Le ataron las patas y lo hirieron con machetes, también lo golpearon con palos. El diagnostico sobre la salud del reptil es reservado. En las isletas de la Barra de Santiago Medio Ambiente ha descubierto nidos destruidos de esos animales
Un caimán fue atado de sus patas, golpeado con palos y herido con machete (el filo atravesó la gruesa piel), sucedió en la zona boscosa de Garita Palmera, que forma parte del sitio Ramsar Barra de Santiago, Ahuachapán.
De acuerdo al Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales, Marn, la lesiones fueron provocadas por un grupo de jóvenes, quienes fueron sorprendieron por guardarrecursos de esa institución. Las lesiones fueron tan graves que el animal perdió movilidad en sus patas traseras.
El reptil moribundo fue trasladado de su hábitat natural hacia San Salvador, donde se le están dando cuidados veterinarios para salvar su vida, pero su diagnóstico es reservado.
Según la veterinaria del MARN, Kattia Gómez, la pérdida de movilidad en sus patas traseras se debe a que pasó mucho tiempo con las extremidades amarradas y tiene varios dientes quebrados, que podrían volver a crecer. De recuperarse, será liberado en una zona que garantice su pleno desarrollo.
Destrucción de nidos
La semana pasada un equipo de técnicos y guardarrecursos del Marn se adentraron en lancha en medio de los manglares hasta una de las isletas de la Barra de Santiago, donde es común que aniden este tipo de especies, y en el recorrido encontraron varios nidos vacíos y restos de cascarones destruidos, algunos aún frescos con restos de embriones.
Pese a los esfuerzos de concienciación que se hace en la zona, uno de los guardas lamentó que aún hay personas que extraen los huevos para comérselos bajo la errónea creencia de que son fuente de virilidad o simplemente para destruir los nidos.
Según los especialistas, es en los primeros meses del año cuando se inician los monitoreos de nidos de cocodrilo e iguana, ya que es la época propicia de anidación de estas especies al tener un clima cálido en el país.
Se estima que en el territorio, cada nidada puede contener un mínimo de 10 huevos y un máximo de 40, dependiendo de la especie y tamaño del cocodrilo hembra. Es por ello que los guardarrecursos asignados en la zona buscan localizar cada nido para tenerlo en constante monitoreo mientras dura el proceso de incubación y posteriormente verificar cuántos de estos pudieron nacer sin problema alguno.
Es común que este tipo de especies salgan de su hábitat en esta época del año por falta de agua y comida, por lo que el Marn llamó a no molestarlos ya que no son especies agresivas sí se les respeta su espacio. A su vez, invitó a los habitantes a que informen cuando estas especies ronden las zonas habitacionales para trasladarlos nuevamente a un lugar adecuado sin causarles ningún daño.
fuente:edh