Cuando Daniel Oritz emigró a Israel desde Venezuela, su primera comida fue un plato de sopa de pollo. Tomó una cucharada y comenzó a llorar.
Para él, la sopa significa un escape de la pobreza y la privación que había experimentado durante más de dos años.
“Estábamos muy hambrientos”, dijo Oritz, quien se mudó en noviembre. “No había carne, azúcar, o pasta”.
La crisis económica de Venezuela es tan grave que los ciudadanos deben esperar horas en las tiendas de comestibles para comprar productos básicos o pagar precios exorbitantes en el mercado negro. Algunos incluso han muerto de enfermedades básicas por la escasez de medicamentos.
Decenas de miles de personas han abandonado el país, incluyendo un creciente número de judíos venezolanos que han emigrado a Israel.
El proceso no es fácil porque Israel y Venezuela no mantienen relaciones diplomáticas. En 2009, como consecuencia de la guerra de Israel con Hamas en Gaza, el entonces presidente Hugo Chávez expulsó al embajador israelí y a su cuerpo diplomático de Caracas. Se alineó con los palestinos, reconociendo su derecho a un Estado, y estableció relaciones con Irán, el adversario de Israel.
Cifras oficiales del gobierno israelí muestran que 111 judíos venezolanos hicieron “aliyá”, (inmigraron) a Israel en 2015, más del doble de los que arribaron en 2012.
Y aunque las cifras de 2016 aún no están disponibles, la Asociación Internacional de Cristianos y Judíos, una organización benéfica que se encarga de trasladar a judíos de zonas en crisis a Israel, dijo que ha ayudado a 90 personas a inmigrar.
Entre 6,000 y 9,000 judíos siguen en el país de 30 millones de habitantes.
Las organizaciones que ayudan a judíos a abandonar el país, incluyendo la Agencia Judía por Israel, dicen que prefieren no hablar del proceso porque podría poner en peligro a los que no han salido.
“Nosotros trabajamos fuera de la comunidad judía y clandestinamente, recopilando información de boca en boca sobre los judíos que desean emigrar a Israel,” indicó una empleada de la Comunidad Internacional de Cristianos y Judíos, hablando en condición de anonimato debido a sus viajes regulares entre Israel y Venezuela.
La empleada explicó que en el pasado, los judíos venezolanos optaron por emigrar a Estados Unidos o Panamá, pero esos lugares son demasiado caros para ellos, ya que la crisis económica ha devaluado sus propiedades y otros activos.
“Israel es realmente su única opción,” dijo.
Los judíos que llegan a Israel tienen derecho a una canasta de beneficios ofrecida por el Estado, incluyendo asistencia médica subsidiada, educación gratuita, descuentos en alquiler de apartamentos y otros bienes.
El antisemitismo fue generalizado bajo Chávez y ha continuado desde su muerte en 2013. Grupos judíos estiman que alrededor del 50 por ciento de los 22,000 judíos que vivían en el país cuando Chávez llegó al poder se han ido.
El año pasado, la Liga Anti-Difamación de Estados Unidos (ADL) condenó una revista por mostrar imágenes antisemitas en su portada, sugiriendo que los problemas económicos del país son provocados por gente rica de “origen israelita”.
“Durante varios años hemos visto acusaciones y temas antisemitas en el discurso público venezolano”, dijo Jonathan A. Greenblatt, director ejecutivo de la ADL, respondiendo a la portada de la revista en agosto. “Esta sorprendentemente manifestación de imágenes antisemitas en plena exhibición en los quioscos venezolanos es inaceptable y repulsiva”.
Oritz, quien creció y emigró de la ciudad de San Cristóbal, no muy lejos de la frontera con Colombia, dijo que su familia fue víctima de un violento asalto hace poco más de un año. Hombres armados entraron en su casa, ataron a la familia y amenazaron con matarlos si se resistían. Luego se llevaron todas sus posesiones, incluyendo el vehículo familiar. Nada fue recuperado, y nadie ha sido arrestado por el crimen.
Fue una experiencia desgarradora, dijo Daniel. En su opinión, ese suceso trajo la muerte de su madre unos meses más tarde. El asalto lo empujó a encontrar una salida del país para llegar a Israel.
Oritz ya había estado en Israel – emigró en 2006, sólo para descubrir que su madre estaba enferma, obligándolo a regresar a casa. A lo largo de los años, anhelaba volver. Ahora, la situación en Venezuela es tan mala que no tuvo otra opción.
Una vez que se establezca, traerá a su padre, su hermana, su novia, y su hija de 5 años de edad.
Para Reisy Abramof, que es también judía y llegó a Israel en el mismo vuelo de Oritz, la situación política en Venezuela es sorprendente y alarmante.
“Es muy triste ver gente formada en fila para comer y otros muriendo en hospitales porque no hay medicina”, expresó Abramof, de Valencia, la tercera ciudad más grande de Venezuela.
Su familia podía permitirse comprar productos en el mercado negro a precios exorbitantes.
Pero Abramof, de 29 años, quien estudió cinco años en una universidad en Estados Unidos, dijo que no hay futuro para los jóvenes en Venezuela.
“Me siento esperanzada en Israel; Es un país lleno de innovaciones sociales y oportunidades. He conseguido entrevistas de trabajo, y ahora debo aprender el idioma.”
Fuente: The Washington Post