La crisis financiera global de 2008 golpeó duramente a Islandia. La moneda se desplomó, el desempleo se incrementó y la bolsa de valores más o menos quedó aniquilada.
Pero, a diferencia de otras economías occidentales, el gobierno islandés dejó que sus tres principales bancos –Kaupthing, Glitnir y Landsbankinn– quebraran y procesó a los banqueros imprudentes.
Muchos altos ejecutivos han sido encarcelados y el ex primer ministro, Geir Haarde, también fue llevado a juicio, convirtiéndose en el primer líder mundial que enfrenta un procesamiento criminal vinculado a la crisis. Aunque posteriormente fue absuelto del cargo de negligencia.
Entonces ¿qué pueden –o deben– otros países aprender de la forma como Islandia respondió?
Cuatro expertos dieron su opinión al programa Inquiry de la BBC.
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Gudrun Johnsen: Ajuste de cuentas
Gudrun Johnsen formó parte de una comisión especial establecida para aprender lecciones del colapso bancario de Islandia.
«Los bancos eran 10 veces mayores que el PIB de Islandia, 20 veces más que el presupuesto estatal. Eran demasiado grandes para rescatarlos», dice el experto.
«La bolsa de valores se colapsó: 80% de las acciones se extinguieron de la noche a la mañana. Los accionistas resultaron gravemente golpeados. Casi una de cada dos empresas en Islandia estaban técnicamente en bancarrota.
97% del sector bancario se colapsó en cuestión de tres días, y yo espero no volver a ser testigo de esto en ninguna parte del mundo otra vez.
La gente se sentía muy defraudada. Todos estaban muy indignados y salieron a protestar. Un 2 o 3% de todo el país se reunió frente al Parlamento para exigir respuestas.
El gobierno exigió que las bancos redujeran las deudas de los hogares (que debían más del valor de sus casas), y que la gente no fuera empujada hacia la bancarrota.
El gobierno también estableció una agencia especial en la que la gente con problemas financieros graves pudiera solicitar que su deuda fuera perdonada.
El Parlamento tuvo que responder a las protestas y estableció una Comisión Especial de Investigación, equipada con enormes privilegios de información para que pudiera revelar la verdad detrás del colapso.
Encontró que los activos y los préstamos de los bancos se habían transformado en una telaraña: la empresa A le debía a la empresa B, que le debía a la empresa C y, en ocasiones, la empresa C le debía a la empresa A.
Virtualmente esos negocios no tenían o tenían muy poco capital. Las operaciones son enteramente dependientes del crédito de los bancos.
Lo que también surgió a la luz fue que aquellos que eran dueños de estas pirámides de corporaciones también eran propietarios de las principales acciones de los propios bancos. Eso era bastante preocupante: teníamos un sistema financiero que era realmente opaco.
Los banqueros realmente no sabían cuánto capital había para corresponder a los préstamos que estaban extendiendo.
Si tú no sabes exactamente lo que ocurrió, no sabes qué tipo de conducta es la que necesitas corregir y el cambio cultural es realmente difícil. Hubo un beneficio en la caída de todo el sistema. Sabemos lo que falló y como consecuencia fuimos capaces de limpiar la casa bastante rápido».
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Olafur Hauksson: Criminalidad o locura bancaria
Olafur Hauksson fue fiscal especial en la investigación de los casos de colapso bancario en Islandia. Se presentaron 28 casos, con más de 60 acusaciones.
«Ha tomado mucho tiempo: en uno de los mayores casos teníamos 22.000 páginas.
Después de que los tres principales bancos quebraron, la Autoridad Supervisora Extranjera se hizo cargo y estableció Comités de Resolución. Estos estaban obligados a tener auditores que revisaran los libros de cuentas y a entregar un informe a la Autoridad Supervisora. Estaban obligados a informarnos de cualquier cosa sospechosa.
Al comienzo, pensamos que encontraríamos algo que estaba vinculado al propio colapso bancario: alguien tratando de aprovecharse de la confusión de la crisis. Pero lo que descubrimos fue que muchos de los casos que investigamos se remontaban a muchos años atrás.
Fue difícil decidir cuál era la diferencia entre criminalidad y locura bancaria, pero nosotros estábamos más enfocados en cómo habían ofrecido sus préstamos, si habían seguido los procedimientos adecuados. Si no era así, eso era un indicio de que se había cometido un delito.
Tuvimos un caso de fraude interno, y un gerente del Ministerio de Finanzas fue condenado a dos años de cárcel. Después tuvimos el Caso Exeter. El presidente ejecutivo y el presidente del banco fueron condenados a cuatro y cuatro años y medio de cárcel.
Tuvimos un caso de fraude interno (que obtuvo) 12 meses de cárcel; violaciones al Acta Empresarial (que obtuvieron) seis y ocho meses de cácel, y el del abogado fue anulado.
Después tuvimos un caso de manipulación de mercado y otro de préstamos fraudulentos vinculados a Landsbanki. Obtuvieron tres años y medio.
El presidente ejecutivo de Banki (bancos islandeses) recibió 18 meses, y uno de los corredores nueve meses. Después tuvimos el caso BK. Cuatro fueron encontrados culpables: dos recibieron cuatro años, uno recibió tres y uno recibió dos.
Hubo un enorme conflicto en los tribunales. Ha sido una lucha enorme. Estaban probando cada pulgada de cada uno de nuestros casos.
No pienso que hubiéramos sido capaces de reestablecer la fe en el sistema sin haber abordado esto. Se trata siempre de la confianza».
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Asgeir Jonsson: Una nueva economía
Asgeir Jonsoon es el exjefe de economía del Banco Kaupthing.
«Antes de la crisis teníamos 500.000 visitantes cada año. Fue hasta tres o cuatro años después de la crisis que las cosas comenzaron a ocurrir. El año pasado tuvimos casi 1,5 millones de visitantes, y ha habido un incremento de 20% cada año.
Durante la bonanza, la mayoría de los ingenieros o programadores podían tener un buen empleo en los bancos, pero durante la depresión tuvieron que inventarse algo para sí mismos.
El gobierno islandés tuvo que adquirir una gran cantidad de nueva deuda para financiar los nuevos bancos, pero gran parte de ese gasto ya fue reembolsado.
Nos arriesgamos mucho el año pasado con los otros acreedores de los antiguos bancos, lo que básicamente significa que el gobierno podrá reembolsar todos los gastos.
Así que el estado de los finanzas ahora está en bastante buena forma, mucho mejor que lo esperado.
Solíamos tener compañías multinacionales, muchas de ellas se han ido. Si ahora fueras a fundar una compañía en Islandia que estuviera enfocada en los mercados internacionales, pronto la llevarías fuera del país porque no te gustaría quedar encerrado en nuestros controles de capital.
Los nuevos empleos no reciben salarios muy altos porque el turismo es un sector de servicios que no depende mucho de la gente con mucha formación académica. En realidad estamos exportando empleos, principalmente a Europa del este, para el sector turístico. Muchos de los jóvenes islandeses están saliendo del país.
Sólo tenemos que aceptar las pérdidas, aceptar un mundo con salarios reales mucho más bajos, y estándares de vida mucho menores. Pienso que de muchas formas esto es algo que otros países occidentales tendrán que enfrentar.
En el sistema bancario europeo, no existe una voluntad para aceptar las pérdidas. Hay que mirar cómo los bancos centrales en Reino Unido, Estados Unidos y Europa han respondido: han impreso dinero.
No podemos imprimir dinero para poder enfrentar la realidad. Nadie sabe en realidad cómo terminará toda la impresión de dinero que ha estado teniendo lugar en las principales economías de Occidente».
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Dr. Jay Cullen: ¿Observar y no aprender?
El doctor Jay Cullen es profesor de leyes bancarias y financieras en la Universidad de Sheffield, Inglaterra.
«Es difícil trazar paralelos de la experiencia islandesa. Islandia experimentó un incremento masivo en el tamaño de su sistema bancario durante un corto período de tiempo desde el año 2000.
No estoy seguro de que el sistema financiero islandés fuera tan importante para el rendimiento de la economía islandesa como lo es, por ejemplo, la City (distrito financiero) de Londres para Reino Unido.
La economía británica está mucho más desarrollada que la islandesa. Es mucho más dependiente de los servicios financieros como un todo.
Los fraudes cometidos fueron de conocimiento público. Estaba ocurriendo una manipulación de mercado sustancial, con uso de información privilegiada. Estas prácticas sí ocurrían en Reino Unido y EE.UU., pero no eran sistemáticas. Hubo fraude en el mercado hipotecario de EE.UU., pero a niveles bastante bajos.
Quizás no se aplicaron las leyes criminales, o quizás debían haberse empleado más categóricamente.
El poder de los grupos de presión bancarios en Reino Unido y EE.UU. es tan grande que políticamente es muy difícil enemistarte con las grandes empresas.
Tiene que haber un cambio fundamental en la estructura del sistema bancario, y eso requiere una enorme voluntad política y sacrificio, y para mi no es evidente de que esto existe porque ha cambiado muy poco desde 2008.
Ahora en Estados Unidos los bancos son mucho más grandes que lo que eran antes de 2008. No sólo son demasiado grandes para quebrar, son demasiado grandes para manejarlos y posiblemente demasiado grandes para existir.
La evidencia sugiere que tanto en Reino Unido como en EE.UU., y también en la eurozona, donde varios países simplemente han quebrado los sistemas bancarios, se sigue castigando a los contribuyentes. Se ha hecho muy poco y la hora de la verdad está potencialmente a la vuelta de la esquina».
fuente.bbcmundo