WASHINGTON — El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, descartó este jueves que la pandemia del nuevo coronavirus sea «un acto de Dios», pero reconoció que su virulencia ha sorprendido a todo el mundo.
“Algunos dirían que se trata de un acto de Dios. Yo no lo veo así -no es un acto de Dios- sino como algo que sorprendió a todo el mundo“, dijo el mandatario durante una rueda de prensa celebrada en la Casa Blanca.
Trump volvió a culpar a China del brote al señalar que, en caso de haberlo sabido el resto de naciones, «se podría haber parado» su propagación.
«Se podría haber detenido desde un principio. Por desgracia, decidieron no hacerlo público y el mundo entero está sufriendo por ello», declaró.
El presidente aseguró que «nadie sabía que esta pandemia o epidemia alanzaría semejantes proporciones» y que «el mundo está pagando» por ello.
Asimismo, aseguró que su administración «trabaja cada día» para proteger «al pueblo y a la economía estadounidenses», pero reconoció que la población tiene derecho a acogerse a la conocida como Ley del Derecho a Intentarlo, que el mismo firmó en 2018.
Esta legislación permite a los ciudadanos someterse a tratamientos experimentales que aún no han sido aprobados por las autoridades estadounidenses.
No obstante, Trump sostuvo que esta legislación no es suficiente en estos momentos y anunció que el gobierno abordará un enfoque similar ante la propagación del virus en suelo estadounidense.
«Esto va más allá del Derecho a Intentarlo. Si hay tratamientos que se saben seguros en Europa, Japón o en otros países que son efectivos contra el virus, usaremos esa información para garantizar la seguridad de los estadounidenses», dijo.
«Nada se interpondrá en nuestro camino para recurrir a vías que nos permitan dar con aquello que mejor sirva contra este terrible virus», sentenció.
El presidente citó como ejemplo el caso de la cloroquina, un medicamento habitualmente empleado contra la malaria que, según han apuntado algunos expertos, también resulta efectivo contra el COVID-19.
El comisionado de la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. (FDA por sus siglas en inglés), Stephen Hahn, también presente en la rueda de prensa, confirmó que el mandatario le ha dado instrucciones para que se estudie esa posibilidad.
«Queremos hacerlo en el marco de un ensayo clínico», dijo Hahn, quien aprovechó para pedir a quienes quieran someterse a tratamientos alternativos que compartan con las autoridades los resultados de sus experiencias.
Por su parte, el cirujano general de EE.UU., Jerome Adams, aprovechó para hacer un llamamiento, especialmente a los más jóvenes, a los millenials y a los miembros de la Generación Z, para que donen sangre.
«Una donación pueda salvar hasta tres vidas. Los centros de donación de sangre están abiertos y es seguro, se están tomando precauciones adicionales», aseguró.
Por último, al ser preguntado por la posible duración de esta situación, Trump se mostró optimista y dijo que espera que todo acabe «muy pronto», aunque reconoció que no es posible hablar de fechas: «Estamos en un territorio desconocido».