Lo mismo de siempre con pequeños matices (Hillary Clinton) o una realidad más incierta que nunca (Donald Trump). Israelíes y palestinos asisten con preocupación a esta dicotomía que les afecta como a pocos. Pese a su debilitamiento regional y sus intentos fracasados de conseguir un acuerdo de paz, Estados Unidos sigue siendo el actor con más influencia en la relación entre los dos pueblos enfrentados y en la posible resolución del conflicto.
Para el liderazgo palestino, la pregunta gira en torno a “quién será menos malo” dado los rotundos manifiestos proisraelíes de los dos candidatos. Clinton siempre ha mostrado su apoyo a Israel al tiempo que defiende la creación de unEstado palestino y comparte con Bill Clinton yBarack Obama las diferencias con el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu.El rais Abu Mazenprefiere a Clinton como “mal menor” antes que un Trump que provoca malestar en la calle palestina más allá de sus comentarios sobre los musulmanes y el terror yihadista. Hace un mes, prometió que si es presidente, “EEUU aceptará por fin el viejo mandato del Congreso de reconocer a Jerusalén como capital indivisible de Israel. Es la eterna capital del pueblo judío durante más de 3000 años”.
Tras responderle que Jerusalén Este debe ser la capital del Estado palestino, el secretario general de la OLP, Saeb Erekat, añadió que las palabras de Trump “demuestran desprecio por el derecho internacional y la política exterior de EE.UU en relación con Jerusalén, incluyendo la ocupación y la anexión ilegal de Jerusalén Oriental ocupada”. La prensa palestina no muestra entusiasmo hacia Clinton pero no oculta su antipatía hacia Trump. Para el grupo integrista Hamas, las elecciones no varían el apoyo estadounidense a su gran enemigo. O, como nos dijo un dirigente suyo, “es como elegir entre Coca Cola y Pepsi”.
Netanyahu, que se reunió en Nueva York con Trump y Clinton, está más preocupado por los 71 “cruciales” días. En este periodo de “entreguerras” -de los comicios al juramento presidencial- Obama puede intentar imponer un plan o no vetar una resolución antiisraelí en el Consejo de Seguridad de la ONU. Tras ocho tensos años de convivencia, Netanyahu sabe que Obama le “tiene ganas” y que desea plasmar en el terreno su oposición a las colonias.
Además, el estadounidense no cree que de la mal avenida pareja Abu Mazen-Netanyahu salga algo positivo.”La última vez que intervino en los comicios de EEUU, Israel salió dañada”, asegura el líder laborista, Isaac Herzog, denunciando que Netanyahu apoyó a Mitt Romney en 2012. La oposición avisa que el enfrentamiento con Obama ha puesto en peligro una regla estratégica de Israel: el apoyo por igual de los dos grandes partidos de su principal aliado.
En esta ocasión, Netanyahu mantiene silencio sepulcral. Asume que con Clinton no habrá amor pero tampoco divorcio mientras Trump es sinónimo de sorpresas. Bibi, amante del statu quo, detesta las sorpresas.El empresario apoya fervientemente a Israel y se opone a Irán y al acuerdo nuclear firmado por Obama. Ante algún comentario en el pasado que rozaba el antisemitismo, sus asesores recuerdan que su hija Ivanka se convirtió al judaísmo tras casarse con Jared Kushner. Por otro lado, Trump dijo hace unos meses que sería neutral en el conflicto e insinuó no entender la ayuda a Israel.”Mientras Hillary siempre ha apoyado a Israel, Trump es imprevisible e inestable. No sabemos qué pensará en cuatro meses porque ni él mismo lo sabe.
Trump sería nefasto para los dos países”, asegura el representante del Partido Demócrata en Israel, Sheldon Schorer. Y recuerda: “El 78% de los judíos estadounidenses votó a Obama en 2012”.La tradicional movilización demócrata en la comunidad judía en EEUU contrasta con la impopularidad de Obama en amplios sectores israelíes.
“¿Cómo alguien que ama a Israel puede apoyar a Obama o Clinton? La actitud de los Clinton es muy mala para Israel”, afirmó Trump en una entrevista a Israel Hayom, el diario del republicano Sheldon Adelson.”Según nuestros sondeos, el 80% de los 300.000 estadounidenses con derecho a voto que viven aquí prefieren a Trump”, apunta el director de su campaña en Israel, Tsvika Brot. “Los medios le atacan constantemente centrándose en comentarios del pasado sobre sexo y no mencionan temas más importantes como los fracasos de Hillary”, comenta a EL MUNDO el líder republicano en Israel, Marc Zell. Sobre el voto femenino contrario, replica con orgullo: “Mi esposa y cinco hijas le votarán. Muchas mujeres lo harán”.
Según el sondeo realizado este viernes por la radio estatal, el 49% de los israelíes prefiere a Clinton mientras el 32% apuesta por Trump. El analista de Canal 2, Udi Segal, concluye: “Netanyahu sabe que con Hillary no será un picnic pero la conoce. Trump, sin embargo, es como esa carta sorpresa del monopoly que te puede tocar la cárcel o un millón de dólares. Es una incógnita y Netanyahu prefiere statu quo a revoluciones”.
Fuente: El Mundo