Los logros de Barack Obama durante los últimos ocho años son innegables: asumió como el primer presidente negro en la historia de Estados Unidos, ganó el Nobel de la Paz y admiradores en todo el mundo y hasta mejoró la economía de su país, después de haberla recibida hecha un desastre…
Pero hubo algo que Obama no consiguió: evitar el triunfo electoral este miércoles de Donald Trump, quien en muchos aspectos es su antítesis y ahora amenaza su legado.
Está claro que el candidato derrotado por Trump en las urnas no fue Obama, sino su exsecretaria de Estado y correligionaria, Hillary Clinton.
Pero el presidente se involucró personalmente en la campaña electoral, con una intensidad que pocos de sus antecesores tuvieron cuando su propia reelección no estaba en juego.
«Si crees que he hecho un buen trabajo», dijo Obama el viernes en una entrevista en la cadena MSNBC, «todo lo que hemos hecho en los últimos ocho años va a ser revertido con una presidencia de Trump».
Y por eso mismo, porque Obama convirtió estas elecciones en un juicio sobre su propio gobierno, el triunfo de Trump supone la mayor derrota electoral que el actual presidente tuvo en su carrera política.
Un traspaso difícil de imaginar
Trump prometió durante la campaña deshacer varias de las políticas que Obama construyó para dejar su huella en la historia, como la reforma del sistema de salud denominada «Obamacare».
También indicó que podría acabar con la normalización de las relaciones con Cuba iniciada por Obama, rechazó el Acuerdo Transpacífico que el presidente impulsó con 11 países y calificó el pacto nuclear con Irán como «uno de los peores jamás negociado».
Pero encima de todo eso está la cuestión racial: el primer presidente negro de EE.UU. pasará el mando a otro cuya campaña apoyó un periódico del Ku Klux Klan, un conjunto de organizaciones de extrema derecha que promueven, entre otras ideas, la supremacía de la raza blanca.
El equipo de Trump se apresuró a rechazar ese apoyo, pero varias cosas que el propio magnate dijo durante la campaña sobre los inmigrantes mexicanos o los musulmanes le valieron acusaciones de xenófobo y racista.
De hecho, expertos en temas raciales como Randall L. Kennedy, profesor de derecho en la universidad de Harvard, creen que «el fenómeno Donald Trump se ha nutrido en gran parte del resentimiento y la reacción» contra la presidencia de Obama.
«No creo que el ‘trumpismo’ pueda atribuirse a algún error que Obama haya cometido»
«De hecho, creo que es precisamente porque Obama es tan bien hablado, elegante y sobresaliente que estas características han alimentado más el racismo de personas que no lo toleran», continuó.
Qué hará exactamente Trump de todo lo que prometió es una incógnita, tanto por sus propias vacilaciones en algunos temas como por las limitaciones que le impone la Constitución y la ley a cualquier presidente estadounidense.
Pero para Obama, que llegó a esta elección con índices de aprobación de más de 50% entre los votantes, el veredicto de las urnas es un serio revés que él mismo nunca hubiera querido imaginar.
fuente:bbcmundo