El Primer Ministro Benjamín Netanyahu, su gabinete, sus ministerios y todo el personal que ayuda con información precisa penden de un hilo en cada decisión que toman. Es que no resulta fácil ganarle la carrera al virus que está atacando mundialmente.
Israel está aplicando toda la tecnología que obre en su poder, sumada a la ayuda de la ciudadanía para cumplir con las ordenanzas mientras el virus aún no terminó de crecer. Y tampoco terminaron de regresar los israelíes que están varados en el exterior y a quienes el cierre de los cielos sin previo aviso los está privando de tomar le vuelo que los deja en casa.
Estos regresos pueden o no traer más virus que el ya existente y que aún no pudo llegar a la meseta de control. De todas maneras, el bajo número de fallecidos sigue siendo un gran punto a favor de que se está trabajando bien.
El Primer Ministro acaba de comentar lo siguiente:
“Los pasos que hemos dado aquí en Israel se están dando en todo el mundo, pero no es suficiente y el número de pacientes se duplica cada tres días». En dos semanas podemos encontrarnos con miles de pacientes, muchos de los cuales estarán en riesgo de muerte. Entonces, ya digo, si no vemos una mejora inmediata en la tendencia, no habrá escapatoria para imponer un cierre completo, excepto para necesidades esenciales como alimentos y medicinas. Es cuestión de unos días, hacemos todos los preparativos para ello: lo logístico y lo legal”