En una religión que valora los objetos rituales – Janukiot, copas de Kidush, tefilín – no hay nada más preciado que un rollo de la Torá.
Un sinnúmero de Sifrei Torá fueron rescatados de Polonia, Irak, Portugal, Alemania y Rusia para renacer en nuevas comunidades.
El año pasado, el Ministerio de Asuntos Exteriores dedicó una Torá que fue rescatada de Bagdad para ser utilizada en la sinagoga de sus oficinas en Jerusalem.
Se cree que el rollo, de 150 a 200 años de edad proviene de la región de Kurdistán. La Torá fue abandonada cuando la mayor parte de los judíos del país huyeron a Israel después de 1948 y el gobierno iraquí confiscó sus bienes.
El rollo llegó a la Embajada de Israel en Jordania en 2006 o 2007. Cuando la embajada de Israel en El Cairo fue atacada por una enorme multitud en septiembre de 2011, el ministerio decidió desalojar los objetos valiosos de su embajada en Amman también. Es así como la Torá de Irak fue trasladada a Jerusalem en 2015.
Desde la Kristallnacht a un Bat Mitzvá
En noviembre de 1938, la Noche de los Cristales Rotos o Kristallnacht, Dietrich Hamburger, líder de una pequeña congregación que se reunía en su casa de Fürstenau, empacó sus pertenencias llevando consigo la Torá de la comunidad. Hamburger huyó a Holanda, donde permaneció escondido durante la guerra. Su hija y su familia perecieron en campos de concentración. Después de la guerra, otro de sus hijos llamado Siegfried llevó la Torá a California.
La bisnieta de Dietrich, Julie Ann Smith, había perdido el contacto con sus familiares. Pero en 1996, conoció a un rabino en San Anselmo, California, quien recibió los rollos de Steven, el hijo de Siegfried.
Y así, casi 75 años después de que su tatarabuelo rescató la Torá de Alemania, Charlotte Smith leyó de ella en su Bat Mitzvá en el Valle de Napa, California.
La familia dedicó la Torá a AlmaVia un centro para personas de edad avanzada.
Un rollo de la Torá utilizado por cripto-judíos en Portugal fue puesto en exhibición en el Ayuntamiento de Covilha el mes pasado. Se cree que fue usado en secreto durante la Inquisición portuguesa en la década de 1530.
Después de cientos de años, el pergamino fue descubierto en 2006 por un empresario de construcción durante una demolición en la ciudad. El constructor se lo llevó a casa y lo mantuvo enrollado en una sábana. Hace unos años lo mostró a un grupo de arqueólogos. Más tarde, la Torá fue hallada junto a una iglesia frecuentada por “nuevos cristianos” o marranos, judíos que fueron obligados a convertirse durante la Inquisición. Tras la exhibición, el rollo fue adquirido por un hombre de negocios para su colección.
De Irak a Drisha
Una Torá que data del año 1800, abandonada en una sinagoga de Bagdad durante el éxodo de los judíos iraquíes a Israel en 1948 fue dedicada al Instituto de Mujeres Drisha en Nueva York en 1999.
La Torá fue rescatada en 1991 junto con otros 34 rollos. Un musulmán iraquí los robó de Saddam Hussein, los trasladó a Jordania y de ahí llegaron a Israel. Posterirmente fueron restaurados por la hija de Blu Greenberg, una activista feminista ortodoxa, quien los donó a Drisha a finales de 1999, donde se encuentran hasta hoy.
La Torá en el Templo Beth Shalom en Santa Fe, Nuevo México, ha sobrevivido al Holocausto – y a un monzón. El rollo, de 250 a 300 años de edad, llegó por primera vez a la congregación en la década de 1980.
Es una de las reliquias de la próspera comunidad judía de Mlada Boleslav, Checoslovaquia. La Torá fue trasladada a Praga en 1942 y almacenada con cerca de 1,500 rollos de toda Europa que los nazis habían confiscado. En 1963, los rollos fueron adquiridos por un experto en arte y distribuidos entre las congregaciones judías de EE.UU. y el Reino Unido. La Torá en el Templo Beth Shalom es única, ya que incluye la escritura sefardí y Ashkenazi.
El rollo fue dañado por un monzón en 2009. Luego, en 2013, el rabino anunció un nuevo esfuerzo para restaurar 40,000 de las 305,000 letras a un costo de 250,000 dólares.
A principios de este año, 19 judíos del Yemen fueron trasladados a Israel clandestinamente junto con un rollo de la Torá en un operativo conjunto de la Agencia Judía y el Departamento de Estado de Estados Unidos.
El rabino Saliman Dahari, quien llegó con sus padres y su esposa, y se reunió con sus hijos en un centro de absorción, trajo consigo el rollo de la Torá de 500 a 600 años de antiguedad.
El cura, el arzobispo y la Torá
Sesenta y nueve años después de la Kristallnacht, un rollo de la Torá fue rescatado por un sacerdote de una sinagoga en llamas fue rededicado en una sinagoga de Colonia. En 1938, los nazis saquearon e incendiaron la sinagoga Glockengasse de Colonia.
El prelado católico Gustav Meinertz rescató la Torá de las llamas, y en 1945 la devolvió a los judíos que sobrevivieron.
Los rollos gravemente dañados fueron puestos en exhibición en la sinagoga de Roonstrasse,
Cuando el Papa Benedicto XVI visitó la sinagoga, tuvo la idea que se restaurase por un escriba en Jerusalem, antes de ser devueltos a Colonia en 2007 para una ceremonia de dedicación
La ceremonia contó con la presencia de altos funcionarios alemanes y los rabinos Yona Metzger y Shlomo Amar.
Un retorno triunfal
Una Torá rescatada de una sinagoga de Berkach, Alemania, y restaurada para su uso en Winter Springs, Florida, fue devuelta a la sinagoga con motivo de su 160 aniversario.
El pergamino, escrito en el siglo 19, se encontraba en la sinagoga alemana por cerca de 100 años.
Durante el Holocausto, Lothar Gould lo llevó consigo mientras huía de los nazis, hasta llegar a la Florida, donde se mantuvo durante décadas.
En 2010, la comunidad lo restauró para su uso en el Templo de Israel.
Polonia, Brooklyn – luego, Uganda
Cuando el Dr. Isador Lieberman llegó a Uganda en 2010 en una misión médica se encontró con una comunidad judía ortodoxa de 200 miembros que se reunía en una cabaña de hierba de un pequeño pueblo llamado Putti. Más tarde, el cirujano prometió reemplazar los pequeños rollos por un verdadero Sefer Torá.
A su regreso a Dallas, Texas, Lieberman consultó a rabinos y escribas locales. Uno de sus contactos halló cinco rollos de la Torá robados que se encontraban en un armario de la policía en Brooklyn y estaban a la venta, ya que no habían sido reclamados en décadas. Lieberman adquirió uno de ellos con la ayuda de donantes. Más tarde, descubrió que el rollo fue escrito en Polonia en 1930 y rescatado durante el Holocausto. Luego de su restauración, Lieberman se reunió con su madre en una sinagoga semi-construida en Putti para la primera lectura de la Torá – desde el shtetl de Polonia a las colinas de Uganda.
Una reunión fatídica
Era 1938, y Ernst Brager sabía que tenía que salir de Alemania. Había sido detenido por los nazis en dos ocasiones y puesto en libertad sólo por haber recibido el reconocimiento de la Cruz de Hierro durante la Primera Guerra Mundial.
Brager logró obtener un pasaporte falso, y huyó a París. Lievaba consigo unos pocos objetos personales, y dos rollos de la Torá.
Cuando llegó a París, se reunió con Gretel, su esposa de tan sólo dos semanas. Ambos consiguieron visas para el Reino Unido, confiando en las promesas de un garante financiero y conocido de Hamburgo.
En Londres, los rollos de la Torá fueron colocados en una sinagoga. Cuando Ernst murió en 1986, su hijo, David, halló los rollos y los llevó a un escriba quien dijo que uno de ellos requería de una amplia restauración, mientras que el otro era totalmente irreparable.
Cuando David y su esposa, Susan, emigraron a Israel, un escriba les dijo que podían cubrir el costo de la restauración prestándolo a una sinagoga durante 15 años. Así, el pergamino fue trasladado temporalmente a una nueva congregación en Rehovot.
Más de 15 años después, el rollo fue trasladado a una nueva yeshiva en Jerusalem dirigida por el rabino Moshe Jacobson, descendiente del mismo hombre que había ayudado a su padre a rescatar la Torá de Alemania.
De Rusia a la Florida y Polonia
Tres rollos de la Torá húngaros – rescatados de Rusia por una abuela de la Florida – fueron restaurados para su uso en una congregación ortodoxa de Boca Raton. Uno de los rollos viajó con una delegación de la Florida a principios de este año para participar en la Marcha por la Vida en Auschwitz, donde los sobrevivientes del Holocausto escribieron las últimas letras del pergamino cerca del sitio del campo de exterminio nazi.
Floridian Sibyl Silver escuchó hablar de una colección de 118 pergaminos, pertenecientes a la comunidad judeo-húngara durante la Segunda Guerra Mundial y los almacenó en un sótano de una biblioteca de Rusia. Silver logró trasladar tres de los rollos de la Torá a la Florida, donde se dispuso a recaudar fondos para su restauración.
Ella visitó Rusia para negociar su traslado a lugares seguros en Moscú y en EE.UU. y viajó a Los Ángeles y Washington, DC, investigar su historia y buscar a los descendientes de las familias que los donaron en Hungría.
Cuando el profesor Mark Wainberg, un destacado investigador del SIDA, se enteró de la muerte a puñaladas de Shira Banki durante el desfile del orgullo de 2015 en Jerusalem deseaba hacer algo en su memoria, así que decidió donar un rollo de la Torá de 150 años a una sinagoga etíope-israelí en la ciudad. El pergamino escrito en Bagdad, fue completamente restaurado y presentado a la congregación en una ceremonia especial a la que asistió el alcalde de Jerusalem Nir Barkat.
Fuente: The Jerusalem Post