Un estudio de la Universidad de Tel Aviv ha revelado la historia no contada de una sociedad próspera y rica en el desierto de Aravá, en partes de Israel y Jordania, durante los siglos XII y XI AEC.
El reino bíblico de Edom siempre ha sido un rompecabezas significativo para la arqueología bíblica. Aunque la evidencia de ello se encuentra en la Biblia, el registro arqueológico siempre ha tenido problemas para interpretar el texto, que decía que existía como un reino mucho antes que los reyes de Israel.
“Utilizando la evolución tecnológica como un sustituto de procesos sociales, logramos identificar y caracterizar el surgimiento del reino bíblico de Edom”, explicó el profesor Ezra Ben-Yosef de la Universidad de Tel Aviv, quien dirigió el estudio con el profesor Tom Levy de la Universidad de California, San Diego. “Nuestros resultados demuestran que el reino existió antes de lo que se pensaba y de acuerdo con la descripción bíblica”.
Según el estudio, publicado hoy en la revista científica PLOS ONE, la riqueza del reino parece haberse construido sobre una “red de alta tecnología” de cobre, el recurso más valioso de la región en ese momento. El cobre se usaba en la antigüedad para fabricar armas y herramientas, y el proceso de producción del cobre es increíblemente complejo.
“La fundición de cobre era esencialmente la alta tecnología de la antigüedad”, señaló Ben-Yosef.
A través de una metodología llamada modelo de equilibrio puntuado, el equipo de investigación analizó los hallazgos de antiguas minas de cobre en Jordania e Israel para crear una línea de tiempo de la evolución de la producción de cobre desde 1300-800 AEC. Los arqueólogos hallaron una disminución significativa de cobre en la escoria, los desechos de la extracción de cobre por fundición, en el sitio de Aravá, lo que implica que el proceso fue optimizado como resultado de la invasión militar del faraón Shoshenq I de Egipto (el bíblico “Shishak”), que saqueó Jerusalén en el siglo X AEC. En lugar de provocar la destrucción en la región, los investigadores argumentan que provocó un “salto tecnológico” en la producción y el comercio del cobre.
“Demostramos una repentina estandarización de la escoria en la segunda mitad del siglo X AEC., desde los yacimientos de Faynan en Jordania hasta los de Timna en Israel, un área extensa de unos 2.000 kilómetros cuadrados, que ocurrió justo cuando los egipcios llegaron a la región”, dijo Ben-Yosef. “Los edomitas crearon protocolos de trabajo precisos que les permitieron producir una gran cantidad de cobre con un mínimo de energía”.
Sin embargo, como Egipto era una potencia más débil en este momento, es poco probable que tuviera control sobre el comercio del cobre, lo que permitía que siguiera siendo una empresa local. Ben-Yosef explicó que Egipto era principalmente un importador de bienes en ese momento, por lo que tenía interés en racionalizar la eficiencia en la región.
De hecho, esta no fue la única innovación introducida en la región por la invasión de Shoshenq I: el camello también fue introducido por primera vez en ese período.
“Nuestros nuevos hallazgos contradicen la opinión de muchos arqueólogos de que el desierto de Aravá estaba poblado por una alianza de tribus, y coinciden con la historia bíblica de que aquí había un reino edomita”, explicó Ben-Yosef. “Una floreciente industria del cobre en Aravá sólo puede atribuirse a un sistema de gobierno centralizado y jerárquico, y esto podría ajustarse a la descripción bíblica del reino edomita”.
Aunque nunca se había dudado de la existencia del reino edomita, se asumió ampliamente que surgió a finales del siglo VIII AEC. en la meseta edomita, ubicada en Jordania, cerca de Petra y al sureste del Mar Muerto.
“Antes de que construyeran su capital en la meseta, los edomitas eran un reino complejo y organizado, pero aún eran nómadas. Habitaban en tiendas de campaña. No tenían pueblos o ciudades, pero contaban con cementerios y sitios de fundición”.
Los edomitas finalmente se asentaron en ciudades en la meseta y construyeron poblados a lo largo de las rutas comerciales, pero estos hallazgos demuestran que poseían un sistema centralizado de organización mucho antes de que se establecieran.
Fuente: The Jerusalem Post