Esta versión contradice diversas teorías que sostienen que la COVID-19 podría tener su origen en un virus diseñado en un laboratorio de Wuhan, la ciudad china en la que comenzó el brote a finales del año pasado.
Hasta la fecha, el Pentágono había evitado pronunciarse sobre el origen del virus.
El general, que compareció ante la prensa junto con el secretario de Defensa, Mark Esper, reconoció que ha habido «muchos rumores y especulaciones» y aseguró que el departamento ha tenido «un gran interés» en este asunto.
Algunas de estas teorías sostienen que el nuevo coronavirus habría sido creado por científicos chinos en unos laboratorios próximos a la ciudad de Wuhan, ciudad en la que, a finales del año pasado, surgió este brote que ha acabado convirtiéndose en pandemia.
De hecho, el diario The Washington Post informó este mismo martes que funcionarios estadounidenses habían alertado sobre el mal estado de las medidas de seguridad de estas instalaciones, de acuerdo con una serie de despachos oficiales consultados por la publicación.
Según esta información, a lo largo de los dos últimos años, personal de la embajada de EE.UU. en China visitó este laboratorio, en el que los científicos realizaban estudios de diversos coronavirus en murciélagos.
El diario cita a un investigador de la Universidad de California en Berkeley, llamado Xiao Qiang, que, al igual que la mayoría de la comunidad científica, apunta a un origen natural del virus, pero que matiza que eso no implica que el brote de la COVID-19 no pueda haberse iniciado allí.
«Estos despachos nos indican que ha existido preocupación desde hace tiempo de que pudiera una amenaza a la salud pública pudiera surgir de este laboratorio de investigación», declaró Xiao al diario washingtoniano.