Los nuevos casos diarios de COVID-19 indican un rebrote del virus en los países del Triángulo Norte: Guatemala, El Salvador y Honduras. Ocurre cuando los datos exponen que la primera ola no ha terminado.
SAN SALVADOR – Para que una ola epidémica finalice deben pasar al menos 35 días sin casos nuevos: este fue el planteamiento central que el infectólogo Iván Solano Leiva le hizo a la Voz de América en torno al repunte de casos de COVID-19 en los países del Triángulo Norte.
Pero no solo en la región centroamericana se habla de segundas olas epidémicas a causa del SARS-CoV-2 —nombre científico con el que se le conoce al coronavirus—. En el resto del mundo se habla incluso de terceras olas de contagio. Por lo que médicos y expertos en pandemias precisaron a este medio cómo se comporta la curva de contagios de la COVID-19 y qué es lo que hay detrás de los nuevos casos en la región centroamericana.
El Salvador y Guatemala son los países de Centroamérica con la tasa más baja de contagios por coronavirus: 841 casos por cada 100.000 habitantes; le sigue Honduras con 1.644; Costa Rica con 3.856 y Panamá con 7.585. El cálculo se basa en los casos hasta el 28 de enero. Nicaragua no fue incluida debido a la diferencia estadística con el resto de países.
Pero, El Salvador, siendo uno de los países con la tasa más baja de contagios en la región, ha superado en los últimos días los 300 casos diarios de COVID-19, tal como ocurrió en julio del año pasado antes de que alcanzara el pico más alto de la pandemia.
Esa cifra ha generado interpretaciones “erradas”, explica el médico infectólogo Solano Leiva: “No podemos hablar de una segunda ola porque en ningún momento El Salvador, desde que apareció el primer caso el 18 de marzo, ha tenido cero casos. Y para hablar de que terminó una primera ola deben pasar al menos 35 días sin casos. Lo que hay es un repunte o rebrote de casos”.
El Salvador fue el primer país de la región en cerrar sus fronteras en marzo del año pasado y además implementó una cuarentena de 85 días seguidos entre el primero y segundo trimestre del 2020. Por lo que el rebrote registrado en las últimas semanas es responsabilidad de varios actores a criterio de Solano Leiva: “La población salvadoreña relajó las medidas. (…) y el Ministerio de Salud no ha hecho uso del Código de Salud para supervisar, vigilar y sancionar todas aquellas actividades que involucren la presencia masiva de personas”.
El aumento de casos de la COVID-19 no se ha dado solo en El Salvador. Guatemala pasó de tener un promedio de 600 casos diarios en diciembre a 1,106 el 18 de enero. Honduras reportó 400 casos diarios en diciembre y el 19 de enero subió a 1,130. Solo en Costa Rica y Panamá refleja una disminución, pero ninguno de los dos países ha tenido 35 días consecutivos sin casos para determinar la finalización de la primera ola.
El infectólogo Jorge Panañemo dijo a la Voz de América que las oleadas epidémicas se comprenden mejor con la gripe española a inicios del siglo XX, cuando se demostró que las epidemias pueden desarrollarse en una o más olas.
En el caso de Centroamérica y particularmente de El Salvador, Panameño agrega: “Hasta ahora y desde que inició la pandemia no hemos alcanzado un nivel de cero de casos. No hubo lo que se denomina silencio epidemiológico. Por lo que lo que ahora estamos viendo es una elevación lenta pero sostenida de la curva de contagios”.
Dudas en torno a las curvas epidémicas
El médico intensivista radicado en Alemania Gonzalo Batres-Baires fue consultado sobre la tendencia de la curva epidémica para cada país de la región centroamericana.
Batres-Baires opina que una cuarentena tan larga como la implementada en El Salvador en 2020 no se ve reflejada en la “impresión gráfica” de la curva de contagios. Más bien indica que en este país el virus parece “trabaja unos días sí y otros no”. Un hecho similar a otros países de la región donde la curva tiende a ser “errática”, a excepción de Panamá, dijo.
Panamá tiene la tasa más alta de casos de la COVID-19: 7.191 contagios por cada 100.000 habitantes, pero también es el país de Centroamérica que más pruebas de COVID-19 por cada 1.000 habitantes ha hecho entre su población.
“Los datos de Panamá son muy plausibles, tiene una incidencia mucho más alta, lo cual corresponde con la realidad del istmo. Los números de El Salvador son extrañamente bajos, tres veces menos que Costa Rica, teniendo una situación socioeconómica más vulnerable y propensa a los contagios”, expresa Batres-Baires.
La aceleración de la curva epidémica en El Salvador inició en abril del año pasado llegando hasta los 500 casos diarios en agosto. En menos de un mes bajó a 100. En octubre subió a 300 y en menos de diez días volvió a bajar a un poco más de 140 casos diarios. Desde diciembre el ascenso se mantiene.
“El análisis de la curva epidemiológica que se hace en Europa se basa en dos aspectos: la impresión gráfica del número de casos y la vuelta a actividades normales. Retomando el caso de El Salvador la impresión gráfica de la curva es atípica. Después de la cuarentena de 85 días los casos nunca alcanzaron la etapa de transmisión reducida”, agrega el intensivista.
El Salvador mantendrá las clases virtuales en los colegios y las universidades hasta nuevo aviso del Ministerio de Educación.
Mientras, las medidas en otros entornos parecen haber sido relajadas: los mercados municipales no tienen medidas de distanciamiento social y algunas personas no portan mascarilla. La economía no ha parado labores desde finales de junio de 2020. Y algunos médicos han revelado que las clínicas y hospitales que atienden enfermedades respiratorias comienzan a superar la capacidad de atención e internamiento en año nuevo.
El 20 de enero, el director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom, destacó a El Salvador como un país con un enfoque integral en el freno del virus. Esto luego de que el ministro de Salud de ese país presentara en Ginebra, Suiza, los resultados del manejo de la pandemia, que incluyen la baja tasa de contagios de la COVID-19.
Mientras Guatemala espera recibir sus primeras dosis de vacunas a finales de enero, en El Salvador se habilitan 162 espacios en unidades de salud y en cabinas para llevar a cabo la vacunación antes de que termine el primer trimestre de 2021.
Costa Rica empezó a vacunar a su población el 24 de diciembre y Panamá el 20 de enero.