Luego de un mes de cuarentena, el gobierno argentino podría flexibilizar la medida por el paro de la actividad económica, que profundiza la crisis que ya sufría el país.
El ministro de Transporte, Mario Meoni, dejó en claro que seguirá prohibida la libre circulación interjurisdiccional y de los transportes de larga distancia, aviones, ómnibus, trenes y barcos.
«La actividad se ha mantenido muy bien controlada, a pesar que se ha liberado la actividad con la cuarentena controlada, como dice el señor presidente. Indudablemente sigue habiendo un notorio cumplimiento de parte de los ciudadanos», indicó Meoni.
Mientras, el alcalde de la ciudad de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Lareta, destacó la necesidad de aumentar los testeos y colocó medidores térmicos en las grandes estaciones de transporte.
«Si se comprueba que una persona tiene fiebre, hay todo un protocolo para que vuelva a su casa, insisto es un mecanismo más para cuidar a la gente», señaló el alcalde.
Un tema que preocupa mucho es que el 14% de los infectados del total del país, es personal de la salud -médicos, enfermeros, ambulacieros, limpiadores, trabajadores de emergencias- cifras que superan las estimaciones de 10% de la OMS, con el agravante que en la Argentina ya hubo muertes de sanitaristas, dijo César Latorre, delegado del Hospital Italiano de Buenos Aires.
«Somos un poco más del 40% de contagio de trabajadores en este lugar, lo cual muestra un índice muy alto y es preocupante, porque venimos reclamando mayores medidas de seguridad que son muy necesarias».
Entre tanto, la Villa 31, una de las barriadas pobres más emblemáticas de la capital de Argentina, confirmó el martes el primer caso de coronavirus entre sus habitantes y puso en alerta a las autoridades, que temen la propagación de la enfermedad entre los sectores más vulnerables de la población.
Una mujer que reside en ese barrio dio positivo a la COVID-19 y se encuentra hospitalizada, reportó la alcaldía de Buenos Aires.