Paralizada por el raudo avance del coronavirus, Nueva York ha pasado de ser «la ciudad que nunca duerme» a un silente e irreconocible epicentro de la pandemia en Estados Unidos, a la espera de lo peor.
La cantidad de casos de covid-19 confirmados en el estado de Nueva York trepaba a 25.665 este martes, casi 5.000 más que el día previo, la mitad de los registrados en EE.UU. y 6,5% del total mundial.
Más de 14.000 de esas personas infectadas están en la ciudad de Nueva York, que suma cerca de 40% más casos confirmados per cápita que Italia, el país con más muertos por el virus y el segundo con más contagios registrados después de China.
La pandemia se había cobrado hasta este martes 125 vidas en Nueva York.
El gobierno estatal aumentó gradualmente las restricciones en procura de bajar la ola de contagios, con el cierre de escuelas, restaurantes y otros comercios, así como el pedido a la gente de que evite salir a la vía pública.
Estas medidas han vaciado y silenciado las calles de la ciudad de los rascacielos, pero aún parecen lejos de lograr su objetivo y las autoridades advierten que el panorama es sombrío.
«El índice de nuevas infecciones se duplica cada tres días. Eso es un aumento dramático», dijo este martes el gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, y advirtió que el punto álgido de la crisis se proyecta más alto y temprano que lo previsto, entre 14 y 21 días a futuro.
La pregunta, entonces, es por qué Nueva York ha llegado a esta situación y cómo intenta revertirla.
«El entorno perfecto»
El repentino aumento de casos comprobados de coronavirus en Nueva York se debe tanto a la alta tasa de contagio de la infección como a un salto significativo en las pruebas realizadas para detectarla.
El número de personas sometidas diariamente a tests del virus en Nueva York pasó de 1.000 a 16.000 en los últimos 10 días, después que el estado fuera autorizado por el gobierno federal a realizar las pruebas por su cuenta, dijo Cuomo.
Agregó que el ritmo actual de tests en Nueva York es el mayor de EE.UU. y supera incluso per cápita a lo hecho por Corea del Sur, considerado un caso exitoso de contención del virus mediante pruebas masivas que permitieron detectar y aislar a tiempo a los infectados.
Por otro lado, los expertos señalan que la ciudad de Nueva York tiene características que propician un contagio más rápido del virus que en otras partes del país.
Por ejemplo, los 8,6 millones de neoyorquinos hacen de esta la metrópolis de EE.UU. con mayor concentración de personas: 28.000 por milla cuadrada.
«Los problemas que enfrentamos no son exclusivos» pero «se amplifican en Nueva York debido a la alta densidad de población: vivimos uno encima del otro», señala Theodora Hatziioannou, profesora asociada de virología en la Universidad Rockefeller en Manhattan.
«Es el entorno perfecto para un virus muy fácil de propagar», dice Hatziioannou .
A esto se añade el hecho de que Nueva York es una ciudad diversa y altamente conectada al mundo, con miles de personas que suelen llegar diariamente desde diferentes regiones.
«Nueva York está en el epicentro porque somos un centro internacional y obviamente había muchas personas infectadas que habían viajado en las últimas semanas. Estas personas infectadas vinieron aquí hasta que se prohibieron los vuelos desde países muy afectados», dice Robyn Gershon, profesora de epidemiología en la escuela de salud pública global de la Universidad de Nueva York.
La nueva batalla
Los especialistas creen que las cosas empeoraron en Nueva York además debido a una demora en detectar el avance del virus y tomar las medidas necesarias a tiempo.
De hecho, otros estados de EE.UU. cerraron sus escuelas por el virus antes que Nueva York y el gobernador Cuomo recién aplicó el domingo las mayores restricciones, como ordenar que los trabajadores de comercios no esenciales permanezcan en sus casas o prohibir las reuniones.
El propio Cuomo admitió el lunes que esas medidas de «control de densidad» fueron insuficientes y reclamó al alcalde un plan para imponer más limitaciones, en especial para jóvenes y en parques que el fin de semana tuvieron flujos importantes de visitantes.
La mayor autoridad médica de EE.UU., el cirujano general Jerome Adams, observó incluso que «Nueva York se está aproximando a Italia», un país que reaccionó tarde según expertos.
«Los números de casos que se ven reflejan lo que ocurrió dos semanas atrás. Demasiadas personas están esperando demasiado para tomarse en serio estos 15 días para detener el contagio», alertó Adams el lunes en la cadena CBS.
El gobernador y el alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, reclamaron más ayuda a Washington, por ejemplo exigiendo a las fábricas producir máscaras faciales y respiradores, que comienzan a escasear.
De Blasio sostuvo que sin ese material crítico en algunos días el sistema de hospitales públicos será incapaz de mantener viva a gente que de otra forma sobreviviría.
Cuomo anunció que se pueden necesitar hasta 140.000 camas hospitalarias para recibir personas infectadas con coronavirus, dijo que está hablando con dueños de hoteles para ampliar esa capacidad, mientras que la Guardia Nacional y el Ejército contribuyen a instalar nuevos nosocomios
Sin embargo, el presidente estadounidense, Donald Trump, ha evitado hasta ahora obligar a las fábricas a producir determinados bienes como en tiempos de guerra e indicó que «pronto» espera que el país retome la actividad económica.
«No podemos dejar que el remedio sea peor que la enfermedad», tuiteó Trump el lunes, en alusión a la debacle económica que ocasionan las medidas sanitarias.
Los expertos, en cambio, recomiendan el camino opuesto, sobre todo para Nueva York.
«A menos que haya acceso a una enorme cantidad de pruebas para comenzar a evaluar a todos (…) el distanciamiento social es la única medida que tenemos para tratar de contener la epidemia», dice Hatziioannou.
Según ella, el virus probablemente se encuentra en Nueva York desde enero y la falta de pruebas disponibles impidió detectarlo y determinar con qué rapidez se expandía.
«La lección es limitar el contacto con personas que podrían estar potencialmente infectadas: la mejor manera de hacerlo es mediante pruebas rápidas de casos sospechosos y forzar el autoaislamiento de las personas infectadas, si no requieren hospitalizaciones», dice por su lado Gershon .
«Si requieren hospitalización», agrega, «deberían estar aislados allí».
La situación que enfrenta Nueva York puede ser un anticipo de lo que pasará en otras partes de EE.UU., según el gobernador.
«Donde estamos hoy, estarás en cuatro semanas, o cinco, o seis», advirtió Cuomo. «Somos tu futuro».
fuente.bbcmundo