Aunque a su paso por Nicaragua se degradó rápidamente de huracán categoría 4 a tormenta tropical, Iota dejó tras de sí una estela de destrucción y catástrofe.
Árboles caídos, tejados arrancados de las casas, postes de electricidad derribados, desbordes y peligrosos deslaves son los principales efectos del paso de Iota el martes por Nicaragua.
En su paso por Centroamérica, la tormenta tropical Iota dejó al menos 10 muertos, siete de ellos en Nicaragua, según informó la vicepresidenta nicaragüense, Rosario Murillo.
El gobierno comunicó que más de 45.000 personas fueron evacuadas y repartidas entre 250 albergues por todo el país.
En Honduras, donde el ojo de Iota entró en horas de la tarde del martes, la tormenta dejó fuertes lluvias por todo el país. Numerosas localidades reportaron inundaciones.
La tormenta se degradó a depresión tropical a su paso por El Salvador este miércoles.
«Ya van 12 horas de que se perdió comunicación con la ciudad de Bilwi, Puerto Cabezas. Nicaragua es escenario de ríos desbordados, puentes caídos y pueblos inundados. 33 municipios están sin internet ni telefonía«, dijo desde la región en la tarde del martes el periodista nicaragüense Ismael López.
«Tengo colegas que están en la zona del huracán, pero desde la madrugada no sé nada de ellos porque se perdieron las telecomunicaciones .
I’m keeping in my prayers all of our friends and neighbors in Hurricane Iota’s path and those impacted by Hurricane Eta across Central America. The increasing frequency of these powerful storms is another reason that fighting climate change will be one of my top priorities.
— Joe Biden (@JoeBiden) November 17, 2020
«Tengo en mis oraciones a todos nuestros amigos y vecinos en la senda del huracán Iota y aquellos afectados por el huracán Eta en todo Centroamérica. La creciente frecuencia de estas poderosas tormentas es otra razón para que la lucha contra el cambio climático sea una de nuestras prioridades«, escribió.
El golpe a Nicaragua
Iota tocó tierra en Nicaragua en la noche del lunes como huracán de categoría 4 (de un máximo de 5 en la escala Saffir-Simpson) con vientos de hasta 250 km/h, convirtiéndose en la tormenta más fuerte en golpear el país centroamericano desde que se tienen registros..
Tras su entrada por el noreste del país, el huracán perdió fuerza «rápidamente»; primero se debilitó a categoría 1 y unas horas después se convirtió en tormenta tropical.
Los vientos redujeron la velocidad a unos 105 km/h conforme se fue degradando, según informó el NHC, pero la tormenta siguió dejando lluvias torrenciales a medida que avanzaba hacia el sur de Honduras.
El organismo advirtió que las inundaciones y los deslizamientos de tierra siguen siendo una amenaza mortal.
Incomunicación y desolación
La localidad nicaragüense de Puerto Cabezas, que seguía parcialmente inundada y llena de los escombros dejados por la tormenta Eta hace menos de dos semanas, volvió a llevarse lo peor del golpe.
Los habitantes atemorizados se refugiaron en albergues.
«Podríamos morir», dijo Inocencia Smith citada por la agencia Reuters.
«No hay nada para comer», añadió, al tiempo que explicaba que Eta acabó con las granjas locales.
Los cortes de electricidad y de los servicios de telefonía e internet impiden valorar el alcance real de la tragedia.
El impacto en el Caribe colombiano
Daniel Pardo, corresponsal en Colombia
Iota impactó de lleno en la madrugada del lunes el archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, causando graves destrozos en su avance por el mar Caribe hacia Centroamérica.
La más afectada fue Providencia porque el ojo del huracán pasó por encima de esa isla, situada 90 kilómetros al noreste de San Andrés, la principal del archipiélago.
Las inundaciones acá son frecuentes, pero Colombia no es un país acostumbrado a vivir emergencias como el huracán Iota.
Por eso, la llegada de este al archipiélago de San Andrés y Providencia fue vista por los colombianos como una tragedia inédita y asombrosa.
Este martes, cuando el huracán ya pasó por territorio colombiano camino a Centroamérica, no es el todo claro cuáles fueron exactamente las consecuencias, entre otras porque la isla de Providencia se ha mantenido incomunicada con el resto del país hasta ahora.
El presidente de Colombia, Iván Duque, reportó desde allí la muerte de una persona en San Andrés y la probable destrucción del 98% de la infraestructura en Providencia.
La oposición ha criticado al gobierno por no haber impulsado medidas de evacuación en la zona, donde desde la semana pasada los meteorólogos ya preveían la devastación.
San Andrés, con 80.000 habitantes, y Providencia, con 5.000, son y se han visto afectadas por la recesión en esa industria que significó la pandemia del coronavirus.
Aunque sus cifras de pobreza o desigualdad son menores que las del resto del país, la informalidad laboral y la corrupción son mayores.
El departamento, con profundos problemas de infraestructura hospitalaria y vial, ha tenido seis gobernadores distintos en menos de 6 años a cuenta de destituciones disciplinarias.
La llegada de Iota es el último y quizá más grave componente de una crisis inédita para este archipiélago colombiano.
Dos huracanes en menos de dos semanas
La llegada de Iota sumada al paso del huracán Eta hace menos de dos semanas marca la primera vez que dos grandes huracanes se forman en la cuenca atlántica en noviembre, desde que hay registros.
El viento se llevó el tejado de un hospital provisional. Los pacientes en cuidados intensivos fueron evacuados, incluidas dos mujeres que dieron a luz durante las primeras lluvias del lunes, según informó el gobierno.
La Federación Internacional de la Cruz y la Media Luna Roja alertó sobre el desastre que puede suponer Iota después del paso de la tormenta Eta.
«Estamos muy preocupados por el potencial de deslaves mortales en estas áreas ya que la tierra está ya completamente saturada», dijo el portavoz de la federación, Matthew Cochran, en una rueda de prensa en Ginebra, Suiza, el martes.
Preparativos en Honduras y El Salvador
Visto el panorama en el Caribe y Nicaragua, los gobiernos de Honduras y el Salvador se prepararon para la llegada de Iota, que se produjo entre la noche del martes y la mañana del miércoles.
Las autoridades hondureñas afirman que unas 80.000 personas fueron desalojadas de sus casas ante la llegada de las primeras lluvias.
«Estamos inundados por todas partes, la lluvia duró prácticamente toda la noche y ahora para por una hora pero vuelve por dos o tres», señaló Marcelo Herrera, alcalde de Wampusirpi, un municipio del interior hondureño atravesado por ríos y corrientes.
«Necesitamos comida y agua para la población, perdimos nuestras cosechas con [la tormenta] Eta», le dijo Herrera a la agencia Reuters.
En El Salvador, también se prepararon para la llegada de Iota. Al menos 800 personas de zonas de riesgo y vulnerables del país fueron evacuadas como una medida de prevención.
La jefa del gabinete del gobierno salvadoreño, Carolina Recinos, dijo durante una comparecencia de prensa que se tiene a disposición 1.000 albergues y precisó: «Tenemos una capacidad inmediata para albergar a unas 30.000 personas».
fuente.bbbcmundo