En las últimas horas, la noticia de la existencia de un reporte no corroborado que señala que el gobierno ruso posee información comprometedora sobre el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, desató una tormenta política e informativa en ese país.
Trump negó rotundamente que fuera cierto y lo atribuyó a una «caza de brujas política».
Esta polémica ha ayudado a desenterrar un viejo término de la era soviética que ha sido mencionado este miércoles en numerosos medios de comunicación estadounidenses.
Estamos hablando de una vieja táctica rusa conocida como «kompromat«.
Esta es usada por los servicios de inteligencia de muchos países pero, según los expertos, fue la antigua Unión Soviética la que la perfeccionó y sistematizó.
Se trata de la práctica de acumular información comprometedora sobre una persona para después utilizarla contra esta como mecanismo de presión y chantaje, o sencillamente para destruir su reputación.
El manual soviético
Con José Stalin en el poder, fundamentalmente a partir del final de la Segunda Guerra Mundial, se volvieron cada vez más comunes en la Unión Soviética las purgas políticas y persecuciones de adversarios.
Y el «kompromat» era parte del manual básico de los agentes de la vieja policía secreta rusa, el KGB.
Al respecto, el editor jefe del diario The Washington Post en Moscú, David Filipov, asegura que es una actividad todavía practicada en Rusia para ejercer poder sobre alguien.
«La información se puede usar para hacer que otros hagan lo que uno quiere»
Filipov asegura que hoy en día muchas agencias de inteligencia rusas hacen «kompromat» como en los viejos tiempos soviéticos.
«Las empresas y organizaciones tienen su propio servicio de inteligencia, entonces todo el mundo está reuniendo información todo el tiempo. Es lo que aquí nos cuentan los antiguos agentes del KGB», afirma el periodista.
Filipov compara a esta actividad con una aspiradora.
«Los servicios rusos de seguridad están succionando todo lo que tal vez algún día puedan usar. Quién sabe. Tal vez las personas a las que están siguiendo ahora son aliadas, pero podrían ser enemigas más tarde», señala.
Una «forma de arte»
Filipov recuerda que en una revisión realizada por una empresa especializada en la oficina del diario The Boston Globe en Moscú, pocos años después de la caída de la Unión Soviética, se encontraron nada menos que 135 dispositivos de escucha ocultos.
«Era una oficina de apenas cinco cuartos«, explica el periodista.
la sofisticación con la que los rusos pueden llevar a cabo el «kompromat» es prácticamente una «forma de arte».
El viejo agente de la KGB
En 1999, un video de vigilancia se filtró a medios de comunicación rusos y conmocionó a Moscú.
En la grabación se veía al fiscal general de Rusia bailando desnudo con dos mujeres que tampoco llevaban ropa.
Después de ser reconocido, el fiscal perdió rápidamente su puesto y fue el fin de su carrera. Él siempre alegó que fue víctima del «kompromat».
James Nixey, director del programa de Rusia y Eurasia del centro de estudios Chatham House en Londres asegura que información financiera o sexual privada se usa para «avergonzar, exponer o mantener obediente» a alguien.
«Lo cierto es que todo el mundo tiene un dosier a su nombre. Toda persona con relevancia comercial o política que haya estado en Rusia tiene un dosier», le explicó Nixey a la cadena CNN.
«Se hace en todas partes, pero no se utiliza para fines políticos o financieros como en Rusia», señaló el experto.
fuente:bbcmundo