Con tres palabras el gobierno de México define el estado del sistema de salud en el país: «Es un desastre».
Lo ha dicho en varios momentos el presidente Andrés Manuel López Obrador, y también el secretario de Salud, Jorge Alcocer Varela.
Se refieren a la situación que encontraron al asumir el gobierno hace 16 meses, con irregularidades en la compra de medicamentos, hospitales abandonados y muerte de personas por problemas en los servicios sanitarios.
Un problema que en la actual pandemia de coronavirus ha hecho más difícil atender la emergencia, reconoce el presidente.
«Nos dejaron el sistema de salud en el suelo» dijo en su conferencia de prensa matutina el 31 de marzo.
Parte del problema es que los gobiernos anteriores dejaron cientos de hospitales inconclusos, lo cual obligó a las autoridades sanitarias a establecer un plan de emergencia para cubrir las carencias.
La estrategia consiste, por ejemplo, en posponer cirugías y tratamientos no graves y utilizar esos espacios para atender casos de coronavirus
Pero es una parte de la crisis. La otra es que por el desastre en el sistema de salud se descuidó la formación de especialistas.
Las consecuencias se notan en la actual pandemia, insiste López Obrador.
«Nada más imagínense, en esta crisis no tener los médicos, no tener los especialistas que requiere el país. Fueron unos insensatos, irresponsables, corruptos».
«Por eso nos está costando más trabajo» atender la contingencia, dijo en otra reunión con periodistas.
Médicos cubanos
De acuerdo con especialistas el sistema de salud mexicano vive una de las peores crisis de su historia.
Y en esta contingencia sanitaria el problema agudiza la crisis y obliga a las autoridades a adoptar medidas emergentes.
Por ejemplo el presidente López Obrador ordenó utilizar hospitales militares para atender casos de coronavirus. La medida se aplicará en el caso de que la demanda rebase a las instalaciones civiles.
También solicitó ayuda al gobierno de Cuba para que envíe médicos y especialistas en terapia intensiva para ayudar en la emergencia.
Un primer grupo llegó a México el lunes 6 de abril aunque su función no es atender pacientes sino hacer recomendaciones «en materia de política pública», informa la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE).
Otra de las consecuencias del «desastre» es que se pospuso la construcción de nuevos hospitales. Los recursos se utilizarán para terminar las instalaciones inconclusas, afirma López Obrador.
Parte de esa tarea se asignó a la Secretaría de la Defensa Nacional. La razón, dice el presidente, es evitar el desvío de fondos públicos en la tarea.
La corrupción es una de las razones del desastre en el sistema de salud.
De hecho el monto de las irregularidades que encontró el actual gobierno supera a escándalos internacionales como el caso Odebrecht, calificado por el gobierno de Estados Unidos como uno de los mayores escándalos de corrupción en la historia reciente.
Los sobornos de la constructora brasileña implicaron más de US$780 millones. Las irregularidades en el sistema mexicano de salud superan los US$3.000 millones según datos oficiales.
Es la suma de los desvíos con facturas falsas en la compra de insumos médicos, la inversión para rehabilitar hospitales abandonados y el dinero que se utilizaba para comprar medicamentos a unos cuantos hospitales.
Por eso la crisis, explican autoridades. «Encontramos una situación de desastre» dice Hugo López-Gatell, subsecretario de Prevención de la Secretaría de Salud.
«Contrario a lo que se comentaba en administraciones pasadas como una visión optimista, nuestro sistema ha acumulado en las últimas 3 o 4 décadas un enorme rezago en aspectos fundamentales para garantizar el derecho a la protección de la salud».
Crisis de hospitales
Un ejemplo de este rezago son los 327 hospitales, clínicas y centros de salud que están abandonados o a medio construir, según datos de la Secretaría de Salud.
Muchos se construyeron en lugares no adecuados, como cañadas o en terrenos inestables, dijo el presidente Andrés Manuel López Obrador.
En otros casos el proceso de edificación fue deficiente y tras el sismo de septiembre de 2017 ya no fue posible volver a ocuparlos.
También hay hospitales especializados construidos en poblaciones donde no se necesitan, o muy apartados de la zona donde se encuentra la población que deberían atender.
La decisión de instalarlos allí no fue por una planeación o estrategia sanitaria asegura Mario Luis Fuentes, director de la organización México Social y exdirector del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
«Una gran cantidad de hospitales se construyeron por razones políticas» dice . «Realmente no tienen infraestructura, equipamiento humano ni recursos».
El secretario de Salud cree que también hubo corrupción en la construcción de los hospitales ahora abandonados.
«Son escandalosos monumentos de la incompetencia, la corrupción y el tráfico de influencias», afirma Alcocer Varela.
Para rehabilitar los hospitales abandonados el gobierno federal invertirá 17.000 millones de pesos, unos US$800 millones.
Medicinas y sobreprecio
Otro problema es el sistema de compra y distribución de medicamentos, que según las autoridades se concentró en unos cuantos proveedores.
Los medicamentos se compraban con sobreprecio, y en muchos casos la inversión pública no garantizaba la disponibilidad de los productos afirma el presidente López Obrador.
«No había abasto, comprando a tres, cuatro o hasta 10 veces más el valor real de un medicamento. Había políticos vendiendo medicinas o protegiendo a distribuidores de medicinas» dijo en su conferencia de prensa matutina del 3 de marzo.
Desde el año pasado el gobierno mexicano cambió el sistema para comprar medicamentos, e inclusive suspendió convenios con quienes fueron proveedores de otros gobiernos.
En promedio, el presupuesto para adquirir los productos es de 70.000 millones de pesos anuales, unos US$3.000 millones. Muchas de las compras fueron irregulares, reconocen autoridades.
La decisión causó problemas en la disponibilidad de algunos productos, como medicinas para atender VIH o para tratamientos de cáncer.
AMLO, como se conoce en México al presidente, advirtió de un boicot de los distribuidores y ordenó comprar los medicamentos en el extranjero.
Facturas falsas
Pero éstas no son las únicas irregularidades en el sistema de salud mexicano.
Un estudio de la organización Justicia Justa reveló que desde hace décadas existe una práctica cotidiana de comprar equipo médico, contratar servicios y adquirir medicinas a través de empresas consideradas «fantasma».
Una estrategia frecuente en los sistemas estatales y el federal. Los activistas revisaron facturas de sólo 90 de las 24.000 instituciones de salud pública que hay en el país.
Son, por ejemplo, clínicas, hospitales, farmacias, consultorios y oficinas vinculadas con el servicio sanitario en gobiernos estatales, los municipios y las autoridades federales.
En esa revisión Justicia Justa encontró desvíos por más de 4.179 millones de pesos, unos US$190 millones, justificados en el presupuesto fiscal con facturas falsas.
Pero lo más grave, dice Luis Pérez de Acha el director de la organización, es que su estudio es apenas una pequeña muestra de la realidad en el sistema mexicano de salud.
«Evidencia un problema sistémico y arraigado en el sector salud, es una práctica común» dice .
«Si con 90 casos detectamos esa proporción del daño, hablamos realmente de una cantidad descomunal, desconocida, en el sector salud».
«Privatización subrepticia»
¿Cómo se llegó a esta crisis histórica en el sistema de salud de México?
Una respuesta es la decisión de distintos gobiernos de reducir el presupuesto fiscal al servicio público de salud, dicen autoridades y especialistas.
Por ejemplo, Mario Luis Fuentes recuerda que México es uno de los países que destina menos porcentaje de su Producto Interno Bruto al tema de la salud.
De hecho es el que menos inversión pública sostiene entre los miembros de la Organización para el Desarrollo Económico (OCDE).
«Las finanzas públicas han quitado recursos al sector salud en los últimos lustros, y eso ha llevado a este sistema de erosión de las capacidades» explica .
Sin embargo, al mismo tiempo en que se reducía el presupuesto en el sistema público de salud, en el país aumentó la inversión privada en el sector.
La idea, afirman especialistas, fue que los empresarios podrían suplir las dificultades y carencias del sector público. Pero no fue así en todos los casos insiste el subsecretario López-Gatell.
«Hubo un proceso de deterioro en el sistema nacional de salud donde el elemento clave fue una privatización subrepticia», explica el funcionario.
«Han proliferado servicios privados que no garantizan la cobertura ni calidad o sofisticación de un servicio necesario», explica.
El momento de inicio en este proceso fue el año 2000, cuando el Partido Revolucionario Institucional (PRI) perdió el gobierno del país que mantuvo durante 70 años.
A partir de ese momento se profundizó el modelo de subrogar los servicios médicos que, oficialmente, deberían quedar a cargo de las instituciones públicas.
Pero la atención médica se concentró en las capitales de los estados o en ciudades medias, sin atender a las regiones con problemas severos de pobreza y desnutrición.
«Han proliferado servicios privados que no garantizan la cobertura ni calidad o sofisticación de un servicio necesario», explica.
«En el menor de los casos los sustitutos privados han sido pequeñas aventuras empresariales en nichos muy específicos de servicios auxiliares, pero sin tener la capacidad de aislarse como un todo. Ese es el desastre que encontramos».
fuente.bbcmundo y radioworld