“La memoria de los crímenes del nazismo es inseparable de la identidad alemana”, expresó la canciller Angela Merkel durante su visita al campo de exterminio de Auschwitz este viernes.
“El recuerdo de los crímenes, nombrar a los autores y rendir homenaje digno a las víctimas es una responsabilidad que no se detiene jamás. Eso no es negociable. Es inseparable de nuestro país. Ser conscientes de esta responsabilidad es parte de nuestra identidad nacional”, enfatizó.
Merkel es la tercera canciller alemana que visita el campo nazi donde un millón de judíos fueron asesinados entre 1940 y 1945 y que ha llegado a simbolizar el Holocausto en su conjunto.
En vísperas de su visita, Merkel, de 65 años, dijo que “la lucha contra el antisemitismo y contra todas las formas de odio” es una prioridad de su gobierno.
La canciller anunció una donación de 60 millones de euros para la Fundación Auschwitz-Birkenau que fue aprobada por los Estados federales de Alemania el jueves, señaló el sitio The Times of Israel.
Merkel comenzó su visita caminando bajo el eslogan nazi “Arbeit macht frei” (El trabajo te hará libre) que aún pende sobre las puertas del campo.
También guardó un minuto de silencio junto al Muro de la Muerte, donde miles de prisioneros fueron asesinados a tiros, y visitó el sitio de una cámara de gas y un crematorio.
La visita “es una señal particularmente importante de atención y solidaridad en un momento en que los sobrevivientes de Auschwitz son víctimas de insultos antisemitas y correos electrónicos llenos de odio”, señaló.
Merkel estuvo acompañada por Bogdan Stanislaw Bartnikowski, de 87 años, sobreviviente del campo, así como por el primer ministro de Polonia, Mateusz Morawiecki.
Josef Schuster, presidente del Consejo Central de Judíos de Alemania, y Ronald Lauder, jefe del Congreso Judío Mundial, también participaron en la visita.
En total, 1.1 millones de personas fueron asesinadas en Auschwitz-Birkenau, judíos, polacos no judíos, prisioneros de guerra soviéticos, romaníes y combatientes contra el nacismo.
Merkel sigue los pasos de los cancilleres Helmut Schmidt, que visitó el campo de exterminio en 1977, y Helmut Kohl, que lo visitó en 1989 y 1995.
Ha visitado varios de los antiguos campos de Alemania y ha estado cinco veces en el centro conmemorativo del Holocausto Yad Vashem de Jerusalén.
En 2008 se dirigió a la Knéset donde habló de la “vergüenza” que todavía sienten los alemanes.
Merkel ha llamado al Holocausto una “ruptura con la civilización” y ha expresado su preocupación por el aumento del antisemitismo en Alemania.
Su visita se produce dos meses después de un ataque contra una sinagoga en la ciudad de Halle en el que murieron dos personas.
Según las cifras de la policía, los delitos antisemitas aumentaron casi un 10 por ciento en Alemania el año pasado con respecto al año anterior hasta alcanzar 1.646 incidentes, el nivel más alto en una década.
El partido alemán de extrema derecha AfD, cuyos miembros han sido acusados de utilizar retórica antisemita, ha pedido reconsiderar la forma en que Alemania recuerda su pasado nazi.