Aji Bashar en su discurso ante la sesión plenaria del Parlamento Europeo.
“Conseguí escapar, y antes de llegar a un lugar seguro mi amiga pisó una mina y pude oir sus gritos de dolor mientras fallecía. Fue lo peor que he oído en toda mi vida”, dijo ante el Parlamento Europeo, Aji Bashar al relatar su fuga de las garras del ISIS, durante la ceremonia de entrega del premio Sájarov 2016 a la Libertad de Conciencia, que este año Lamiya comparte con Nadia Murad, otra refugiada yazidí.
Nadia, de 23 años, explicó cómo su madre fue asesinada por ser “demasiado mayor para ser vendida, sin valor en el comercio de mujeres”. “Cuando el ISIS llegó mataron a todos los hombres. Yo tenía 15 años, nos separaron de las mujeres mayores y las mataron. Me compraron y vendieron cuatro veces. El último fue un médico iraquí (…) Nos torturaba todos los días. Violaba a niñas de nueve años, y a mí también”, explicó la joven mientras algunos asistentes no podían contener las lágrimas.
“Creo -añadió en su alocución Murad- que la comunidad internacional tiene que establecer además una zona o zonas de seguridad para las minorías en Irak, coordinadas por el Gobierno iraquí y las autoridades del Kurdistán”. Y si no, continuó Murad, “pido a Europa que abra sus puertas a los yizadíes como ocurrió tras el Holocausto”.
“Mi comunidad está hoy desintegrada”, lamentó Nadia Murad. “75,000 yazidíes tuvieron que emigrar a Alemania, y tenemos que reconocerle al país haber abierto sus puertas”, señaló.
Martin Schulz, presidente del Parlamento Europeo,ofreció a los yazidíes el respaldo de la Eurocámara para que el genocidio de este pueblo, “uno de los más antiguos de la Humanidad”, llegue ante el TPI, para que esos crímenes “no queden impunes”.
Nadia Murad y Lamiya Aji Bashar agradecieron el galardón que devuelve “el orgullo y la dignidad” a los yazidíes y se lo dedicaron a todas las víctimas del grupo terrorista Estado Islámico (EI).
“Este premio va en contra de los objetivos que persigue el Estado Islámico, ya que quieren erradicar a los yazidíes y cuando nos capturaron querían quitarnos nuestro honor, dignidad y orgullo. Este premio nos ha devuelto el orgullo y la dignidad, y por ese motivo se lo quiero dedicar a todas las víctimas del ISIS u otros grupos yihadistas, afirmó Murad.
Por su parte, Aji Bashar dijo durante la ceremonia de entrega que el Premio Sájarov a la Libertad de Conciencia es “un orgullo y queremos dedicarlo a todas las mujeres y niñas que fueron capturadas por el ISIS.”
Nadia logró fugarse después de tres meses de cautiverio y Lamiya logró desprenderse de las garras de sus torturadores solo en abril pasado, tras 20 meses de suplicio, con el agravante de que en su regreso resultó gravemente herida al atravesar un campo minado. “El dolor -dijo- aún sigue aquí, aunque hayamos sido liberadas del cautiverio todavía hay 3,500 mujeres cautivas”.