Un portavoz de la compañía médica BioNTech, que desarrolló una vacuna contra el coronavirus junto con Pfizer, dijo el viernes que la empresa necesitaría dos semanas más para determinar la efectividad de su inoculación contra la nueva variante COVID-19 Omicron.
La empresa que desarrolló la vacuna con Pfizer dice que tendrá más datos disponibles el próximo mes, pero tiene planes en marcha para poder fabricar en masa inoculación adaptada
“Esperamos más datos de las pruebas de laboratorio en dos semanas a más tardar. Estos datos proporcionarán más información sobre si B.1.1.529 podría ser una variante de escape que podría requerir un ajuste de nuestra vacuna si la variante se propaga globalmente”, dijo a Reuters un portavoz de BioNTech, utilizando el nombre anterior de la cepa, publicó The Times of Israel.
La portavoz de la compañía alemana dijo que ya ha comenzado a probar muestras de la nueva variante y señaló que “difiere significativamente de las variantes observadas anteriormente”.
La portavoz también dijo que Pfizer y BioNTech ya tienen planes para poder adaptar su vacuna en solo seis semanas y enviarla dentro de 100 días, a medida que surjan nuevas variantes.
Moderna, que también produce una vacuna basada en tecnología de ARNm, dijo que “haría avanzar rápidamente” un candidato de refuerzo específico de Omicron.
La Organización Mundial de la Salud clasificó la nueva cepa Omicron como un virus preocupante altamente transmisible, la misma categoría que incluye la variante Delta, ahora la más prevalente en el mundo. El panel dijo que la evidencia preliminar sugiere un mayor riesgo de reinfección.
El anuncio del viernes de la agencia de salud de las Naciones Unidas marca la primera vez en meses que la OMS ha clasificado una variante del COVID-19 como variante preocupante.
El descubrimiento de la nueva variante provocó un escalofrío en gran parte del mundo el viernes, ya que las naciones se apresuraron a detener los viajes aéreos, los mercados cayeron drásticamente y los científicos celebraron reuniones de emergencia para sopesar los riesgos exactos, que en gran parte se desconocían.
Los expertos médicos, incluida la OMS, advirtieron contra cualquier reacción exagerada antes de que se entendiera mejor la variante que se originó en el sur de África. Pero un mundo nervioso temía lo peor casi dos años después de que surgiera COVID-19 y desencadenara una pandemia que ha matado a más de 5 millones de personas en todo el mundo.