Quienes se desenvuelven en este campo sostienen que hay una sobreoferta de graduados de las carreras vinculadas a la docencia. Los sindicatos se pronuncian porque desde el gobierno se tomen medidas para empezar a solventar la situación.
La falta de una oportunidad laboral es uno de los problemas que cada año enfrentan quienes se gradúan de profesores. El Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología (Mineducyt) registra 12,000 docentes, graduados en los últimos 10 años de varias instituciones educativas, que no han encontrado una plaza en el sistema público y privado.
La situación se agrava porque la mayoría se enfoca en buscar una plaza vacante en el sistema educativo público, frente al hecho de que los salarios y condiciones laborales en los centros educativos privados no les resultan atractivos.
Según las cifras del viceministro de Educación, Francisco Castaneda, hace tres años había alrededor de 15,000 maestros graduados en los últimos 10 años que no se han logrado colocar, pero a la fecha esa cifra se redujo a 12,000, luego de que se publicó un decreto transitorio en el que se determinó que para las plazas que la cartera de Estado iba a ofertar era prioridad absorber maestros que no habían tenido una plaza, y que tenían arriba de 15 años de estar sin empleo.
Sin embargo, algunos dirigentes de organizaciones de profesores señalaron que las cifras que maneja el viceministro se quedan cortas con respecto a la realidad.
“Cuando uno revisa la cantidad de personas que andan aplicando en cada uno de los procesos (concursos de plazas que lanza el Ministerio de Educación) estamos hablando de entre 15,000 y 20,000 profesores (desempleados), de los cuales entre 10,000 y 12,000 andan buscando en forma permanente plazas, porque hay un buen grupo que ya perdió las esperanzas. Otros están ubicados en la empresa privada y se descuidan un poco de la aplicación, y un tercer grupo que ya está dedicado a otras cosas”, afirmó Paz Zetino Gutiérrez, de Bases Magisteriales.
Para Manuel Molina, del Movimiento Magisterial Revolucionario, el número de educadores graduados desempleados estaría incluso por los 101,300.
Para 2017, Mineducyt contabilizó una población de 57,261 profesores laborando en el país, de los cuales 44,432 ejercían en el sector público, 11,503 en el sector privado, y 1,226 en ambos sistemas.
Aunque a la fecha ni el gobierno ni los sindicatos tienen cifras definitivas sobre docentes desempleados, sí hay un acuerdo con respecto a los factores que inciden, y uno de los que puntualizan es la sobreoferta resultado de que las instituciones de educación superior aún sirven algunas carreras de profesorado aunque no haya espacio para absorber a sus graduados.
El viceministro Castaneda sostuvo que ese desequilibrio creado por las universidades es el que genera el problema. No obstante, los sindicalistas indicaron que también el gobierno, a través de la cartera de Educación, tiene parte de responsabilidad de que haya sobreoferta, debido a que no ha hecho esfuerzos suficientes para cambiar el marco legal educativo vigente que da pie a que las universidades tengan a su cargo la formación de profesores con visión comercial.
Zetino Gutiérrez señaló que el problema no aminoró ni siquiera porque en un momento dado algunas universidades cerraron ciertas modalidades de profesorado.
En una investigación periodística realizada el año pasado por El Diario de Hoy, con respecto a las carreras con más demanda en el país, quedó evidente que entre 2006 y 2015 la Licenciatura en Ciencias de la Educación se mantuvo en la mayoría de casos en cuarto lugar en cuanto al número de graduados, superada en el primer lugar por Ciencias Jurídicas, en segundo por Administración de Empresas, y en tercero por el Técnico en Enfermería.
Según los datos retomados del propio Ministerio, en 2006 la cifra de graduados de Licenciatura en ciencias de la Educación rondó los 443, en 2009 fue de 948 y en 2011 incrementó a 1,792.
Luego, entre 2013 y 2015, estuvo cerca de los 1,617 y los 1,087, respectivamente.
El sindicalista de Bases Magisteriales opinó que es necesario revisar cuántos maestros se requieren por especialidad, ya sea parvularia, primera infancia, matemáticas y de otras áreas curriculares, para de esa manera autorizar la oferta de carreras de las universidades.
El viceministro Castaneda, quien reconoció que hay necesidad de cambiar la Ley de Educación Superior para que el ministerio deje de ser un mero registrador de carreras y tome un rol de acreditador, coincidió en que se debe revisar las carreras y de aquellas que ya se tiene suficiente personal formado, como es el caso del profesorado para Educación Básica, restringir los nuevos ingresos como mínimo entre 5 a 10 años, mientras que otras se deberán promover.
“Creo que debemos coordinar con las universidades una política para poder abrir más oportunidades para los maestros con especialidades en Matemática, Ciencias Naturales e Inglés”, explicó.
Sin embargo, el representante del Movimiento Magisterial Revolucionario va más allá y sostiene que una de las soluciones para que no haya sobreoferta de docentes, y de paso ordenar el magisterio, es que se quite a las universidades el rol de formador de profesores, y sea el Estado el que asuma esa función como en tiempos de la Escuela Normal Alberto Masferrer.
No obstante, bajo el punto de vista del especialista en educación, Óscar Picardo, no es necesario sacar a las universidades del esquema, sino más bien hacer que éstas mejoren en algunos aspectos, entre ellos la calidad de planta docente formadora que poseen y los requisitos que exigen.
Los entrevistados concuerdan en que otro de los factores que incide en la falta de trabajo para profesores es que quienes ejercen en el sistema público y tienen los requisitos para jubilarse se resisten a hacerlo; lo cual ocurre porque tras la reforma previsional vigente desde 2017 quienes nacieron después del año 62 quedarán con una pensión muy baja; y en medio de esta situación no solo están condenados a seguir trabajando, sino también cierran las posibilidades de que otras generaciones de educadores, que incluso tienen el dominio requerido de la tecnología y nuevas metodologías, accedan a un empleo.
Picardo manifestó que otras situaciones que llevan al desempleo tienen que ver con el hecho de que hay carreras de profesorado que son muy cortas, de tres años, con lo cual no solo se sacrifica calidad sino también se vuelve un espejismo para las personas que forma, y por otra parte hay reducción de espacios laborales porque la matrícula estudiantil en algunos niveles educativos ha ido en disminución como resultado de un descenso en la tasa de natalidad, a lo que suma la migración como resultado de la violencia.
Una de las alternativas que el también investigador propuso para solucionar el tema del desempleo en el magisterio, y de paso la mala calidad de enseñanza que se brinda en las aulas del sector público, es que se recapacite y certifique a docentes que hace años se graduaron de una modalidad con nuevas capacidades, habilidades y competencias; además, elevar el requisito de plazas a licenciatura y maestría.
Por su parte, tanto el dirigente de Bases Magisteriales como el del Movimiento Magisterial Revolucionario, volvieron a coincidir en que las soluciones no solo pasan porque el Gobierno en turno tome la decisión política de ordenar las cosas, empezando por asumir la formación de profesores o revisar la pertinencia de las carreras que ofrecen las universidades, sino también creando una salida digna para los profesores que están listos para jubilarse.
Otra de las opciones que los sindicalistas plantearon es incrementar el salario base de los educadores para que no tengan que trabajar dos y tres turnos en las escuelas e institutos, y de esa forma los espacios que dejen disponibles sirvan para cubrir a sus colegas que nunca han tenido una oportunidad laboral.
Manuel Molina señaló que también se puede propiciar que profesores graduados de la especialidad de Educación Física e inglés que no han encontrado empleo, puedan ser contratados con un sueldo base por el Ministerio para que, ante el hecho de que son materias de pocas horas clase en la semana, puedan atender simultáneamente dos o tres centros educativos pequeños, y llevar el servicio a instituciones que no lo tenían disponible.
De igual manera propusieron que se obligue a las organizaciones que le ejecutan algunos programas educativos, como el de Modalidades Flexibles o el de alfabetización, a que contraten docentes graduados que están sin empleo fijo.
Para el caso, en el programa de Educación Flexible, quienes laboran como tutores son docentes que ya trabajan en otras instituciones, pero necesitan incrementar sus ingresos.
fuente:edh