La directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kirstalina Georgieva, afirmó el viernes pasado que la economía global ha entrado en recesión debido a la pandemia del coronavirus.
La firma estima una contracción del 5.4% en el Producto Interno Bruto (PIB) de Argentina, del 4.3% en México y una caída del 3.4% en Brasil.
La pandemia pega tan fuerte a las finanzas en la región en parte porque, cuando el coronavirus llegó, los problemas ya estaban allí. “Latinoamérica entró en esta crisis con una economía muy frágil”, explicó a la Voz de América Benjamin Gedan, exasesor de la Casa Blanca para Sudamérica.
Entre el 2014 —con la caída en el precio de las materias primas, de cuya exportación dependen gran parte de las economías en la región— y el 2019, el PIB per cápita latinoamericano se redujo en un 0.6% en promedio anual, según el Fondo Monetario Internacional.
A esto se le suma el déficit fiscal: Brasil, para diciembre del 2019, presentaba un déficit equivalente al 5.8% del PIB; Argentina un 5.0%, Colombia un 2.4% y México 1.6%.
Los gobiernos en la región han decidido “cerrar” los países, con toques de queda, cuarentenas obligatorias y cierre de fronteras, para frenar el avance del coronavirus; y tanto para estimular la economía ante las restricciones, como para robustecer el sistema de salud, los países se ven obligados a gastar dinero para enfrentar la pandemia, agravando el endeudamiento, explicó Gedan.
“Si ya tienes una deuda y un déficit relativamente altos, se va a poner peor cuando tengas que implementar medidas de estímulo”, añadió el experto.
Lazos con China
China, como contó a la VOA el economista Pavel Vidal, basado en la Pontificia Universidad Javeriana de Cali, Colombia, “es el principal comprador de materia prima” y es “un socio comercial” importante para América Latina.
Las exportaciones a China representan un 2.6% del Producto Interno Bruto de Latinoamérica y colocan al país asiático como el mercado más importante para los productos sudamericanos, por delante de EE.UU., de acuerdo a un estudio de la Universidad de Boston.
Como epicentro del coronavirus, que se originó en la provincia de Wuhan, la economía China se ha visto duramente impactada por la pandemia: la producción industrial cayó un 13.5%, la mayor contracción en 30 años, según Reuters.
Vidal explica que la situación en China repercute en Latinoamérica por partida doble: por un lado, la reducción en los ingresos y la caída de precio de las exportaciones, y por otro una “menor disponibilidad de insumos y bienes finales” que se importan del gigante asiático.
Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), el 10% de las exportaciones en la región van a China y el 18% de las importaciones provienen de ahí.
El día a día
Para los ciudadanos, el impacto económico se ve palpable en el desempleo. La CEPAL calcula contracción en el crecimiento podría llevar a un aumento de diez puntos porcentuales en el desempleo en Latinoamérica.
“Esto llevaría a que, de un total de 620 millones de habitantes, el número de pobres en la región suba de 185 a 220 millones de personas”, dijo la secretaria ejecutiva de la comisión en un comunicado.
Y es que en la región, como explicó Vidal, hay una gran parte de la población con “un empleo informal que depende de los ingresos del día a día” y que, su subsistencia se pone a riesgo con las medidas de cuarentena o toque de queda.
“Es mucho más difícil persuadirlos a aceptar el distanciamiento social porque en el momento que paren de trabajar, es el momento que dejan de ganar un salario”, dijo Garden.
La situación se hace más precaria porque, aunque haya medidas como bono o ingresos para apoyar a los ciudadanos, las personas que viven de la informalidad “están excluida en gran parte del sistema bancario”, haciendo difícil que reciban los recursos.