La pregunta que se hace en Portugal de cara a la elección general del domingo no es si el Partido Socialista gobernante ganará, sino por cuál margen. Encuestas recientes indican que los socialistas tienen 10 puntos porcentuales de ventaja. Esto se debe en gran medida a la recuperación económica y las profundas divisiones en el Partido Socialdemócrata opositor.
Un vistazo a las elecciones:
QUÉ SE ELIGE
Los 10,8 millones de portugueses habilitados para votar eligen a 230 miembros de la Asamblea Republicana, o parlamento. Estos eligen al gobierno, propuesto por el partido con mayor número de bancas, por un período de cuatro años.
Los principales partidos son el Socialista, de centroizquierda, y el Socialdemócrata, de centroderecha. Si el ganador del domingo no obtiene mayoría, puede formar un gobierno en minoría o buscar una alianza con partidos menores para asegurarse la aprobación de sus proyectos legislativos.
Los partidos menores, cuyos parlamentarios salientes probablemente serán reelegidos, son el Bloque de Izquierda; la alianza Partido Comunista Portugués/Partido Verde; el Partido Demócrata Cristiano, conservador, y el Partido Pueblo-Animales-Naturaleza.
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LOS CANDIDATOS PRINCIPALES
Los dos candidatos principales son el actual primer ministro socialista Antonio Costa y el dirigente socialdemócrata Rui Rio.
Costa, de 58 años, es un operador político astuto. Después de perder en la elección de 2015, les dio vuelta la tortilla a los socialdemócratas y obtuvo suficientes bancas para tomar el poder mediante una alianza sin precedentes con el Partido Comunista Portugués y el Bloque de Izquierda. Anteriormente tuvo puestos en tres gobiernos y cumplió dos períodos consecutivos como alcalde de Lisboa.
Rio, de 62 años, es un exalcalde de Oporto, la segunda ciudad del país y rival tradicional de Lisboa en materia de industria y cultura. Ha sido legislador, pero nunca ha sido miembro de un gobierno. Como líder del partido desde enero de 2018, tiene problemas para contener las críticas de sus adversarios internos.
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POR QUÉ EL PARTIDO SOCIALISTA ES FAVORITO
Se debe a la economía. El último período de los socialdemócratas en el poder sigue estando asociado en la mente del público con la austeridad y una recesión de tres años que finalizó en 2014. Bajo el gobierno de Costa, el crecimiento aumentó de 0,2% en 2014 a 2,1% en 2018 y el desempleo se ha reducido a la mitad, aproximadamente el 6%.
El déficit presupuestal se ha reducido a casi cero bajo la conducción del ministro de Hacienda, Mario Centeno, que preside las reuniones de sus colegas de los 19 países que emplean el euro. Costa ha derogado algunas medidas de austeridad, restaurado cuatro feriados nacionales y reducido los impuestos sobre las comidas en restaurantes del anterior 23% al 13%.
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QUÉ DICEN SUS RIVALES
La insistencia de los socialistas en reducir el déficit ha privado de dinero a los servicios públicos e incrementado los tiempos de espera en el servicio nacional de salud. El transporte público padece de falta de inversiones. Además, las tasas impositivas están en alturas récord, que los socialdemócratas prometen reducir.
Los detractores dicen que el gobierno socialista se ha beneficiado con circunstancias favorables pero temporarias: un boom del turismo debido en parte a problemas en destinos rivales y las tasas de interés históricamente bajas en Europa. Además, se han producido una serie de escándalos relacionados con las conexiones familiares en los puestos altos de gobierno.
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PROBLEMAS PENDIENTES
Aunque el gasto fiscal está más alineado con los ingresos, la deuda pública supera el 120% del PIB y es la tercera más alta de Europa. La deuda total, pública, privada y empresaria triplica con creces el PIB, según el Banco de Portugal.
Si aumentan las tasas de interés europeas, sería un problema grave para los portugueses. Otros son la disminución de las lluvias en el sur debido al cambio climático y el envejecimiento de la población, que amenaza la financiación del sistema de bienestar social.