El presidente israelí Reuven Rivlin dio al primer ministro Benjamín Netanyahu el mandato para intentar formar una coalición de gobierno, luego de que el mandatario afianzó un amplio respaldo en la Knéset para dicha labor.
La Oficina de Rivlin anunció este jueves que el presidente concedió a Netanyahu el mandato y ahora tendrá 14 días para poder formar una coalición de gobierno, que exige al menos el respaldo de 61 legisladores de la Knéset.
La decisión presidencial ocurre luego de que un total de 72 legisladores de la Knéset, 11 más de los que se requieren para formar una coalición de gobierno, dio oficialmente su respaldo a Netanyahu, como parte del acuerdo de unidad forjado entre los partidos Likud y Kajol Lavan, que ha solucionado la crisis política de más de un año en Israel.
Las firmas de respaldo de los 72 legisladores de la Knéset, provenientes de los partidos Likud, Kajol Lavan, Shas, Yahadut Hatora y Avoda, fueron entregadas a Rivlin poco después de que la Knéset aprobó los cambios legislativos necesarios para la puesta en marcha del gobierno de unidad. La legisladora Merav Mijaeli de Avoda, y la alianza de derecha Yamina, aliado de Netanyahu, se abstuvieron de votar.
En el hipotético caso de que Netanyahu no lograra conformar una coalición de gobierno, escenario que se ve sumamente difícil en este momento dados los acontecimientos políticos actuales, la vigésimo tercera Knéset se disolvería e Israel iría a nuevas elecciones.
Netanyahu y Gantz anunciaron ayer miércoles que tienen planeado que el nuevo gobierno de unidad se establezca oficialmente el próximo miércoles 13 de mayo, con la ceremonia de investidura oficial en la Knéset.
La disposición del mandato presidencial a Netanyahu se da igualmente horas después de que la Corte Suprema de Justicia de Israel, en una sentencia muy esperada, desestimó impugnaciones ciudadanas contra la situación legal de Netanyahu y el acuerdo de unidad entre el Likud y Kajol Lavan.
Los peticionarios argumentaron que Netanyahu no podía continuar como primer ministro debido a que carga con una acusación penal por la presunta comisión de fraude y abuso de confianza, y sobre todo, de soborno, una situación inédita en el sistema político israelí. El inicio del proceso penal de Netanyahu por el momento se mantiene aplazado debido a los efectos del COVID-19.
Por igual, se impugnó la validez y legalidad del acuerdo de unidad forjado entre los dos partidos que hasta hace unas semanas eran acérrimos rivales, lo que, de validarse por el tribunal judicial, habría echado a tierra el pacto y llevado a Israel a nuevas elecciones.
Sin embargo, por unanimidad, los 11 jueces de la Corte Suprema que analizaron ambos casos en maratónicas audiencias entre el domingo y el lunes, rechazaron totalmente las impugnaciones, argumentando que no existe ninguna razón legal para proceder en ambos casos con el fin de que el órgano judicial interviniera.