El coronavirus está dejando en China imágenes realmente inusuales para un país de 1.300 millones de personas acostumbrado a calles abarrotadas, comercios llenos y ajetreada actividad.
Ya hay alrededor de 10.000 casos confirmados, más de 200 fallecidos y el brote se extiende por una veintena de países,haciendo temer una pandemia dado su poder de rápida propagación.
De hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró el jueves a la también conocida como neumonía de Wuhan (por la ciudad dónde se originó) como una «emergencia de salud pública de importancia internacional».
Esto se produce en un momento del año clave para la economía delgigante asiático y los efectos ya se han dejado sentir a nivel internacional.
Caída del gasto
Todas las provincias chinas han reportado al menos un caso de coronavirus y las autoridades han impuesto medidas excepcionales de cuarentena en diez ciudades, incluida Wuhan.
Las autoridades pidieron a unos 40 millones de habitantes que no salgan de sus casas durante dos semanas.
Así que desde que el pasado 31 de diciembre se lanzara la alerta sanitaria sobre el mortal virus, millones de familias permanecen encerradas para evitar el contagio y se aprovisionan de víveres designando a uno solo de sus miembros sanos como el único habilitado para cruzar la puerta del hogar.
El elegido se equipa con todas las medidas de seguridad que tenga disponibles y sale al exterior a hacer la compra en el supermercado abierto más próximo.
También puede suceder que la tienda esté funcionando, pero esté desabastecida.
En plenas celebraciones de Año Nuevo Lunar, las más importantes del calendario chino, nadie está comprando regalos, gastando dinero y pocos salen a cenar en estas ciudades.
El menor gasto en esta temporada festiva dañará los resultados de muchas empresas.
Parte de la «fabrica global», como se conoce a China por su poder exportador, está virtualmente parada y la actividad económica, en varias zonas del país, tiene el freno echado.
Como consecuencia, adelantan los analistas, la factura va a ser grave o muy grave, dependiendo de lo que las autoridades tarden en contener la crisis sanitaria.
Vientos en contra
«El daño económico del brote ya está comenzando a notarse», explica David Lafferty, estratega jefe de la gestora francesa Natixis IM.
Esto se ve ahora mismo sobre todo en los indicadores de consumo y de actividad, y advierte que, aunque por ahora China ha contenido la pérdida económica «probablemente se ampliará en las próximas semanas».
Para el experto, «el brote está afectando a China en un momento inoportuno» ya que su crecimiento está en fase de desaceleración y calcula que, «probablemente la emergencia sanitaria restará entre un 1% y un 2% al PIB anual».
«Esto supone un serio viento en contra» y no sólo para el gigante asiático.
China se desacelera, el impacto se deja sentir también en el crecimiento económico global.
Hay que tener en cuenta que en los últimos 20 años el peso de China en la economía mundial ha crecido significativamente.
Si en 2003 la contribución era de US$1,6 billones, en 2019 fue de US$14 billones.
Además, Lafferty advierte que si los responsables políticos y los funcionarios sanitarios no pueden frenar la propagación y la crisis sanitaria se alarga, sus previsiones podrían quedarse cortas.
Producción paralizada
Y es que Wuhan es la sede de los principales productores nacionales de automóviles y acero en la que más de 300 de las 500 principales empresas del mundo tienen presencia.
Tal y como señala Philippe Waechter, director de análisis económico de Ostrum AM, es un centro industrial y de transporte que «se ha visto impulsado por el reciente auge del mercado automotor en China».
Incluso los mercados bursátiles reaccionaron al coronavirus.
El índice compuesto de Shanghái cayó más de un 3% en dos semanas y las bolsas de Estados Unidos también han estado bajo presión.
Los expertos consultados tienen claro que los mercados están asustados.
Muchas fábricas permanecen clausuradas y la producción paralizada.
Como ejemplo, Google se sumó estos días a la decisión de otras grandes tecnológicas como Amazon o Microsoft de cerrar sus oficinas en China, Hong Kong y Taiwán.
Fabricantes de autos como General Motors o Toyota han pedido a sus trabajadores que alarguen sus vacaciones por el Año Nuevo chino ya que sus factorías estarán cerradas al menos hasta el 9 de febrero.
Y por si fuera poco, el turismo interno y externo está en mínimos después de que las principales aerolíneas del mundo hayan decidido congelar sus vuelos con destino al país.
Datos históricos
Si acudimos a lo sucedido con anteriores pandemias, la experiencia nos muestra que las enfermedades infecciosas nunca son buenas para los datos macroeconómicos.
«Es demasiado pronto para cuantificar el impacto económico del coronavirus, pero a la hora de afrontar shocks inesperados como este, la aproximación más razonable parece la de evaluar los precedentes», explica Gilles Moëc, economista de AXA IM en referencia un brote al brote de otro coronavirus, el SARS (o síndrome respiratorio agudo severo) que dejó cientos de muertos.
«En este sentido, la crisis ocasionada por el SARS en 2003 rebajó el PIB de China un 1,1% y un 2,5% el de Hong Kong, mientras que solo supuso un impacto del 0,1% en el PIB de EE.UU.», subraya el economista de AXA IM.
Contagio mundial
Pero en lo que coinciden los expertos es que la presencia de China en los mercados internacionales ahora, no es la misma que hace 17 años.
«Así que el contagio en la economía mundial probablemente debería ser mayor», añade Moëc.
En el mismo sentido opina Erick Muller, director de Estrategia de la firma de inversión Muzinich & Co.
«La universalización de un impacto en la economía china no debe subestimarse. El país representa el 18% del PIB mundial, supone una parte equivalente de las exportaciones mundiales y hoy está más entrelazada con el turismo mundial que en 2003″.
Mark Haefele, del banco suizo UBS AG, estima que «dados los informes iníciales sobre el virus, anticipamos que las consecuencias económicas serán menores que durante la epidemia de SARS en 2003″.
«El SARS duró ocho meses, pero provocó una fuerte caída en el crecimiento económico de China en solo un trimestre, seguido de una rápida recuperación. El MERS en Corea del Sur en 2015 siguió un patrón similar», dice.
También el petróleo
Harry Richards y Matthew Pigott, de la firma de inversiones Jupiter AM, recuerdan que el desplome del precio del petróleo visto estos días se debe a que el gigante asiático consume alrededor de tres veces más crudo ahora que en 2003.
Y es que la propagación del brote de coronavirus y las estrictas medidas de cuarentena introducidas para contenerlo, así como el menor consumo de empresas y particulares generan dudas sobre el momento y la fuerza de cualquier recuperación cíclica.
Los datos de actividad económica mundial habían señalado últimamente una «moderada recuperación, gracias a que la primera fase del acuerdo comercial entre China y EE UU fue más amplia de lo esperado.
«La epidemia de Wuhan podría paralizar este impulso que estaba ganando la economía global», dice Philipp Immenkötter, analista de Flossbach von Storch Research Institute.
fuente:bbcmundo