Este jueves la administración del presidente Obama declaró que, en respuesta a los esfuerzos de Rusia por influir en el resultado de las elecciones presidenciales de este año, ha decidido expulsar de Estados Unidos a 35 operadores de inteligencia rusos e imponer sanciones a los dos servicios de inteligencia rusos más importantes que operan en el país, incluyendo a cuatro oficiales importantes de la unidad de inteligencia militar que la Casa Blanca cree ordenaron los ataques contra el Comité Demócrata Nacional y otras organizaciones políticas.
Se espera que Estados Unidos publique evidencia de que el ciberataque está ligado a sistemas de cómputo usados por la inteligencia rusa. En conjunto, estas acciones constituirían la respuesta más fuerte que ha dado Estados Unidos a un ciberataque contra Estados Unidos.
Las sanciones también tienen como objetivo acorralar al presidente electo Donald J. Trump, quien con frecuencia ha expresado sus dudas de que el gobierno ruso haya tenido que ver en el hackeo, diciendo que no se puede confiar en los organismos de inteligencia de Estados Unidos. Ahora, Trump tendrá que decidir si levantar las sanciones una vez que tome posesión del cargo, con la complicación de que los republicanos en el congreso fueron quienes pidieron la investigación. De levantar las sanciones, esto significaría que Trump rechaza las investigaciones de los servicios de inteligencia estadounidenses.
El miércoles, ante la pregunta de su opinión sobre las sanciones que se habían anunciado para el jueves, Trump dijo: “creo que debemos seguir con nuestras vidas, creo que las computadoras han complicado la vida de todos. Todo el asunto de la era de la computación ha causado que nadie sepa exactamente lo que está pasando. Tenemos velocidad y muchas otras cosas, pero no estoy seguro de que tenemos la seguridad que necesitamos”.
La pregunta ahora es si Estados Unidos actuó muy tarde y no con la suficente fuerza. Es bien sabido que el FBI tuvo esta información con mucha anticipación. El FBI informó en otoño de 2015 que había evidencia de hackeo a los servidores del partido demócrata. El lento actuar tanto de las autoridades como del partido permitió que el grupo de espías tuviera acceso y publicara muchos emails privados.
Obama decidió no sancionar antes de las elecciones por temor a una venganza rusa antes de las elecciones. Algunos de sus asesores consideran que fue un error. Pero el presidente dejó claro que tenía toda la intención de dar una respuesta. La cuestión ahora es si la respuesta será más que algo simbólico y si logrará que Rusia, y cualquier otro actor, cejen en sus intentos de influir en las elecciones.
Fuente: The New York Times