Israel inventan plástico a partir de algas

Científicos de la Universidad de Tel Aviv han desarrollado un polímero bioplástico y biodegradable derivado de microorganismos que se alimentan de algas marinas, según reporta el portal NoCamels.

Esta invención podría convertirse en una alternativa viable para no seguir aumentando las enormes cantidades de plástico que ya se encuentran en la tierra y en los océanos.

Si se toma en cuenta que el plástico tarda más de 500 años en degradarse, las más de 8000 millones de toneladas de plástico que se han producido desde 1950 están presentes todavía en los rellenos sanitarios y en nuestros océanos, dañando la vida marina y los ecosistemas.

La investigación realizada por el Dr. Alexander Golberg de la Escuela de Ciencias Ambientales y de la Tierra de la Universidad de Tel Aviv, el profesor Michael Gozin de la Escuela de Química de la misma universidad, y apoyada por Supratim Ghosh, un estudiante postdoctoral, propone la utilización de microorganismos (Haloferax mediterranei) recolectados en las aguas muy saladas del Mar Muerto. Estos microorganismos se alimentan de algas marinas y se pueden utilizar para producir un polímero parecido al plástico pero no tóxico y biodegradable.

El Dr. Goldberg señala al portal israelí NoCamels: «Una solución parcial a la epidemia plástica son los bioplásticos, que no usan petróleo y se degradan rápidamente. Pero los bioplásticos también tienen un precio ambiental: cultivar las plantas o las bacterias para hacer el plástico requiere suelo fértil y agua dulce, que muchos países, incluido Israel, no tienen. El proceso que proponemos permitirá a los países con escasez de agua dulce, como Israel, China e India, pasar de los plásticos derivados del petróleo a los plásticos biodegradables».

El uso de bioplásticos tendría un impacto ambiental significativo en países como China e India, donde el manejo de los residuos plásticos es inadecuado, ya que estos se degradan más rápidamente y desaparecen en aproximadamente un año sin causar contaminación.

Sin embargo, el polihidroxialcanoato, polímero desarrollado por los científicos, debe procesarse aún más antes de que se convierta en plástico. El desafío para los investigadores radica en desarrollar mezclas de polímeros que generen diferentes tipos de plástico con propiedades específicas, desde una bolsa hasta una botella para el envasado de cualquier producto.

Otras alternativas amigables

Productos alternativos al plástico proveniente de los combustibles fósiles están probando su utilidad en otras partes del mundo. En Indonesia, por ejemplo, una empresa creó una bolsa ecológica hecha de yuca. La bolsa es completamente degradable e incluso se disuelve en agua. La empresa chilena SoluBag desarrolló una bolsa de piedra caliza que también se disuelve en el agua.

Otras iniciativas para combatir los residuos plásticos se han centrado en la gestión de los residuos, reducción del consumo, los incentivos al reciclaje e incluso la prohibición de algunos productos.

Soluciones más innovadoras incluyen el desarrollo de bacterias modificadas genéticamente que se alimentan de plástico. Científicos de la Universidad Ben-Gurion han modificado genéticamente bacterias Pseudomonas putida para que puedan «comer» polietileno-tereftalato (PET), un tipo común de plástico que prolifera en los océanos y en la tierra.

Un proyecto conjunto entre científicos israelíes e investigadores internacionales se ha planteado el uso de medusas para ayudar a librar los océanos de microplásticos.

Todas estas iniciativas están dirigidas a lograr un entorno más seguro y menos contaminado mediante la sustitución del plástico, uno de los graves causantes de contaminación y problemas ambientales en nuestro planeta.

 

 

fuente:aurora-israel

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