Si bien los materiales utilizados para fabricar estos artículos en general contienen un recubrimiento antibacteriano, este desaparece después de tan solo 15 ciclos de lavado
Con estos datos, los profesores de química Aharon Gedanken e Ilana Perelshtein de la Universidad Bar-Ilan de Israel desarrollaron una nueva forma de proteger las telas de las bacterias en los hospitales.
El novedoso método utiliza ondas de ultrasonido para inducir un fenómeno físico conocido como «cavitación» en el que los rápidos cambios de presión en un líquido conducen a la formación de pequeñas cavidades llenas de vapor.
Los productos químicos antibacterianos se pueden impulsar a la estructura molecular de la tela a una increíble velocidad.
En la actualidad, hay dos tecnologías principales para fabricar telas antibacterianas: la «extrusión», en la que se insertan partículas de plata, cobre o zinc en la materia prima utilizada para fabricar fibras sintéticas, y el «acabado de telas», que agrega un líquido antibacteriano al proceso de fabricación, que luego se une químicamente a los tejidos. La compañía israelí Cupron es líder en el uso del método de “extrusión”.
Ambas técnicas están limitadas a telas a base de polímeros por lo que no se pueden usar para algodón o nylon. Y son altamente contaminantes, tanto en el proceso de fabricación como en en el uso, ya que los químicos pueden filtrarse de la tela.
La nueva técnica usa muchos menos químicos mientras mantiene las propiedades antibacterianas de un tejido en hasta 65 lavados a 92 grados Celsius o 100 ciclos de lavado a 75 grados Celsius.
En 2009, la Unión Europea otorgó a los profesores de Bar-Ilan una subvención de 12 millones de euros para trabajar con un consorcio de 16 fabricantes, universidades y agencias gubernamentales para desarrollar y probar la tecnología.
En 2013, el proyecto se extendió de la universidad a una empresa llamada Nano Textile, que recibió una licencia global de Bar-Ilan para comercializar la tecnología. Sin embargo, la recaudación de dinero se estancó ya que la licencia excluía a América del Norte.
En 2017, Nano Textile renegoció la adquisición de una licencia norteamericana, cambió el nombre de la compañía a Sonovia, y la innovación antibacteriana finalmente despegó. Para acelerar los procesos, fue reclutado como director general Elli Assa, un experimentado ejecutivo de la industria textil israelí.
Una de las primeras medidas de Assa fue firmar un acuerdo con Bruckner Textile Machinery, un fabricante líder con experiencia en la técnica de “extrusión” para recubrimientos antibacterianos. Juntas, las compañías diseñaron una máquina piloto basada en la tecnología de Sonovia. Las sábanas podrían usarse en hospitales a partir del año próximo.
Según las condiciones del acuerdo entre Sonovia y Bruckner, este último fabricará y comercializará la máquina mientras que Sonovia venderá los productos químicos. Es el mismo modelo que emplean los fabricantes de impresoras como HP: la impresora en sí es relativamente barata y HP gana dinero vendiendo tintas. Los productos químicos de Sonovia, como la tinta de la impresora, son consumibles que deben reemplazarse.
Sonovia explora hoy otras adiciones textiles como telas resistentes al fuego, repelentes al agua e incluso a prueba de olores corporales.
Cabe destacar que el proceso de Sonovia, que reduce la cantidad de productos químicos requeridos, es exactamente lo que los fabricantes de textiles buscan ya que están cada vez más preocupados por el impacto ambiental de sus productos. «La industria textil básicamente ha estado operando de la misma manera durante años. Es insostenible. China cierra cientos de plantas debido a la contaminación. La regulación está aumentando. Esta industria se transformará en algo completamente diferente», declaró Roy Hirsch, vicepresidente de desarrollo comercial de Sonovia.
Sonovia fue elegida en 2017 para participar de la aceleradora Fashion for Good en Ámsterdam, destinada a nuevas empresas que intentan hacer que la industria de la moda sea más respetuosa con el medio ambiente.
Fue allí cuando Sonovia comenzó a desarrollar sus productos resistentes al fuego y al agua. La compañía está ahora en un programa de seguimiento que, según Hirsch, otorgará a Sonovia acceso a marcas de alta gama como Gucci y Calvin Klein.
Si Sonovia tiene éxito, podrá ayudar a reducir la cantidad de productos químicos desperdiciados, mantener a los pacientes del hospital más seguros de las súper bacterias y producir lo que Hirsch promete que será “la tela que siempre se siente tan suave como cuando salió de la tienda».