Hace una semana fue el lanzamiento de su libro, el sábado fue su postulación a la vicepresidencia y este martes es su primer juicio oral por corrupción.
Para bien o para mal, Cristina Fernández de Kirchner, presidenta de Argentina entre 2007 y 2015, no deja de ser protagonista.
El escenario político fue sacudido el fin de semana con el anuncio de su candidatura a la vicepresidencia en una fórmula con su ex Jefe de Gabinete Alberto Fernández como candidato presidencial.
Apenas tres días después, la hoy senadora vuelve al centro de atención con el primero de una larga seguidilla de juicios que tendrá que enfrentar durante los próximos meses por las diversas causas de corrupción en las que está procesada.
En concreto, el juicio del martes es por el llamado caso de la obra pública, una supuesta asociación ilícita de ministros y funcionarios del gobierno kirchnerista que presuntamente desvió fondos públicos de infraestructura para beneficiar a empresarios como Lázaro Báez, un viejo amigo de Kirchner que recibió licitaciones por 51 obras viales y, según los fiscales, solo terminó dos.
También se investiga una supuesta red de sobornos alrededor de la adjudicación de carreteras.
Aunque el juicio puede tomar hasta un año y Kirchner solo está obligada a asistir a esta primera audiencia, se espera que el martes haya protestas a favor de la expresidenta, quien tendrá que sentarse al lado de sus viejos aliados, hoy en prisión preventiva.
Kirchner, que con la inmunidad parlamentaria ha evadido el pedido de prisión preventiva por este caso, niega los cargos y los atribuye a una supuesta persecución política del gobierno de Mauricio Macri.
La exmandataria publicó una serie de tuits en la mañana del martes alegando que el caso de basa es un «refrito de denuncias» presentados hace una década por diputados macristas, las cuales fueron descartadas por cortes provinciales y federales «por inexistencia de delito».
Exista o no esta conspiración en su contra, el juicio tiene un enorme contenido político, porque inicia al tiempo que la campaña presidencial para las elecciones de octubre, en las que el kirchnerismo intentará derrotar a Macri.
La estrategia política en plena batalla judicial
La movida de Kirchner de ceder la candidatura a la presidencia a Alberto Fernández tiene varias razones: cautivar al electorado peronista no kirchnerista, crear una coalición heterogénea anti Macri y atender la enfermedad de su hija Florencia, quien también está procesada, no goza de fueros parlamentarios y recibe un tratamiento médico en Cuba.
Pero también hay una razón político-judicial: desviar la atención hacia un político kirchnerista que no está procesado (Fernández) y no puede ser atacado, al menos directamente, con el argumento de la corrupción.
El juicio que comienza el martes continuará durante todo el año, una vez por semana, y también seguirán las investigaciones judiciales y periodísticas por las otras nueve causas en las que Kirchner está procesada, que incluyen delitos como traición a la patria, encubrimiento y enriquecimiento ilícito.
En cinco de las causas, el caso ya está elevado a juicio oral y probablemente empiecen a lo largo del año.
Y, a diferencia de la exmandataria, Fernández no tiene viejos enfrentamientos con los grupos de poder que más importancia le dan al tema de la corrupción, como los medios de comunicación y los empresarios.
La importancia de la corrupción
En el corazón del electorado anti peronista hay, entre otras cosas, un fuerte rechazo a la corrupción. La voluntad de una cultura política «decente» fue lo que, en parte, llevó a Mauricio Macri a la presidencia en 2015.
Pero hoy la situación es muy distinta y la economía —la recesión, el aumento de la inflación, la caída del consumo— volvió a ser la principal preocupación de la mayoría de los argentinos.
Según la encuestadora Management & Fit, la gente se desvela en un 50% por la economía y en un 17% por la corrupción. La firma Gustavo Córdoba & Asociados reporta que solo un 19% de la población cambia su voto por cuestiones de corrupción.
«Para la opinión publica, la prioridad es lo económico-social, en segundo lugar importa la inseguridad y recién luego está la corrupción», le dice a BBC Mundo el analista político e historiador Rosendo Fraga. «Es un tema que se ha desgastado, que ya no es novedad».
El oficialismo, sin embargo, parece decidido a mostrar que como producto de la «falta de corrupción», durante estos cuatro años se han construido «obras que antes no hacían porque se robaban la plata», según dijo Macri en la reciente inauguración de un tren en Buenos Aires.
Se estima que el presidente inaugure medio centenar de obras durante la campaña.
A cinco meses de elecciones en un país con una política tan dinámica es muy difícil hablar de favoritos, de tendencias, de temas clave.
Pero, según los expertos, el próximo presidente de Argentina probablemente sea el que logre cautivar a los votantes independientes: al centro.
«Nadie que va a votar a Cristina dejará de votar por ella por este juicio», dice Fraga.
Eso explica la fórmula Fernández-Fernández: por un lado está Cristina, que tiene 30% de los votos asegurado, y por el otro un candidato moderado y del peronismo tradicional que puede conquistar votantes no kirchneristas, Fernández.
Es como un juego a dos bandas: un candidato para cautivar indecisos y otro para defenderse de ataques.
En su libro, Kirchner detalla la llamada «persecución política y judicial» del macrismo. La atribuye a una estrategia para «desviar la atención» de la crisis económica y del «ajuste criminal» del presupuesto estatal.
Fraga concluye: «No hay que descartar que ella use el juicio políticamente a su favor. Con el juicio, volverá a estar en el centro de la escena política».
fuente:bbcmundo