Las declaraciones de Esper se producen después de que el presidente Trump haya acusado a China de ocultar información y a la OMS de no poner en duda en ningún momento la versión oficial de Pekín, lo que le ha llevado a suspender el aporte de EE.UU. a esta organización.
Esper fue más allá y dijo que es «difícil confiar» en la mayoría de la información procedente del Partido Comunista Chino.
El secretario, no obstante, insistió en que el Pentágono descarta por ahora que el origen del virus sea artificial, lo que contradice algunas teorías que apuntan a que el nuevo coronavirus que ha dado pie a la pandemia de la COVID-19 podría haber sido creado en un laboratorio chino.
«Casi todas las opiniones apuntan a que es natural, que es orgánico», declaró.
En este sentido, el funcionario se alineó con la postura expresada por el jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas, el general Mark Milley, quien el pasado martes señaló a un origen igualmente «orgánico» del virus en base a los informes de inteligencia disponibles.
«En este momento no es concluyente, pero el peso de las pruebas parece indicar que es natural, aunque no lo sabemos con certeza», desveló Milley durante una rueda de prensa celebrada en la sede del departamento de Defensa.
Igualmente, Esper reconoció que los informes al respecto no son concluyentes, pero subrayó: «si el Gobierno chino hubiera sido más transparente antes, nos hubiera ayudado».
El Gobierno de EE.UU. ha acusado en diversas ocasiones a China de haber agravado la pandemia al haber ocultado información sobre la propagación del virus.
Además, el presidente Donald Trump ha criticado a la Organización Mundial de la Salud (OMS) por aceptar la versión oficial de Pekín, sin tener en cuenta estudios que la contradecían. Por este motivo, la Casa Blanca ha acusado a esta organización de tener un sesgo en favor de China, lo que ha llevado a Washington a suspender su aporte económico al organismo.