Algo que toda la vida me ha llamado la atención desde que empecé a ser observante es la cantidad de veces que en la Torá tenemos el mandato de recordar la salida de Egipto. Lo decimos diariamente en nuestros rezos matutinos cuando leemos el Shemá; la recordamos al tocar la mezuza que se encuentra a la entrada de nuestras casas, los hombres al ponerse los tzitzit y tefilin para rezar y todos nosotros cada vez que nos juntamos en familia para celebrar una festividad. ¿Por qué? ¿qué tiene de especial este evento sobre todos los que ocurrieron en la Torá para que sólo este se quedara tan presente en nuestra memoria? ¿Qué no la llegada a la Tierra de Israel, la entrega de la Torá, la construcción del Mishcán (Tabernaculo) fueron también piezas clave para la configuración de nuestra nación y espiritualidad? ¿Por qué no recordamos estos eventos también?
Sin embargo esta pregunta nunca ha sido tan incesante en mi cabeza como el hecho de que la salida de Egipto en la gran mayoría de esos casos es comparada con la Creación. En Shabat el día que celebramos la creación del mundo también celebramos la salida de Egipto. En la noche del viernes, cuando santificamos el día decimos: “Que nos dio Su Shabat sagrado como herencia, un recuerdo de la Creación; el primero de las convocaciones sagradas, un recuerdo a la salida de Egipto.” ¿Cómo puede ser así “un recuerdo de la Creación”? ¿Qué tiene que ver una cosa con la otra? Trataremos de responder estas preguntas aludiendo al compendio de significados que la salida de Egipto encierra.
REVELACIÓN DE D-OS COMO CREADOR Y LAS PLAGAS DE EGIPTO
La primer fuente judía que tenemos en donde se aborda el tema es la Guemará. En el tratado de Rosh Hashaná se relata un desacuerdo entre Rab Eliezer y rab Yoshua. El primero afirmaba que el mundo fue creado en tishrei (el mes en que celebramos Rosh Hashaná) mientras que el segundo defendía que el mundo fue creado en nisán (el mes en que celebramos Pésaj). Los comentaristas de Talmud fueron dando distintas respuestas a la postura de los dos tanaítas y fueron explicando formas en que ambas realidades son verdad. Por ejemplo, que en tishrei el mundo fue creado en concepto y en nisán en acción, o que el inicio de la creación ocurrió en tishrei y la concreción de la misma en nisán; entre muchas otras. Sin embargo, el Arizal encontró una respuesta que a mi parecer es de las más acertadas. Él nos dice que el mundo fue creado en tishrei en Rosh Hashaná, pero en nisán D-os se reveló nuevamente frente al mundo como Creador con la salida de Egipto.
Antes de las Diez Plagas y de la salida de los judíos Dios se le había revelado al hombre de forma individual, a través de profetas. Abraham, Isaac y Jacobo hablaron directamente con D-os y sabían que había un Único creador en el mundo. Antes de ellos incluso, la humanidad entera, gracias a su patriarca Noé sabía que D-os era Uno y era el director del mundo. Sin embargo, al pasar de los siglos la humanidad se fue olvidando de su Creador y empezó a hacer idolatría. Cuando ocurre el Éxodo Egipto era la nación más idolatra y más poderosa de todas. Al ocurrir la salida se convirtió en una nación monoteísta.
Lo que implicaron las plagas y la consecuente salida fue la Revelación de D-os frente al mundo. En la última plaga, dentro de la Torá está escrito que fue D-os y no un ángel quien bajo y tomó la vida de los primogénitos, D-os y no un enviado. Lo que nos dice la tradición es que ese día la Presencia Divina bajo al mundo y se posó sobre él. Es decir todas las criaturas tuvieron miedo y sintieron a D-os a través del atributo de justicia.
Otra explicación habla sobre el funcionamiento mismo de las plagas, cada una de ellas nos demuestra de una forma distinta que D-os es el Único D-os de la Creación. Las primeras (sangre, ranas, piojos y bestias salvajes) nos demuestra que D-os maneja los elementos de la naturaleza desde lo más elemental el sustento hasta las acciones de los animales; la plaga de las fieras acabo para siempre con la idea de que los animales podían ser dioses. La plaga de la oscuridad nos demuestra que D-os controla los astros, pero las últimas dos plagas demuestran que hay un Único D-os. Cuando el granizo cae del Cielo con fuego queda evidente que no existe un dios del fuego y un dios del agua sino que D-os es quien controla todos los elementos del mundo por opuestos y dispares que parezcan. Así mismo no hay un dios de la muerte, es D-os Quien da la vida y Quien da la muerte.
Por eso este evento es considerado como una segunda Creación. Porque las mismas energías que se usaron para crear el mundo fueron vueltas a usar para crear las plagas. Y porque el nombre de D-os fue abierto en toda la tierra. Aunque pareciera un momento trágico en realidad fueron momentos de suma alegría, porque todas las criaturas pudieron ver a su Creador.
REVELACIÓN DE LA SUPERVISIÓN DIVINA Y PARTICIPACIÓN DEL HOMBRE
La segunda razón por la cual la salida de Egipto es considerada como un evento equiparable a la Creación es porque en ella se cumplió el sentido por el cual el mundo entero fue creado; la Revelación del nombre de D-os entre sus criaturas. Egipto nos enseña varias realidades importantísimas: 1) Que D-os no sólo creó el mundo, sino que también lo supervisa y se involucra en el 2) Que le dio un sentido al mundo y lo dirige hacia ese propósito 3) Que hace participe al hombre de ese plan.
La salida ocurrió el 15 del mes de nisán, el mes en el que los egipcios celebraban la fuerza de su ídolo; del que consideraban su dios. Y justo en ese mes fue el mes en que el verdadero D-os se reveló y el mes en el que los judíos salieron de su poderío. Todos los eventos necesarios para que esa liberación ocurriera fueron precisos y medidos, desde que Jacobo bajo a Egipto hasta que Moisés llegó a la casa del faraón; todo ocurrió de la forma precisa y con la medida exacta que debía de ocurrir. Así mismo los egipcios vivieron en su cuerpo las aflicciones que habían causado a otros pueblos. Recibieron el pago de sus acciones “medida con medida.”
Ello nos enseña que no hay un solo aspecto de nuestras vidas y del funcionamiento del mundo en el cual D-os no esté presente. Él vigila todo lo que ocurre y se encuentra en cada aspecto individual del mundo. Lo cual nos muestra que el mundo no es regido por las fuerzas del azar; al igual que fue creado de forma consciente D-os interviene en él con sentido. El simple hecho de que intervenga muestra que lo dirige, toda dirección por necesidad implica un sentido. D-os no juega a los dados con el mundo.
Además al escoger y dirigir a una nación y al juzgar los actos de los hombres en ese día, D-os demostró que en sus acciones hace participe al hombre. Si el hombre no tuviera un rol en este mundo, no tendría una responsabilidad, no tendría potencial y por ende no podría ser juzgado. El hecho de que seamos juzgados implica que tenemos parte dentro del plan divino. También al escoger a una nación D-os puso sobre sus hombros una exigencia hacia ellos para con el mundo.
LA REDENCIÓN FINAL
Finalmente lo que la salida de Egipto representó fue que el hombre puede llegar a tener una relación directa con D-os y sostener un nivel de conexión y cercanía altísimo con Él. Lo cual implica que ello puede volver a ocurrir nuevamente. Por eso la salida de Egipto es la roca primordial de la fe judía, en ella se basan todas nuestras mitzvot y acciones. Porque creemos que D-os se revela de forma constante al hombre y creemos que el sentido del mundo entero es que toda creación lo conozca nuevamente. Anhelamos la siguiente Revelación pero queremos que el nombre de D-os se revelado nuevamente en la Tierra, no por medio de su atributo de Justicia, no por medio de que Él decidió bajar hacia el hombre; sino por medio de que el hombre hizo este mundo grande y pudo construir en él una casa para que D-os more entre nosotros. Queremos que D-os se manifieste en el mundo a través de nuestros méritos y no a través de Su Juicio.
La salida de Egipto nos recuerda de dónde venimos y hacia dónde vamos.