En Irán la homosexualidad está prohibida y bajo la estricta ley islámica, o Sharia, y está castigada con la pena de muerte.
El país está regido por la clase religiosa y los mulá, o clérigos, son los encargados de asesorar a la población en todos los aspectos espirituales.
Los mulás son muy poderosos y respetados en la nación islámica, pero también son temidos por el poder que sustentan.
Taha es uno de estos clérigos. Y es homosexual.
El mulá se vio forzado a mantener su sexualidad secreta, especialmente porque se dedicaba a oficiar bodas gay.
Su vida se volvió sumamente difícil y pronto las autoridades comenzaron a sospechar de él. Y fue amenazado de muerte.
«Las autoridades me interrogaron varias veces sobre los amigos que yo había elegido»
«Decían que yo era un clérigo y no debería estar reuniéndome con homosexuales».
«Otros mulás tenían sospechas sobre mi orientación sexual y me amenazaron con la muerte«, cuenta el clérigo.
Castigo
La Asociación Internacional de Lesbianas, Gays, Bisexuales, Transexuales e Intersexuales, ILGA, asegura que 78 países cuentan todavía con leyes criminales contra las actividades homosexuales, bisexuales y transgénero.
Entre estos países, nueve castigan la homosexualidad con la pena de muerte, incluido Irán.
Bajo la ley de la Sharia en Irán, quienes se encuentren culpables de «conducta homosexual», pueden ser multados, azotados, e incluso ejecutados.
Taha se vio forzado a huir a Turquía.
Se estableció en Estambul, uno de los pocos lugares en el mundo musulmán que tienen una actitud más liberal y tolerante hacia la homosexualidad.
Allí el clérigo se reunió con otros dos refugiados iraníes que también se vieron forzados a huir de su país debido a su sexualidad.
Desconfianza
Uno de ellos, Ramtin Zigorat, salió de Irán hace un año. Ahora quiere casarse con su pareja y espera que Taha oficie la ceremonia.
«Antes yo consideraba a los mulás como personas que sólo querían castigarme»
«Los encargados de rezar en nuestras ceremonias de ejecución».
«Pero ahora hemos conocido a alguien que rezará en nuestra ceremonia de bodas», asegura Ramtin,
El otro refugiado, Farid, salió de Irán hace un mes.
No quiere ser identificado porque su familia no sabe que es homosexual.
para él es muy difícil confiar en Taha porque es un mulá.
«Crecí en un ambiente donde los mulás eran parte de las mentiras y los temores. Así que no puedo confiar en él», dice Farid.
Los casos de Taha, Ramtin y Farid no son únicos.
Se calcula que hay unos 1.000 iraníes homosexuales refugiados en Turquíaesperando ser reubicados en otros países.
Para Taha, Estambul es sólo un hogar temporal. Su destino final será Canadá.
Lo que espera, sin embargo, es que algún día su país pueda aceptarlo tal y como es, un mulá gay.
fuente:bbcmundo